EL PAÍS
Un proyecto de Nissan

La forma japonesa de ser únicos

El ‘oubaitori’ propone abrazar lo que nos hace singulares y evitar las comparaciones. Descubre cómo la sabiduría oriental ayuda a vivir mejor y dónde encontrarla en España

La palabra japonesa ‘oubaitori’ se escribe con el nombre de cuatro flores: la del cerezo, la del albaricoque, la del melocotón y la de la ciruela. Y se representa mediante sus kanjis, es decir, los grupos de caracteres chinos que los japoneses usan desde hace más de un milenio para designar conceptos: 桜梅桃李. Cada uno de esos kanjis simboliza una flor, pero en conjunto componen la idea de que las personas no deben compararse.

El ‘oubaitori’ reivindica que cada individuo posee su propio valor y sigue su propio camino, igual que cada flor alberga su belleza, proporciona sus frutos y sus aromas y adorna el paisaje a su manera. La comparación no proporciona ningún beneficio. Resulta más provechoso enfocarse en impulsar el crecimiento personal, conocerse uno mismo y abrazar lo que le hace especial. Desde cada singularidad, todos y cada uno embellecemos la sociedad a nuestra manera.

La artista que conecta Japón con España a través del barro

Saika Taku, ceramista

“Mi meta siempre ha sido hacer lo que siento”

Saika Taku (Tokio, 1980), diseñadora gráfica, dejó su trabajo hace 15 años en la capital nipona para aprender las técnicas de azulejería en Granada. Allí se enamoró de su maestro, con el que ha formado una familia y regenta un taller en Cónchar, a media hora de la capital granadina. Una artesana de la arcilla que siempre se ha mantenido fiel a su mayor pasión hasta convertirla en su modo de vida.

Saika Taku descubrió la belleza del barro a los 10 años, sin saber que esta materia marcaría para siempre su vida. Se topó con ella por casualidad en el taller de una vecina ceramista, a la que visitaba con su madre, en el apacible barrio de Suginami, en Tokio. Siempre recordará las sensaciones que la arcilla suave y maleable grabó en sus yemas.

Esas impresiones han acompañado a Taku hasta su actual hogar en Cónchar, una localidad de 100 habitantes en Granada. Allí vive junto a su marido y socio y su hijo. Y ha instalado el taller en el que elaboran y venden sus creaciones, fusión de la cerámica mediterránea con la japonesa: cuencos para el arroz y tazas para el té, entre otros objetos, elaborados con materias locales.

Taku modela el barro acompañada por su hijo en su taller de Cónchar, Granada.

La primera vez que Taku visitó España se quedó prendada de la ciudad andaluza. Fue con 22 años, después de licenciarse en Bellas Artes por la Universidad de Tokio. “Viajé por Europa, visité Barcelona porque amo la obra de Gaudí y en Bilbao recorrí el museo Guggenheim, pero me conquistó Granada, con su vida, su arquitectura de otro tiempo y sus llamativos azulejos”, recuerda.

A su regreso a Tokio, trabajó de diseñadora gráfica, mientras recibía clases de cerámica con grandes maestros japoneses. Pero no se olvidaba de Granada. Por eso, en 2006 regresó para estudiar el idioma y aprender sobre cerámica española. Eligió perseguir sus dos pasiones sobre la estabilidad de un empleo fijo en su ciudad. “Mi meta siempre ha sido hacer lo que siento”, proclama.

Taku en su primera visita a la Alhambra en 2007.

En un pueblo de la Vega granadina comenzó a tomar clases con Miguel Ángel Lorente, un reconocido artesano local, que se convertiría en su marido. El idioma supuso una barrera. “Él pensaba que yo no sabía nada de cerámica. Hasta que me vio trabajar. Entonces reconoció que no tenía nada que enseñarme y me propuso hacer cerámica juntos”, evoca Taku.

Se casaron, encontraron un local en Cónchar y abrieron su tienda taller. Hace 10 años llegó su hijo, Naoto, que, aunque ha aprendido a modelar, prefiere el origami. “La rana y el pájaro son su especialidad, pero inventa formas. Es muy creativo”.

Taku midiendo cantidades de ceniza para el esmalte, junto a su marido y socio Miguel Ángel Llorente.

Taku experimenta con esmaltes de colores elaborados a partir de cenizas vegetales, minerales, como el cuarzo y el caolín, y óxidos de hierro y cobre. Sigue su propio camino sin olvidarse de la tradición.

Las cenizas de cada planta proporcionan una tonalidad diferente cuando se mezclan con los minerales y óxidos. “Probamos cenizas de naranjo, encina, hollejos de uva y lavanda que recogemos de los campos de nuestros vecinos... También con la calima del Sáhara que cubrió el año pasado el pueblo”, cuenta la artista.

Taku selecciona cenizas de lavanda para elaborar el esmalte con el que cubrirá sus creaciones.

Cuando Taku no está en Cónchar, se encuentra promocionando sus creaciones por ferias del mundo; o en Japón, visitando a su familia, para la que ha aprendido a hacer paella, cómo no, a su manera. “Le pongo pollo, pimientos, gambas y bacalao. A mi madre y a mis amigos les gusta mucho así”, termina entre risas.

Taku también elabora joyería a partir de barro y piedras que vende en la tienda aneja al taller.

Tres esmaltes surgidos de la tierra

Con cenizas de lavanda

  • Proporcionan un color muy parecido al de la flor
  • Este esmalte se obtiene al cocer las cenizas sin oxígeno

Con cenizas de naranjo

  • Proporcionan un tono verdoso amarillento
  • El esmalte se obtiene mezclando con óxido de cobre

A partir de polvo africano

  • Proporciona un tono brillante anaranjado, casi iridiscente
  • Se obtiene a partir del polvo del Sáhara procedente de la calima
El concepto ‘oubaitori’ en la automoción

Una solución única y original en el camino de la conducción eléctrica

La idea de no compararse con los demás que promulga el concepto japonés ‘oubaitori’ se puede materializar en la capacidad de Nissan para desarrollar innovaciones, como el sistema e-POWER que está contribuyendo a transformar la movilidad

La compañía japonesa de automoción Nissan sigue su propio camino con el desarrollo de una motorización única en el mercado: la tecnología e-POWER. Esta innovación permite una conducción fluida similar a la de un vehículo eléctrico, pero con más de 1.000 kilómetros de autonomía. Así, Nissan conjuga lo mejor de los dos mundos y conecta la tradición con el futuro que representa la electrificación.

La tecnología e-POWER ofrece una alternativa a los híbridos y eléctricos convencionales. Utiliza un motor de combustión que convierte la gasolina en energía eléctrica, y uno eléctrico que es el único responsable de mover las ruedas. Por eso, la conducción es eléctrica, pero sin la necesidad de parar a recargar. De esta manera se reduce el consumo y se prescinde de la necesidad de buscar puntos de carga.

Esta innovación hace más eficiente, más silenciosa y más potente la experiencia al volante desde que se introdujo por primera vez en Japón en 2016 con el Nissan NOTE. Rápidamente se ha convertido en la elección favorita de sus clientes. A Europa, esta solución ha llegado de la mano del Nissan Qashqai y Nissan X-Trail.