El equilibrio imposible de Coalición Canaria
El no de Oramas a Sánchez aviva la tensión en un partido dividido tras perder el poder que ocupó tres décadas
Una enorme falla de hasta 13.000 metros de profundidad desde el lecho marino separa Tenerife y Gran Canaria. A un lado quedan las islas occidentales; al otro, las orientales. Entre ellas, un viaje de menos de dos horas en ferri y un abismo político. La decisión de Ana Oramas de votar en contra de la investidura del socialista Pedro Sánchez ha provocado un seísmo en Coalición Canaria (CC), la formación que gobernó el archipiélago desde 1993 hasta 2019, y que tras perder el poder ve aflorar sus diferencias internas. El giro a la derecha del sector tinerfeño amenaza con romper el equilibrio imposible que unió durante tres décadas a varios partidos —hoy integrados—, siete agrupaciones —una por isla— e infinitas ideologías con un único objetivo: la defensa de los intereses de Canarias.
La indisciplina de Oramas al obviar la directriz del partido de abstenerse, coincide con el planteamiento de la agrupación tinerfeña, que estos días trata de impedir que se sancione a su diputada, la única de CC en el Congreso. Pero, sobre todo, es apoyada fervientemente por el electorado de la isla donde se halla el granero de votos (111.000 de los 194.000 que obtuvo en los comicios autonómicos de mayo), afiliados (12.000 de 20.000) y alcaldías (9 de 20) de la formación.
En la conservadora y rural Tenerife, casi todos están con Oramas, que mantuvo su escaño con un discurso muy duro hacia la izquierda en un año en el que Coalición Canaria perdió el Gobierno regional, los cabildos de Tenerife y La Palma y varias alcaldías. Carmen Valladares, de 69 años, lo tiene claro: “Es fantástica. El partido se ha equivocado”, cuenta en su peluquería. Y añade: “Ella representa nuestros intereses y los tiene bien puestos”. Oramas no ha querido hablar con EL PAÍS.
Valladares trabaja en El Sauzal, un pueblo del norte de la isla. Allí siempre ha gobernado Coalición Canaria —en ocasiones con más del 80% de los votos—, aunque antes se llamase UCD. Paulino Rivero, la persona que hizo posible esa hegemonía, no coincide con la mayoría de los vecinos. El exalcalde y expresidente canario habla con voz pausada y casi inaudible, pero su reflexión se mimetiza con los nubarrones que ocultan el Teide: “El discurso de Ana Oramas no es coherente en una fuerza nacionalista. No encaja con lo que yo he representado”.
Rivero gobernó Canarias entre 2007 y 2015 gracias a una capacidad de pacto que CC ha perdido pese a mantener su músculo electoral. En la primera legislatura se apoyó en el PP; en la segunda, en el PSOE. Y los Gobiernos de España siempre se apoyaron en él. Un año después de ser relevado por Fernando Clavijo al frente del partido y del Gobierno, Coalición expulsó a los socialistas del Ejecutivo. Hoy, Clavijo, hijo político de Oramas, está imputado por prevaricación y malversación, CC está aislada políticamente y el archipiélago, gobernado por una alianza entre el PSOE, Nueva Canarias (una escisión progresista de Coalición con gran peso en Gran Canaria), Unidas Podemos y Agrupación Socialista Gomera. Víctor Torres, presidente socialista, acusa al grupo tinerfeño de poner la ideología por encima de Canarias: “El concepto que Oramas tiene de España es el mismo que el de la ultraderecha”.
Escorado a la derecha
La dirección del partido niega haberse escorado hacia la derecha, pero los sectores críticos, encabezados por las islas orientales (Lanzarote y Fuerteventura, más progresistas) piden recuperar la centralidad. Para Ayoze Corujo, politólogo, la pérdida del poder ha hecho saltar todas las costuras: “Hay dos coaliciones canarias, separadas por un eje ideológico y otro territorial”. Pero el poder siempre era de Tenerife. Ahora, Rivero pide que se haga todo lo posible para que no se rompa el partido: “El más fuerte tiene que ser el más generoso”, dice, en alusión a los tinerfeños.
El proceso contra Oramas lo enturbia todo. Mañana, el Comité Permanente Nacional de Coalición Canaria se reúne para decidir qué hacer con la diputada díscola. Su secretaria de organización, Guadalupe González Taño, de la isla de La Palma, mantiene una admirable calma. Declina pronunciarse sobre Oramas y explica la difícil convivencia a uno y otro lado de la falla con una metáfora: “Cuando yo era pequeña tenía un estanque que desbordaba en mi casa, mientras a la gente de Fuerteventura le regalaban agua por su cumpleaños”.
El alcalde de La Orotava: "El clientelismo es un tópico"
Para unir sensibilidades diversas, Coalición Canaria ha mantenido un discurso ambiguo y a veces contradictorio, pero siempre pragmático. Y muy pegado al territorio. Francisco Linares gobierna La Orotava, a media hora de Santa Cruz, con mayoría absoluta desde 2015. Nunca ha perdido el contacto con los votantes. Una vez al mes visita a la Asociación de Vecinos Paseo de las Dehesas, recorre las calles de este barrio semiurbano desde las siete de la mañana y entra en las casas para hablar con los vecinos. En la ciudad hay una treintena de asociaciones similares, casi una por cada mil habitantes. Linares niega que CC haya establecido una red de favores políticos en el pueblo: "El clientelismo es un tópico. Gobernamos más porque la gente lo quiere".
En la zona metropolitana de la isla, CC también ha sabido atraerse el favor de la burguesía tinerfeña, de la que procede Oramas. Los empresarios siempre han valorado la estabilidad de un partido que gobernó el archipiélago durante 26 años, y la diputada ha sabido defender como nadie sus intereses. Un expresidente de una de las principales empresas de la región lo admite sin tapujos: "CC es un lobby". Pero la situación ha cambiado.
En el horizonte planea una operación de reunificación en el nacionalismo que todos dicen desear pero nadie se atreve a emprender. El primer paso ha sido la candidatura conjunta a las generales el 10 de noviembre, pese a que Ana Oramas y el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, votaron diferente en la investidura de Sánchez. Román Rodríguez, vicepresidente autonómico y líder de NC, pide mantener el pacto con Coalición en el Congreso y seguir avanzando en el futuro. Él es el nuevo hombre fuerte del nacionalismo en Canarias. La mujer está en Madrid y no se arredra.
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