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Torra empuja la legislatura catalana a un final acelerado tras perder el escaño

El presidente de la Generalitat, que sigue reivindicando su condición de diputado, arrastró a su formación a no participar en las votaciones

Diputados de Junts per Catalunya aplauden a Torra mientras los de ERC, incluido el vicepresidente Aragonés, permanecen sentados. En vídeo, división en el independentismo por la inhabilitación de Torra.Foto: atlas | Vídeo: M. MINOCRI | ATLAS

La legislatura catalana está abocada a terminar antes de tiempo desde hace meses por los continuos desencuentros entre las formaciones independentistas, pero este lunes entró en un camino sin retorno. Quim Torra (Junts per Catalunya) se negó a acatar la decisión del Tribunal Supremo y de la Junta Electoral Central y no renunció a su acta de diputado. Al tiempo, reclamó al presidente del Parlament, Roger Torrent (Esquerra), que desobedeciera a ambos organismos. Torrent este se negó y le advirtió de que no computaría su voto si apretaba el botón. Al final, el president arrastró a su grupo a no participar en las votaciones.

Las descarnadas diferencias que este lunes afloraron en las formaciones independentistas hacían sospechar a diputados de casi todos los grupos que Torra anunciaría que iba a disolver el Parlament y convocar elecciones, pero optó por no dar ese paso y seguir colocando la presión sobre Esquerra Republicana con el argumento de que “el Estado pretende usurpar” su condición de diputado. El partido de Oriol Junqueras, sin embargo, resistió el envite y no tuvo problemas en dejar en solitario a Junts per Catalunya en su estrategia de confrontación y de “desobediencia estéril”, en palabras del presidente del grupo de ERC, Sergi Sabrià. El resultado de todo ese lío fue que ningún diputado del Parlament votó a favor de dar luz verde a los presupuestos de la Cámara, que tradicionalmente se habían aprobado por asentimiento. Junts per Catalunya no encontró un solo aliado en su intento de desautorizar al secretario general de la Cámara, Xavier Muro.

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Dos horas antes de que se reuniera la Mesa, Muro ordenó que se iniciaran los trámites para nombrar al diputado de Junts per Catalunya que debía sustituir a Torra. De esa manera daba cumplimiento al requerimiento de la Junta Electoral Provincial, que le dio dos días de plazo el pasado día 23 tras conocer el auto del Tribunal Supremo por el que Torra perdía la condición de parlamentario. El president recurrió ese requerimiento, pero fue desestimado, de manera que el secretario general hizo lo que se le pidió y lo comunicó por escrito a la Mesa. Junts per Catalunya gesticuló hasta el final: acudió a esa reunión con un escrito que pedía dejar sin efecto las instrucciones dadas por el secretario general, confirmar la condición de diputado de Torra y requerir a la Junta Electoral Central que anule sus acuerdos.

El texto ni se llegó a votar por decisión de Torrent, provocando un profundo malestar en Junts per Catalunya, que poco después lo registró como una propuesta de resolución de la Cámara que tampoco se llegó a votar porque el pleno se suspendió y tampoco lo reclamaron sus impulsores. Pero lo fundamental de todo ese embrollo es que quedó patente —una vez más— el abismo que separa a Junts per Catalunya y a Esquerra Republicana. Con el Parlamento sumido en el caos, Quim Torra amenazó veladamente con convocar elecciones anticipadas. En la práctica, pidió la palabra al inicio del pleno para denunciar que se había enterado por la prensa de la actuación del secretario general del Parlament. Mientras hablaba en la Cámara, el gabinete de prensa de Torrent informó de que este había hablado con Torra al acabar la reunión de la Mesa y le había anunciado lo que después diría en el pleno: que el president no podía votar y que, si lo hacía, no se contabilizaría para que los acuerdos que pudiera aprobar el Parlament no fuesen anulados.

Torrent argumentó que la Cámara “no puede renunciar a leyes que necesita el país para mejorar las condiciones de vida de su gente”, como los presupuestos de la Generalitat o las ayudas para las zonas afectadas por el temporal Gloria. Torra, por el contrario, consideró que acatar la decisión de la Junta Electoral y obligarlo a renunciar al acta de diputado sería “desmantelar las instituciones catalanas” y que la ley que le privaba de su acta de diputado, en referencia a la LOREG, “estaba pensada para terroristas y corruptos”. Por eso reclamó a Torrent que pudiera continuar como diputado y que se revirtiera la situación creada.

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Cuatro votaciones

Al final, no ocurrió nada de eso y se encadenaron hasta cuatro votaciones con la ausencia de Torra, referidas a los presupuestos del Parlament, del Síndic de Greuges, del Consejo de Garantías Estatutarias y de la Sindicatura de Cuentas. Solo las dos últimas salieron adelante con 38 votos a favor de un total de 135. En ninguna de esas votaciones participó ningún diputado de Junts per Catalunya, como anunció el presidente de ese grupo parlamentario, Albert Batet. “Si el president no puede votar, nosotros tampoco”, dijo antes de pedir, sin éxito, otra suspensión del pleno.

La primera suspensión había sido acordada por Torrent después de llamar al orden a la líder de Ciudadanos, Lorena Roldán, por calificar de “delincuente” a Torra. La diputada no solo hizo caso omiso, sino que toda su bancada se puso en pie al grito de “delincuente, delincuente”. La sesión se reanudó unos minutos después y el hemiciclo recuperó la calma, pero Junts per Catalunya y la CUP pidieron de nuevo que se suspendiera y no se celebrara el debate previsto sobre corrupción reclamado por Cs. La junta de portavoces así lo decidió, por lo que la Cámara no se volverá a reunir hasta la próxima semana. Pero la sesión dejó el enésimo choque entre Junts y ERC, que aboca a la política catalana a un final precipitado de la legislatura.

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