_
_
_
_
_

Libertad entre muros gracias a la televisión

La cárcel de Alhaurín de la Torre estrena su propio canal con un magacín elaborado por un equipo de 30 reclusos

Varios presos realizan pruebas de los programas en la cárcel de Alhaurín de la Torre.
Varios presos realizan pruebas de los programas en la cárcel de Alhaurín de la Torre. Garcia-Santos

“Buenos días”, dice el presentador, al que rodea un humilde decorado. “Arranca aquí el magazín del Canal 21, lleno de historias, noticias, entrevistas y mucho más”, afirma con naturalidad frente a un micrófono que muestra una artesanal alcachofa con el logotipo de la televisión. Efectivamente, el programa es completísimo. Cinco horas y 37 minutos en falso directo que incluyen una charla con la actriz Cuca Escribano, un debate sobre extranjería, actuaciones musicales y un espacio deportivo. Contenido diverso con un elemento en común: cada pieza ha sido grabada muros adentro de la prisión de Alhaurín de la Torre (Málaga) por un equipo de internos del centro. “Porque solo se emite aquí dentro, si no, seríamos la competencia de Viva la vida o Sálvame”, cuenta Ruth González, coordinadora de las actividades sociales y culturales de una cárcel por la que en otros tiempos pasaron, precisamente, muchos de los protagonistas de la prensa rosa.

El contenido de Canal 21 es más serio. La idea fue macerada durante meses por la dirección del centro, que veía una oportunidad para fomentar el compañerismo, aumentar el conocimiento de los reclusos de su entorno diario y plantear una actividad que les motivase. En marzo comenzaron las emisiones de prueba, siempre en el circuito cerrado del centro que da señal a las celdas y zonas comunes, lo que le permite tener una audiencia de unas 1.200 personas. El estreno fue protagonizado por el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, al que entrevistaron dos presos desplazados hasta Madrid. Luego llegaron una obra de teatro y un concurso de talentos entre los internos. Todo grabado con una pequeña videocámara doméstica, pocos medios y muchas ganas. Y funcionó. “Todo el mundo quedó encantado”, relata Andrés Enríquez, director de la prisión. El Ministerio del Interior respondió aportando un ordenador para editar, un trípode y una cámara.

Una treintena de reclusos es la base de esta televisión, que solo tiene precedentes “parecidos, pero no iguales” en la antigua cárcel de Carabanchel y en Dueñas (Palencia), según Instituciones Penitenciarias. Tres son los principales responsables del Canal 21: Edwing Andrés Molina, Antonio José Gómez y Pepe León, que ejerce con la desenvoltura de un presentador profesional. Él es el único con experiencia previa en el medio televisivo, aunque siempre detrás de las cámaras. Fue durante años guionista del Dúo Sacapuntas y es una institución en el carnaval malagueño, del que fue pregonero en 2013. Pilla todo al vuelo y siempre trata de arrancar una sonrisa a los entrevistados. De grabarlos se encarga Molina, panadero de profesión y que no había tocado una cámara en su vida. Ahora maneja con total seguridad una Panasonic profesional. “De aquí, a Canal Sur”, dice entre risas. Gómez, técnico informático, es el encargado de editar el material en una pequeña sala en el salón de actos. También disponen de un pequeño plató con sofás donde realizan entrevistas.

Este núcleo duro de la televisión penitenciaria cuenta con el apoyo de un amplio equipo de corresponsales repartidos por 14 módulos de la prisión y otro más en la enfermería. Ellos se encargan de rastrear las noticias en su entorno, recibir ideas de otros internos y vender los temas a su equipo. Pedro J. Ramos y José D. Fernández son dos de ellos. Se encargan del módulo 8, de respeto, en el que residen. Ambos trabajan en la panadería del centro, su destino cada tarde. Las mañanas son para la televisión. “La experiencia está siendo única”, cuentan quienes también son compañeros de “chabolo”.

“Este es nuestro ratito de libertad”, dice Ramos. “Es una actividad con la que nos evadimos. Nos olvidamos de que estamos tras cuatro paredes”, insiste Fernández, que espera pronto acabar su condena. “Nos hemos equivocado. Hemos cometido un error y lo estamos pagando. Pero con Canal 21 está siendo todo más fácil”, añaden casi a la vez mientras sueñan con realizar un programa similar a Ratones Coloraos o Cuerda de Presos, de Jesús Quintero. “Aquí la gente tiene mucho que expresar”, aseguran. “Al principio cuesta ponerse frente a una cámara, pero luego se le pierde el respeto”, añade Víctor Rodríguez, que presenta un pequeño espacio deportivo que explica ejercicios para ponerse en forma.

Además de los programas, se graban actividades internas, como torneos de fútbol o talleres de interpretación, que luego se van emitiendo en bucle por el circuito interno. Y cuando el equipo televisivo se queda sin ideas, hay a mano una buena solución para mantener vivas las emisiones: sacan las tomas falsas y se parten de risa. “Las vemos una y otra vez, pero siempre tienen el mismo efecto”, relata Pepe León, que, como sus compañeros, encuentra en esta televisión su isla de libertad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_