Hacia un mar
libre de emisiones
El transporte marítimo es la columna vertebral del comercio mundial. Actualmente, los barcos aglutinan el 90% del tráfico de mercancías, lo que los hace responsables del 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y el 13,5 % de las emisiones de la Unión Europea. Los biocombustibles son una de las alternativas más pujantes para descarbonizar este medio de transporte, que se marca como objetivo ser neutro en carbono en 2050.
Los biocombustibles de segunda generación (2G) se fabrican a partir de residuos orgánicos — como aceites usados de cocina, desechos agrícolas o ganaderos o biomasa forestal, entre otros— que habitualmente se desechan sin aprovechamiento alguno, por lo que su uso fomenta la economía circular. En función de la materia prima de la que provengan, los biocombustibles pueden reducir las emisiones de carbono hasta un 90% respecto a los carburantes tradicionales.
Los biocombustibles se pueden usar ya en los barcos sin necesidad de adaptar o modificar los motores. Su composición es muy similar a la de los combustibles fósiles y por ello su compatibilidad es directa con cualquier tipo de vehículo.
Sí, desde hace más de un año ya hay barcos que se mueven con biocombustible 2G. El pasado verano, Cepsa realizó el primer abastecimiento de biocombustible en España a un barco de pasajeros. La energética suministró combustible suficiente para 84 viajes a través del estrecho de Gibraltar en ferris de la Naviera Armas Trasmediterránea. Los barcos partieron desde el Puerto de Algeciras con un 15% de diésel renovable en sus tanques.
A finales de 2023, Cepsa comenzó a suministrar biocombustible en los puertos de Algeciras y Barcelona, dos de los más importantes de España en cuanto a tráfico de mercancías. En la zona del Estrecho y en Barcelona el suministro se efectúa tanto por gabarra —una embarcación pequeña que alimenta al barco principal— como por camión cisterna. En el resto de los puertos en los que opera la compañía energética, más de 60 en toda España, el repostaje se hace mediante cisterna.
Actualmente, Cepsa fabrica biocombustibles de segunda generación en el parque energético de La Rábida, en Palos de la Frontera (Huelva), y en el parque energético de San Roque (Cádiz)
La compañía está construyendo en Huelva, en colaboración con la empresa energética Bio-Oils, la mayor planta de biocombustibles de segunda generación del sur de Europa
La nueva planta contará con la última tecnología para la producción de biocombustibles de segunda generación
Comenzará la producción en 2026
Y fabricará biocombustibles con desechos agrícolas y aceites usados de cocina
La instalación producirá anualmente 500.000 toneladas de combustible sostenible de aviación (SAF) y diésel renovable (HVO)
La inversión total del proyecto asciende a 1.200 millones de euros
Según la fundación noruega DNV, especializada en seguridad marítima y cambio climático, la capacidad mundial de producción biocombustibles asciende hoy a 11 millones de toneladas equivalentes al petróleo (Mtep, una unidad cuyo valor equivale a la energía que rinde una tonelada de petróleo), una cifra aún lejana a los 250 Mtep que exige el abastecimiento del marítimo.
Estos biocombustibles ya pueden ser usados por, entre otros, los 8.732 barcos pesqueros que faenan en aguas nacionales, según datos de la Confederación Española de Pesca de 2022, o los 164.215 buques que trabajan en los distintos puertos del país, según Puertos del Estado.
La Comisión Europea ha planteado un paquete de medidas llamado Fit for 55 cuyo objetivo es reducir las emisiones contaminantes en las próximas décadas y alcanzar la neutralidad climática en 2050.
La iniciativa FuelEU Maritime, incluida dentro del mencionado plan, persigue reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte marítimo mediante la incorporación progresiva de combustibles renovables y medidas de eficiencia energética.