La declaración del Parque Natural de Somiedo, que cumple este año tres décadas, ha permitido conservar intacta una de las biodiversidades más valiosas del norte de España. Es más, la transformación en Parque también posibilitó que Somiedo obtuviese en el año 2000 la categoría de Reserva de la Biosfera, la primera del Principado de Asturias. Desplegado sobre cuatro valles principales, el Parque atesora una diversidad de paisajes, relieves, climas y ecosistemas única en la Cordillera Cantábrica. Predominan los hayedos, pero también abundan los bosques de abedul, roble y especies de rivera (castaños, sauces, alisos, fresnos…), además de herbáceas y matorrales como las escobas o los piornos. Y una curiosa formación: los grupos de encinas en crestones rocosos. Su variedad vegetal asegura una fotogénica estampa cromática, con la explosión de cálidos tonos otoñales en su mejor momento. Las acusadas diferencias de altitud entre los cauces, los valles y las cimas explican también la riqueza animal. Somiedo es un zoo salvaje habitado por algunas de las especies míticas de la Cornisa Cantábrica y en general la Península. Por supuesto, el oso pardo, refugiado en un santuario con la mayor población de toda Asturias, junto a los lobos y gatos monteses, ciervos y rebecos, jabalís y corzos o el amenazado urogallo. O rapaces y carroñeras de gran porte como el águila real, el buitre leonado o los alimoches que anidan en los roquedos. En total, más de 100 especies de aves surcan los cielos del Parque Natural.