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El último viaje de un hijo del narcotráfico

La muerte de un contrabandista en el Estrecho eleva la tensión entre bandas y agentes en La Línea

Vista del Peñón de Gibraltar.Foto: atlas | Vídeo: A.Carrasco Ragel (efe) / atlas

Alfredo Morodo Gutiérrez, linense de 42 años conocido como El Morodo, llevaba el contrabando en las venas, como muchos vecinos de La Línea de la Concepción (Cádiz), que han crecido y vivido con los beneficios del tráfico de tabaco y del hachís en una comarca en la que los índices de desempleo rondan el 30%. La madrugada de ayer hizo su último viaje. “No era un traficante especialmente conocido, pero su padre era famoso por meter hachís”, aseguran fuentes policiales de la zona. Su cuerpo fue rescatado en el entorno de Gibraltar por agentes de la colonia inglesa.

Pasada la medianoche comenzó una persecución de patrulleras gibraltareñas a varias embarcaciones que estaban cargando tabaco en el Peñón para alijarlo después en una playa de La Línea. Pero una de las patrulleras acabó chocando con la goma en la que iba Morodo. Tras ser rescatado del agua, los agentes lo trasladaron a un hospital de Gibraltar.

En el Ministerio del Interior están “a la espera de conocer la versión oficial de las autoridades gibraltareñas”. Fuentes del departamento que dirige en funciones Fernando Grande-Marlaska, aseguran haber “pedido un informe completo de la Guardia Civil para tener conocimiento exacto de los hechos”. Según la versión oficial ofrecida a los medios y a la policía española por parte de las autoridades gibraltareñas, Morodo habría fallecido como consecuencia de un “choque accidental” entre las dos embarcaciones.

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La voz se corrió primero entre el grupo de personas que supuestamente estaba esperando el desembarco del tabaco en la playa, y, después, por todo el barrio de San Bernardo, uno de los vecindarios más populares de La Línea, afectados históricamente por la presencia del narco y el contrabando. El grupo de la playa plantó cara a los agentes de la Policía Nacional, que acabaron disparando al aire, lo que desató las revueltas en la zona. “Un asedio a la policía en toda regla”, destacan las fuentes policiales.

Las protestas forzaron la intervención de miembros de las Unidades de Prevención y Reacción de la Policía Nacional (UPR) desplazados desde Algeciras y de unidades de la Guardia Civil, que refuerzan la zona desde que se puso en marcha el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar en agosto de 2018.

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“Nos tienen en dictadura”, se quejaba un vecino del cercano barrio de La Atunara que prefiere mantener su anonimato. Desde la implantación de ese plan especial contra el narcotráfico, el ambiente se ha hecho más asfixiante para muchos narcos que se sienten atosigados por el control policial. “Todos los días cara a la pared y cacheo a la mínima. Están para hacer su trabajo, pero no para avasallar. Ya se pasan, todos no somos iguales. Nos hablan muy mal”, insistía.

La ira se apoderó de muchos de esos vecinos que ven peligrar “la paga” y los altercados se prolongaron hasta las cinco de la madrugada. “Lanzaban botellas, piedras e incluso bengalas y artefactos pirotécnicos como petardos”, explicaron fuentes judiciales. Sin embargo, no se produjeron detenciones.

Mientras se incendiaba La Línea, los policías gibraltareños acorralaban en una gasolinera a los miembros del grupo responsables de cargar el tabaco en las lanchas, según señalaron fuentes policiales. Un centenar de personas llegó a agolparse en la frontera con la intención de llegar hasta el hospital, pero finalmente solo dejaron entrar al padre del fallecido, aseguran las mismas fuentes.

El cadáver de Morodo continúa en Gibraltar, donde se ha iniciado una investigación judicial para determinar lo ocurrido. Fuentes del Gobierno del Peñón lamentaron los hechos y ensalzaron la labor de uno de los agentes que se lanzó al agua para rescatar al fallecido. “Las circunstancias exactas que rodean este trágico incidente siguen sin estar claras, pero he transmitido mi más sentido pésame a la familia involucrada y al alcalde de la Línea de la Concepción”, dijo Fabian Picardo, ministro principal del Peñón, en un comunicado. En el barrio de San Bernardo, donde Morodo sí era conocido, solo quieren que les devuelvan a su “hijo”.

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