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24.000 kilos de sardinas, a la basura por mal olfato policial

Una empresa de Málaga reclama 18.500 euros a Justicia por una errática operación en busca de hachís

Vista general del puerto de Algeciras.
Vista general del puerto de Algeciras.Claudio Álvarez

La empresa Procomar Alimentos, de Málaga, mantiene un pleito con el Ministerio de Justicia para reclamarle 18.500 euros por haber tenido que tirar a la basura 24.000 kilos de sárdinas llegadas a Algeciras en un camión frigorífico procedente de Marruecos en el marco de una errática actuación policial. La policía de Málaga, Vigilancia Aduanera de Algeciras y un juzgado de Estepona creyeron erróneamente que el camión ocultaba hachís entre las sardinas, bloquearon el vehículo y aumentaron la temperatura del remolque frigorífico para inspeccionarlo.

Justicia rechaza pagar la indemnización de 18.500 euros alegando que, al tratarse de una actuación policial autorizada por un juez, la empresa está obligada a soportar las consecuencias

Pero allí no había droga y sí varios cientos de cajas de sardinas congeladas. Ocurrió que al aumentar  los agentes la temperatura del remolque, se rompió la cadena de frío. Sanidad Exterior del puerto de Algeciras decomisó la mercancía a continuación y hubo que tirarla por inservible para el consumo.

Pese a este error, nadie se hace cargo de los daños y perjuicios que reclama la empresa. Ni Vigilancia Aduanera ni el Ministerio de Justicia, que rechaza pagar los 18.500 euros alegando que, al tratarse de una actuación policial autorizada por un juez, la empresa está obligada a soportar las consecuencias de esa decisión, aunque fuese errática.

Fue un juez de Estepona, que investigaba una trama de transporte de hachís a España desde Marruecos, el que autorizó a la policía a intervenir el camión y analizar su contenido. Sospechaban que la trama podía utilizar cajas de pescado para camuflar la droga. En este caso, no fue asi. "No hay ningún elemento de interés en las cajas", concluyó la policía en su informe. Y ahí quedó todo. El camión abandonó el puerto pero sin su mercancía. 

La empresa alega en la demanda que interpuso ante el Ministerio de Justicia que antes de comprar las sardinas congeladas a la firma marroquí Ifni Sea Food se puso en contacto con Vigilancia Aduanera para informarle de la operación y encargarle las gestiones inherentes al transporte de la mercancía, que arribó al Puerto de Algeciras el 29 de mayo de 2014. Ese mismo día el camión frigorífico, con número de remolque 514010, fue interceptado por la policía de Málaga y por agentes de Vigilancia Aduanera. Aumentaron la temperatura del remolque frigorífico y rastrearon durante horas las cajas de sardinas, pero allí no había hachís. “La negligente actuación de los agentes de Vigilancia Aduanera, cumpliendo instrucciones erróneas de la Administración de Justicia, conllevó la pérdida de la mercancía por importe de 17.000 euros, además de haber tenido que abonar los gatos de flete de ida y vuelta y demás gastos aduaneros, que ascienden a 1.597,53 euros”, señala la empresa en un escrito enviado a Justicia.

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La empresa demandó primero los daños económicos a la Agencia Tributaria, responsable de Vigilancia Aduanera, pero esta administración se desentendió del asunto y responsabilizó al Ministerio de Justicia aduciendo que la operación dispuso de una orden dictada por el juzgado que había ese día de guardia en Estepona, el número 2 de esta ciudad malagueña.

"Medida proporcionada"

El informe del Consejo del Poder Judicial que rechaza que haya que pagar por la pédida de los 24.000 kilos de sardinas asegura que la intervención de la mercancía se efectuó en el seno de unas diligencias secretas contra una organización criminal dedicada al tráfico de drogas a gran escala y que el registro se hizo de manera “proporcionada”. Y añade que fue “una medida de investigación imprescindible para constatar la presencia de droga” y la supuesta “implicación del conductor” en su transporte. Las sardinas acabaron en la basura y la empresa sigue pleiteando para que le abonen los daños y perjuicios derivados de este mal olfato policial y judicial. 

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