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Interior reanuda el acercamiento de presos etarras con el traslado de un dirigente detenido en 1992

Arregi Erostarbe, 'Fiti', ingresará en la prisión de Asturias para facilitar su contacto con su entorno familiar tras pedir perdón a las víctimas en 2018. Un segundo terrorista consigue la semilibertad

Óscar López-Fonseca
Policías franceses confiscan el material incautado tras la detención de la cúpula etarra en Bidart en 1992.
Policías franceses confiscan el material incautado tras la detención de la cúpula etarra en Bidart en 1992. JESÚS URIARTE

El Ministerio del Interior anunció este lunes el próximo traslado a una cárcel cercana al País Vasco del exjefe de ETA José María Arregui Erostarbe, Fiti, uno de los tres dirigentes terroristas detenidos en 1992 en un caserío de la localidad francesa de Bidart. Fiti escribió en 2018, tras la disolución de la banda, una carta pidiendo perdón a las víctimas. Con su acercamiento, el primero desde junio, el Gobierno reanuda la política iniciada con la llegada de Sánchez a La Moncloa de flexibilización de la política penitenciaria. En las cárceles españolas permanecen 219 etarras.

Arregui Erostarbe, de 73 años, está recluido en el centro penitenciario de Villena (Alicante) y en los próximos días pasará a ocupar una celda en el de Villabona (Asturias), después de que la junta de tratamiento de la primera prisión propusiera su traslado “a un centro próximo a su vinculación familiar” a la vista de su evolución positiva. Esta propuesta ha sido ahora aprobada la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, según informó este lunes el Ministerio del Interior en una nota de prensa.

El cambio de prisión no significará, sin embargo, un cambio del régimen penitenciario que rige el día a día de Fiti. Condenado a cerca de 2.000 años de cárcel por su implicación en varios atentados con víctimas mortales, desde su ingreso en prisión ha estado clasificado en primer grado, el más duro. Sin embargo, el pasado mayo el juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, aprobó que se le aplicase el artículo 100.2 del Régimen Penitenciario, que permite flexibilizarlo para que pueda acceder a algunos de los beneficios del segundo grado.

Arregui Erostarbe, que extinguirá su condena en 2026 a la edad de 80 años, ha sido el último de los tres jefes etarras detenido en Bidart en pedir perdón a las víctimas del terrorismo. Los otros dos cabecillas arrestados entonces, José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, y Francisco Múgica Garmendia, Pakito, se desmarcaron de la organización terrorista cuando aún estaba activa. Fiti lo hizo el pasado año, cuando ya se había consumado la disolución de ETA, con una carta en la que pedía perdón por el daño causado, según detallan fuentes de la Audiencia Nacional.

También este lunes, Interior anunció la progresión a tercer grado penitenciario o régimen abierto de otro preso de ETA, Gorka Fraile Iturralde. Condenado a 25 años de cárcel por delitos de estragos, tenencia de explosivos y depósito de armas, Fraile ya había visto mejorada su situación cuando fue trasladado desde la cárcel de Badajoz a la de El Dueso (Cantabria). Ha sido precisamente la junta de tratamiento de este último centro el que ha propuesto que acceda a la semilibertad al considerar que durante su reclusión ha tenido una “evolución positiva” y ha pedido perdón a las víctimas.

La progresión de grado supondrá también en su caso el traslado a la cárcel de Pamplona, la más cercana a su lugar de residencia, para que la semilibertad sea efectiva. Además, la nueva clasificación y el hecho de que cumpliera las tres cuartas partes de condena en diciembre de 2015 abren la puerta al que el etarra —encarcelado desde abril de 1998— pueda solicitar la libertad condicional. Fraile Iturralde ya disfrutó en junio de un permiso de tres días aprobado por el juez de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, con el apoyo de la Fiscalía.

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Con el traslado de Arregui Erostarbe y la semilibertad de Fraile Iturralde ya son 31 los presos de ETA —algunos con varias medidas— que han visto mejorada su situación desde que Sánchez anunciara un cambio de la política penitenciaria tras la disolución de la organización terrorista. La mayoría han sido acercados a cárceles próximas al País Vasco. A otros se les ha concedido la semilibertad.

En el último año y medio, unos 120 presos de ETA de los 219 que permanecen en cárceles españolas han presentado escritos en los que acatan la ley con el fin de mejorar su situación penitenciaria. En ellos, reclaman cambiar su actual clasificación penitenciaria del primer grado por el segundo, lo que les permitiría solicitar permisos si cumplen otros requisitos y, sobre todo, optar a ser acercados a Euskadi. Francia, que cuenta en sus cárceles con 37 presos de ETA, ha acercado ya al 70% de ellos a sus dos cárceles más cercanas al País Vasco español.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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