* datos de 2019
España es el país con mayor número de aeropuertos dentro del ranking de los diez primeros en tráfico europeo, según un informe de Eurocontrol de 2021, todos ellos gestionados por Aena. Solo del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas salen cerca de 800 vuelos al día. Gestionar una actividad tan intensa, en la que se ven implicados aviones, vehículos de todo tipo, sistemas informáticos, diversos recursos como el agua y la electricidad, enormes flujos de pasajeros y un gran número de profesionales, conlleva una gran complejidad y despliegue de medios para asegurar una adecuada protección del medio ambiente.
Aena apuesta por aeropuertos sostenibles que sean palanca de cambio para impulsar la lucha contra el cambio climático. Por ello, en su Estrategia de Sostenibilidad, define objetivos y actuaciones para aspectos clave como el abastecimiento de energía de fuentes renovables, la eficiencia energética, la flota de vehículos propios sostenibles, la gestión del agua, la circularidad, la contaminación atmosférica, el impacto acústico, la preservación de la biodiversidad, la movilidad sostenible hacia y desde el aeropuerto y los vuelos y operaciones aeronáuticas menos contaminantes, entre otros.
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iniciarEspaña goza de unas 2.500 horas de sol anuales, una cifra superior a la mayor parte de los países europeos. El objetivo de Aena, a través de su plan fotovoltaico, es que esa abundancia solar se convierta progresivamente en el motor energético de los aeropuertos hasta alcanzar en 2026 un 100% de autoabastecimiento de fuentes renovables, lo que equivaldría al consumo anual de unos 280.000 hogares al año. El plan consiste en instalar placas fotovoltaicas, que abarcarán una superficie de unos 1.000 campos de fútbol, en 14 aeropuertos que a su vez redistribuirán la energía generada a otros 46 aeropuertos de la red.
Además de iluminar los espacios interiores de la terminal, las luces cumplen funciones esenciales para el funcionamiento de un aeropuerto. Ejercen de ayuda visual para los aviones y ordenan el tráfico de vehículos en pista. Y varían en intensidad, colores y ubicación según su función: por ejemplo, indican la distancia de un punto a otro en maniobras como el aterrizaje. En busca de un mayor rendimiento energético, Aena cambiará gradualmente toda su iluminación por luces LED y las combinará con sistemas de gestión inteligente del consumo en varios aeropuertos, como detectores de presencia y reguladores automáticos.
La reducción del gasto energético también pasa por una climatización más sostenible. Aena está renovando sus instalaciones de acondicionamiento, como las calderas de calefacción y los aires acondicionados, por otras más eficientes. Además, algunos aeropuertos contarán con sistemas de geotermia, un mecanismo que se sirve del calor de la tierra para generar energía y calentar los espacios.
En el aeropuerto conviven y circulan muchos y variados vehículos. Los propios de Aena -turismos, camiones, todoterrenos, coches follow-me que guían a los aviones en pista- serán 100% sostenibles en 2026 con su electrificación progresiva, que ya se sitúa en un 21% de la flota total, y con el uso de combustibles alternativos. Por otro lado, el 78% de la flota ground handling -jardineras para el traslado de los pasajeros desde la terminal al avión, vehículos portaequipajes- será sostenible en 2030. Además, se instalarán 3.800 puntos de recarga en distintos puntos del aeropuerto.
Con el objetivo de descarbonizar su actividad, Aena colabora en el desarrollo de combustibles sostenibles de la aviación (SAF por sus siglas en inglés) y su disponibilidad en los aeropuertos de la red. También forma parte de varias iniciativas vinculadas a la promoción del uso del hidrógeno como futuro combustible alternativo de la aviación. El objetivo final es conseguir la propulsión limpia de aviones para alcanzar una revolución energética de todo el sector y adecuar los aeropuertos a esta nueva fuente energética.
En un aeropuerto tienen lugar cientos de complejas operaciones que han de ser coordinadas con precisión. Para llevar a cabo esta misión, Aena ha establecido alianzas con ENAIRE -el gestor de navegación aérea de España- y colabora en iniciativas como el sistema europeo A-CDM (Airport Collaborative Decision Making) en cuatro de sus grandes aeropuertos (Adolfo Suárez Madrid-Barajas, Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, Palma de Mallorca y Málaga-Costa del Sol), y próximamente también Alicante-Elche Miguel Hernández. Este sistema, basado en el intercambio de información entre el aeropuerto, torre de control y las compañías aéreas y de handling, tiene como fin optimizar los movimientos de pasajeros y el uso de recursos (como la capacidad del espacio aéreo o de los estacionamientos), y aumentar la predictibilidad y puntualidad de las operaciones. Además, 12 aeropuertos de la red cuentan con torres avanzadas para mejorar la eficiencia en el rodaje.
En el cuidado de este preciado recurso, Aena se marca dos objetivos para 2030: que el consumo de agua potable por pasajero decrezca un 10%, y que el consumo de fuentes alternativas por pasajero aumente un 150%. Para ello, Aena ha definido un plan de de gestión del agua en cada aeropuerto que se basa en el cálculo de la huella hídrica, la reutilización de agua, la adaptación de trabajos al cambio climático, la sensibilización sobre el valor de este recurso, la eficiencia en el consumo de agua potable, y la consecución de un balance hídrico neutro, es decir, la compensación de la totalidad del agua que se extrae de la naturaleza.
La misión de la compañía es monitorizar los residuos generados en sus instalaciones, segregarlos y darles una nueva vida hasta lograr el objetivo Zero Waste en 2040*. Los aeropuertos ya cuentan con separación selectiva de envases en la terminal, puntos limpios y espacios habilitados para el almacenaje de residuos peligrosos. Otras iniciativas son la construcción de plantas de compostaje, como la existente en el aeropuerto de Bilbao o de producción de biocombustibles basados en residuos orgánicos.
* Este objetivo abarca a los residuos no peligrosos no recurrentes.
Para proteger el bienestar de los residentes cercanos a las zonas aeroportuarias, Aena ha insonorizado más de 25.700 viviendas, una cifra que se prevé aumentar hasta 33.000 hogares en 2030. El objetivo de estas acciones es mantener una comunicación activa y transparente con las comunidades más sensibles al ruido que se sitúan en el entorno de los aeropuertos. Además, Aena fomenta el diálogo con las administraciones públicas y organismos ambientales, participando en el establecimiento de planes y estrategias relativas a la minimización del ruido.
La desembocadura del río Guadalhorce (Málaga), el Soto de Viñuelas (Madrid) o el delta del Llobregat (Barcelona), cercanos a los aeropuertos de estas ciudades, son algunos de los espacios naturales en los que Aena colabora para proteger la fauna y flora local. La compañía estudia los entornos para evaluar el impacto de su actividad. Entre otras acciones, vigila el crecimiento de la vegetación cercana a los aeropuertos y realiza un control de fauna basado en la cetrería, uno de los medios más respetuosos con la biodiversidad. Además, trabaja en el desarrollo de otras tecnologías (como la cetrería robótica o los radares aviares) para seguir garantizando una convivencia respetuosa en la naturaleza que equilibre la seguridad y el respeto a la biodiversidad.
Aena ha establecido una serie de objetivos y actuaciones vinculadas al fomento del transporte sostenible desde/hacia el aeropuerto dirigidas tanto a los pasajeros como a los empleados de sus aeropuertos. Por ejemplo, la compañía tiene como objetivo electrificar las lanzaderas que conectan las distintas terminales de los aeropuertos de Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. La mayoría de los aeropuertos cuentan con transporte multimodal público (metro y autobús), al que se suma un transporte privado cada vez más sostenible, con una red de puntos de recarga eléctricos ampliada y con mayores requisitos ambientales para los VTC y coches de alquiler. Otras medidas son la tarificación en aparcamientos o los descuentos a los vehículos que accedan a estos con etiqueta ambiental de cero emisiones.
Aena monitoriza las emisiones atmosféricas, principalmente de CO₂, pero también otras que afectan a la calidad del aire del aeropuerto (NOx, SOx y PM, entre otras), y trabaja en su reducción en línea al ODS 11, Ciudades y comunidades sostenibles, y al ODS 13, Acción por el Clima, establecidos por la ONU. El programa de calidad del aire se basa en el Plan de Acción Climática de la compañía y tiene como fin reducir las emisiones de carbono, las propias y las de terceros, e impulsar el desarrollo de proyectos piloto basados en tecnologías que atajen la emisión de contaminantes. En base al compromiso de Aena de lucha contra el cambio climático, su objetivo es ser Net Zero Carbon en 2040 y, como paso intermedio, lograr la neutralidad en carbono en 2026.
“Consumo eléctrico 100% renovable”. Cualquier pasajero que pasee por las terminales de los aeropuertos de España se encontrará con mensajes como estos en las pantallas. Las consignas, que apelan al reciclaje o al cambio climático, forman parte de las campañas de sensibilización de Aena. Esta concienciación se extiende más allá del usuario. La compañía tiene previsto establecer convenios con universidades y centros tecnológicos para investigar y transformar el sector aeronáutico. De esta cultura sostenible también son partícipes otros actores de la terminal, como proveedores, arrendatarios y comercios.
Los aeropuertos también pueden ser escuelas y motores de cambio social. Aena lleva a cabo talleres de educación ambiental para jóvenes y apoya proyectos de investigación científica para promover la evolución del sector.
La clave pasa por apostar por la innovación y optimizar la eficiencia de las operaciones que se realizan para desarrollar la actividad aeroportuaria. Tan solo en un día, de un aeropuerto como el de Madrid-Barajas, salen 785 vuelos diarios -de Barcelona-El Prat, 650; de Palma de Mallorca, 622-, según datos de Eurocontrol de 2021. Pero lo cierto es que el grueso de la huella de carbono corresponde principalmente a los desplazamientos de largo radio, aquellos que superan los 1.500 kilómetros -y para los que no existe una alternativa práctica de transporte-, responsables del 80% de las emisiones de CO₂ del sector de la aviación, según estima Air Transport Action Group (ATAG). Del total de las emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial, aproximadamente el 2,5% corresponde al sector de la aviación.
Para participar en el gran reto de la descarbonización del sector, Aena se marca el primer gran hito para 2026, año en el que habrá reducido las emisiones de CO₂ todo lo que el desarrollo de la tecnología permita y compensará las emisiones restantes. Para equilibrar esta balanza, la compañía trabaja en la implementación de fuentes de abastecimiento de energía sostenibles -como la fotovoltaica y la eólica- y en la modernización de sus instalaciones y equipos, como la iluminación, la climatización o la flota móvil, para hacerlas más limpias y eficientes. El conjunto de todos los proyectos contribuirá además a mejorar la vida de las comunidades cercanas, proteger la biodiversidad y ofrecer oportunidades de empleo.
Para lograr la neutralidad en carbono Aena trabaja en el marco del programa Airport Carbon Accreditation de ACI EUROPE en los principales aeropuertos, un estándar que mide y acredita la huella de CO₂ de los mismos. En 2026, dos de los principales, Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, alcanzarán el nivel 4+, Transición; y otros cinco, Alicante-Elche Miguel Hernández, Málaga-Costa del Sol, Palma de Mallorca, Ibiza y Menorca, el nivel 3, Neutralidad. Las emisiones de estos siete aeropuertos superan el 90% del total de la red.
Combustión 0,6%
Son las generadas por las calderas, los generadores portátiles o las bombas de los depósitos de agua y por la flota de vehículos que operan en las pistas.
Electricidad 2,9%
Son las correspondientes a los consumos eléctricos del aeropuerto.
Ciclo LTO 58,3%
Emisiones asociadas al aterrizaje y despegue de aeronaves.
APUs 1,1%
Emisiones producidas por la potencia auxiliar suministrada a aeronaves en tierra.
Vehículos y
maquinaría 0,8%
Emisiones generadas por la flota de handling (asistencia en tierra) del aeropuerto.
Otras emisiones 36,3%
Consumo de energía de los arrendatarios, proveedores de servicios, accesos terrestres, viajes de los empleados...
Aena trabaja para evolucionar y ser tractor de la sostenibilidad del transporte aéreo. Para aglutinar a todos los actores del sector en esta transición ecológica y circular, contempla una inversión de 750 millones de euros de aquí a 2030 dentro de su Estrategia de Sostenibilidad que impulse y extienda un canon en el que primen las energías renovables como fuente de abastecimiento y los combustibles sostenibles para las operaciones y los vuelos.
Todas estas acciones son el alma del Plan de Acción Climática de Aena, que se encuentra dentro de la citada estrategia, un proyecto aprobado en 2021 y pionero en el mundo empresarial español para luchar contra el calentamiento global de la tierra y viajar hacia una economía sostenible. Un programa sobre el que, además, la compañía rinde cuenta anual a sus accionistas, quienes participan en esta visión compartida. Este vuelo hacia la sostenibilidad hace escala en 2040, año en el que Aena se ha comprometido a alcanzar las cero emisiones netas en las operaciones propias, un compromiso que se hará realidad diez años antes respecto a la meta establecida por el sector, fijada en 2050. El transporte de pasajeros por aire avanza así para no dejar huella en el planeta. La misión comienza hoy en los aeropuertos, el viaje hacia la sostenibilidad despega en Aena.