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Nada es igual en El Hierro después de ‘Hierro’

La serie rodada en al isla canaria ha estrechado lazos entre los miembros del rodaje y los herreños, que ven reflejadas sus vidas en la producción audiovisual

La serie de televisión Hierro ha conseguido un indiscutible éxito nacional e internacional, sino también en el lugar donde trascurre la trama, en la más pequeña y alejada de las Canarias. La producción Hierro, de la que estos meses se graba la segunda temporada, también ha supuesto un antes y un después para los herreños, ha reflejado su identidad y le ha dado a la isla una proyección exterior que nunca imaginaron. Y algo más: les ha llevado a establecer un vínculo especial con el equipo de rodaje, que se siente acogido como en casa.

Es mediodía en la pizzería Il Pomodoro del núcleo de Tigaday, en el municipio herreño de La Frontera. Detrás del mostrador, en la cocina y junto al horno, está Yayi Pérez, madre del propietario., Jonathan. Es el restaurante italiano en el que la jueza interpretada en la serie por Candela Peña se sienta en una de las mesas y se entera por el camarero de que en la isla la conocen como “la cabrona”. Yayi sonríe al repetir esas mismas dos palabras poniendo acento italiano después de contar que un día vinieron de la productora a preguntarle si podían grabar allí, y que ella respondió que accedía encantada. Estuvo presente en el rodaje, “haciendo pizzas”, y admite que cuando vio su local aparecer en la serie se emocionó mucho. Recuerda que en verano se notó una mayor afluencia de clientes, y que muchos de los que llegaban querían comer en la mesa “de la jueza”.

Mientras habla, entra el Il Pomodoro Clara Álvarez, ayudante de arte de la primera temporada de Hierro, quien permanece en la isla junto a su pareja, el director de arte de la serie, Marc Pou. Clara explica que la de Yayi es su “familia herreña”, y que esa estrecha relación que han forjado desde que llegaron a El Hierro hace más de un año les ha llevado a tratar de hacer algo “por la gente de aquí”. Fue a raíz de ello cuando se produjo la conjunción de dos necesidades: el hijo de Yayi deseaba montar un lugar de ocio en el pueblo, y el equipo del rodaje, contar con un sitio en el que poder charlar y tomar algo después de las largas jornadas de grabación. De modo que Clara —“por amistad”, resalta— le diseñó el local a partir de materiales reciclados y realizados por artesanos de la isla; y Jonathan abrió así el Malpaso, llamado así por el pico más alto de la isla, especializado en cervezas, vinos y platillos.

Yayi no quiere dejar pasar la oportunidad de mostrar el secreto que guarda Il Pomodoro en la sala que ella llama la cueva. Una de sus paredes plasma un agradecimiento gigante hacia a ella por parte de todo el equipo. Entre las frases dedicadas, la del director de Hierro, Jorge Coira: “Aúpa esa pizza. Gracias por ser como eres”.

Un largo periodo en la isla

Casi nadie del grueso del equipo de grabación, unas 40 personas, había vivido tanto tiempo fuera de su casa. Algunas, si se suma el periodo transcurrido desde la preparación de la primera temporada hasta que finalice el rodaje de la segunda, a mediados del próximo agosto, habrán estado en total más de un año en la isla. Cerca de una quincena de ellas pasó incluso todo el periodo de confinamiento por el coronavirus en El Hierro, y hasta niños pequeños de miembros peninsulares del equipo han vivido tanto tiempo en la isla que hablan ya con acento herreño.

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El productor ejecutivo de la serie y director general de la productora Portocabo, Alfonso Blanco, reafirma esa conexión creada. “La vinculación emocional es tremenda. Nosotros hemos cambiado el paso a la isla, pero también la isla a nosotros”. Se refiere, entre otros aspectos, a que Hierro es el mayor éxito de las carreras de prácticamente todo el equipo que participa en la producción. Considerada la serie del año en 2019, se ha estrenado en más de 20 países de Europa y Latinoamérica, ha sido vista por millones de espectadores y obtenido multitud de premios (Ondas, Feroz o Iris entre ellos). “El entorno importa y hay que tratarlo con cariño, porque si lo haces, tu serie es mejor”, apunta.

En el resultado final ha influido el buen entendimiento con las autoridades locales como Cabildo y ayuntamientos, y en especial, con la gente de a pie. Blanco relata que él vino por primera vez a la isla con la idea de rodar aquí en 2015, y que se imaginaba que sus alrededor de 10.000 habitantes, podrían pensar: “¿Qué hacen estos frikis gallegos haciendo sabe dios qué?”. Años después, visto en la serie su cuidadoso tratamiento de la isla y su cultura, incluidas las fiestas de la Bajada de la Virgen de Los Reyes, por lo que recibieron felicitaciones del estamento eclesial, la opinión de los herreños no puede ser más favorable. A ello contribuye la facilidad con la que el equipo que se ha tenido que quedar a vivir en El Hierro durante el rodaje se ha integrado en el día a día de la isla “sin elitismos, porque son gente muy normal”, añade.

Repercusión

La serie reveló a muchos espectadores la existencia de la isla. A otros, las ganas de ir a conocerla y pasar por los lugares en los que Hierro se rodó. La consejera de Turismo del Cabildo insular, Lucía Fuentes, manifiesta que la producción mostró “una imagen muy fiel y respetuosa de nuestra forma de vivir y pensar, sin hacer parodia de nada. La gente quedó muy contenta”. A pesar de que no dispone de estadísticas concretas, reconoce que se produjo un importante aumento de viajeros tras su emisión.

Hasta la llegada de la crisis del coronavirus, que lo paralizó todo, los efectos positivos se apreciaron en las casas de turismo rural, que aumentaron sus reservas entre un 30% y un 40% frente al verano anterior, según datos de la Asociación El Hierro Rural. Los notó Andrés Castañeda, que regenta la panadería en la localidad de El Mocanal utilizada como lugar de trabajo de uno de los personajes clave de la serie. “Subieron las ventas y venía mucha gente a sacarse fotos”, explica justo antes de salir a toda prisa para hacer un reparto. Y lo percibió también Gilberto Quintero, propietario de la casa en la que vive la protagonista de Hierro en la ficción. Es su vivienda habitual, y la cede en los periodos en los que la productora necesita grabar en ella. “Es una gran satisfacción haber podido contribuir en algo de lo que nos hemos beneficiados todos”. Vivió personalmente el impacto positivo de la serie cuando, tras su emisión, desconocidos le venían a tocar en la puerta. Al abrirles, los forasteros le preguntaban: “¿Es esta la casa de Candela?”.

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