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El alcalde de Ourense consuma su “pacto con el diablo”

Los votos de Democracia Ourensana perpetúan el baltarismo al entregar la Diputación a la dinastía

Manuel Baltar saluda a Gonzalo Pérez Jacome tras ser elegido presidente de la Diputación de Ourense.
Manuel Baltar saluda a Gonzalo Pérez Jacome tras ser elegido presidente de la Diputación de Ourense.OSCAR CORRAL (EL PAÍS)

En su primer acto institucional tras haber sido proclamado alcalde de Ourense con los votos del PP, Gonzalo Pérez Jácome, líder del partido localista Democracia Ourensana (DO), se fundió este viernes en un cerrado abrazo con José Manuel Baltar, su eterno demonio político.

Tras años ridiculizándolo en las instituciones y en su televisión local, Jácome le entregó sin complejos la Diputación. Sus dos diputados le dieron la mayoría absoluta y perpetuaron así la sucesión dinástica contra la que tanto habían clamado. Después, cuando la bancada del PP con la que esta vez se sitúan los de DO se levantó para ovacionar al reelegido presidente, ellos miraron a otro lado y evitaron el aplauso.

“Eso es totalmente irrelevante”, justificó más tarde Jácome. Lo importante, apuntó, es que se ha roto la mayoría absoluta de la Diputación “y ahora tienen que consensuar”. Y reconvino a los periodistas que le preguntaban al respecto: “la auténtica noticia es que DO ha conseguido la alcaldía”, tras lo cual, aprovechó para echar la culpa de haber “pactado con el diablo” al PSOE,, la fuerza más votada en el Ayuntamiento. “Jamás deberíamos perdonarle lo que nos ha obligado a hacer”, sentenció, en alusión a que no le habían dado la alcaldía a él.

En su condición de regidor, Jácome tuvo un lugar preferente en la sala de sesiones de la Diputación. El mismo que José Luis Baltar padre y predecesor en el cargo del reelegido presidente y que cumple condena de inhabilitación para ejercer cargos públicos por haber prevaricado al enchufar en la misma institución a un centenar de personas en las vísperas del congreso provincial del PP que dio la victoria a su hijo.

Ni un cargo de la Xunta ni del PP gallego asistió al acto. No obstante, los rostros del expresidente y de su mujer evidenciaban la felicidad por la nueva proclamación de su primogénito. Un hecho en el que, según el relato del PSOE, el patriarca Baltar habría tenido bastante que ver tras negociar en su domicilio el reparto de ciudad y provincia entre su hijo natural y su ahora hijo político.

El heredero del autoproclamado “cacique bueno” mostró orgulloso el bastón de mando que desde hace 32 años solo toca su familia y pronunció un discurso prometiendo la “misma humildad” de siempre y mostrando su orgullo por lo que denomina “ourensanía”, lo que le dio pie para reivindicar las figuras de dos ourensanos de renombre: Ramón Otero Pedrayo, escritor y diputado por el Partido Galeguista en la Segunda República y el cura agrarista Basilio Álvarez, diputado en la misma época por el Partido Republicano Radical y fundador del periódico La Zarpa desde donde proclamaba la necesidad de extirpar el caciquismo.

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Junto a ello, reclamó mayor autonomía para Galicia, expresó su apoyo al movimiento LGTBI y reivindicó la igualdad de género. Al acabar, se fundió en el abrazo con Jácome; el mismo que hace un par de años ejerció la acusación popular cuando una mujer denunció a Baltar acusándolo de haberle ofrecido un empleo en la Diputación a cambio de sexo (denuncia que acabó siendo archivada). Baltar no dejó dudas de la absorción de DO que significa el pacto. “Somos un gobierno único”, sentenció.

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