Chile, donde todo es posible
Hay un país que lo tiene todo: cielos cristalinos donde casi se pueden tocar las estrellas con la mano; un patrimonio cultural tan amplio que abarca desde etnias con su propia idiosincrasia hasta enigmáticos moais de piedra, y parajes de hielo donde la naturaleza campa a sus anchas junto a glaciares, fiordos, bosques y colonias de pingüinos, como ocurre en la región de Patagonia. Hablamos, claro, de Chile.
Un paseo por las estrellas
No hace falta ser un astronauta ni colocarse una escafandra para contemplar de cerca la inmensidad del espacio. Reconocido como la capital mundial de la astronomía, el norte de Chile es el destino perfecto para ver de cerca los astros sin abandonar la Tierra. En este viaje por el universo aguardan planetas, constelaciones, galaxias, nebulosas, estrellas, el Sol y la luna.
Cuando anochece, comienza el espectáculo. Es entonces cuando el cielo chileno, el más limpio del planeta, muestra todo su esplendor. Sus más de 300 noches despejadas y la casi inexistente contaminación lumínica que hay en el entorno hacen posible este milagro, que adquiere dimensiones aún más extraordinarias en la Región de Coquimbo. Será precisamente en esta zona de Chile donde, en 2019, se podrá apreciar en toda su magnitud en próximo eclipse total de sol. No es casualidad que aquí exista un circuito de 14 observatorios turísticos donde, a través de telescopios de última tecnología y en compañía de un guía especializado, podamos descubrir en primera persona todos los secretos que esconde el universo. Porque solo en Chile puede uno asomarse a los misterios del cosmos en medio del desierto más árido del mundo o acompañado por el sonido de las aguas que descienden a algunos de los valles más fértiles del que uno pueda imaginar.
Alguno de estos observatorios, como el de Mamalluca, recibe cada año a 60.000 visitantes llegados de todo el mundo. Una experiencia inolvidable en entornos mágicos como Antofagasta, San Pedro de Atacama, La Serena y Coquimbo o el Valle del Elqui, entre otros. Es en este último valle donde se ubica Gabriela Mistral,el Primer Santuario Internacional de Cielos Oscuros del mundo.
Pero la Región de Coquimbo no solo concentra la mayor oferta de astroturismo tanto de Chile como del resto del hemisferio sur. También aquí se sitúan numerosos observatorios científicos (La Silla, Cerro Tololo, Gemini Sur, SOAR y Las Campanas), instalaciones desde donde se han llevado a cabo importantes descubrimientos científicos. ¿Sabía que aquí se logró conocer la edad de la estrella más antigua de nuestra galaxia (13.200 millones de años)?
Tal es la potencialidad que tiene el país en el ámbito de la astronomía, que en el año 2020, el 77% de la observación astronómica científica se hará en Chile. Algunas de estas mega instalaciones abren sus puertas a los visitantes, como el Observatorio Cruz del Sur (en Combarbalá), con cuatro inmensas cúpulas de observación que lo convierten en el complejo astro-turístico más grande de toda Sudamérica. O ALMA, el mayor proyecto astronómico del planeta, donde se puede recorrer su sala de control y los laboratorios, y ver de cerca su impresionante telescopio, una obra maestra de la ingeniería compuesta por 66 antenas de alta precisión, a 5.000 metros de altura cerca de San Pedro de Atacama.
Patagonia mágica
Si el desierto y los astros protagonizan el paisaje del norte chileno, todo cambia en el sur. Aquí se extiende ante los ojos del viajero uno de los parajes más salvajes, puros y hermosos que se conservan en todo el planeta. Para admirar toda la grandeza de la Patagonia, lo mejor es olvidarse del reloj y, sin ninguna prisa, recorrer en coche o en bicicleta la Carretera Austral. Sus más de 1.000 kilómetros de recovecos asombrosos a lo largo un territorio que se mantiene virgen atrapan a quien se adentra en ella.
Montañas, fiordos, lagos de agua helada, bosques y glaciares se suceden por la región de los guanches habitada pingüinos, focas y delfines. Más del 80% de los glaciares latinoamericanos se concentran en Chile, y algunos de los más impresionantes se ubican precisamente en la Patagonia. Destaca entre todos el Glaciar Grey, en el Parque Nacional Torres del Paine. Pero hay más: el Glaciar Balmaceda y Serrano, el Glaciar Exploradores o el Ventisquero Colgante, una inmensa mole de hielo que cuelga literalmente de un acantilado.
Así que lo mejor es abrigarse bien, calzarse unos crampones y sentir cómo cruje el hielo bajo los pies mientras se contempla la inmensidad de la zona más austral del continente. El espíritu de aventura se multiplica al asomarnos en barco al Cabo de Hornos o navegar por el Estrecho de Magallanes, en la Tierra del Fuego, con la Antártida asomando en el horizonte.
Cultura de norte a sur
Además de naturaleza y aventura, Chile ofrece una rica historia y patrimonio, así como inmensas posibilidades culturales. Porque, junto a los paisajes, la cultura es una de las señas de identidad del país, donde pueblos originarios como el Mapuche o la cultura aymara mantienen intactas sus tradiciones. En Isla de Pascua aguarda la cultura Rapa Nui, cuyo Parque Nacional es Patrimonio de la Humanidad. Sus estatuas de piedra son uno de los misterios de la historia.
También es buen momento para descubrir restos arqueológicos únicos, como las momias que se conservan en el Museo Arqueológico de San Miguel de Azapa, las más antiguas del planeta. O ver de cerca algunas de las 16 iglesias que son Patrimonio Mundial. Son solo algunos de los tesoros culturales que ofrece la tierra del poeta Pablo Neruda, cuya huella está muy presente en lugares como su Casa Museo en Isla Negra o en La Sebastiana, en Valparaíso. La oferta se completa en los numerosos museos que se suceden a lo largo y ancho del país, rico en yacimientos paleontológicos como lo atestiguan los restos de mamuts, dinosaurios y cavernas prehistóricas que nos trasladan a una época remota. Todo esto y mucho más aguarda en Chile. ¿Dónde, si no?