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Los aliados flamencos de Puigdemont aceptan compartir grupo con Vox

Los nacionalistas votan a favor de seguir en el Grupo de Conservadores y Reformistas del Parlamento Europeo pero advierten de que no admitirán imposiciones del partido de Abascal

El eurodiputado Geert Bourgeois, junto a Carles Puigdemont, en una reunión en Gante cuando era presidente de Flandes. / Vídeo: Declaraciones del cabeza de lista de Vox a las europeas, Buxadé.Vídeo: JORDI BEDMAR | efe
Álvaro Sánchez

Las reuniones del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) se anuncian movidas. Los nacionalistas flamencos de la N-VA votaron en la tarde-noche del martes a favor de seguir en la formación, con lo que sus eurodiputados se sentarán finalmente en el Parlamento Europeo junto a los de Vox. La llegada de los representantes del partido de Santiago Abascal había generado incomodidad entre los secesionistas flamencos, que no ocultan sus lazos con el expresidente catalán Carles Puigdemont. Sus líderes estudiaron un cambio de grupo o la creación de uno propio para evitar el trago de compartir espacio con Vox en el hemiciclo europeo. Pero las dificultades para encontrar nuevos aliados —para crear un grupo son necesarios como mínimo 25 diputados de siete países—, y su convencimiento de que en ECR pueden convivir voces discordantes, han inclinado la balanza hacia la permanencia.

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"Es más un problema para ellos que para nosotros", advierte a este diario el eurodiputado Geert Bourgeois poco después de hacerse público que convivirán con una fuerza antagonista en su visión de la crisis catalana. Aunque ya asumen que oficialmente compartirán espacio político, los nacionalistas flamencos creen que Vox no tendrá poder para marcar la agenda. "Cuando Vox trató de imponernos condiciones, el líder del ECR Ryszard Legutko reaccionó inmediatamente", añade recordando el comunicado en que este remarcaba la total libertad de los partidos que lo componen para expresar sus propias opiniones.

Fuentes de la N-VA señalan que la continuidad en el grupo se decidió en asamblea prácticamente por unanimidad. Y confirman que este miércoles votarán en contra de la entrada de Vox —lo cual, salvo sorpresa, no impedirá su ingreso—. Los debates internos se auguran calientes si surgen iniciativas o debates que atañan a Cataluña. Los nacionalistas flamencos insisten en que no están dispuestos a moverse ni un milímetro de su posición —respaldan la libertad de los políticos independentistas presos e incluso han mantenido controversias con el Gobierno español desde el Ejecutivo de Flandes—, y hacen hincapié en que el ECR reconoce la libertad de discurso y voto de sus miembros.

El grupo está liderado por los ultracatólicos polacos de Ley y Justicia, pero incluye a fuerzas tan dispares como el Partido Conservador británico —que saldrán de la Cámara en cuanto se consume el Brexit—, la emergente extrema derecha holandesa de Foro para la Democracia o los italianos de Fratelli, herederos de la posfascista Alianza Nacional de Gianfranco Fini. Sus responsables ponen como única condición para unirse la firma de la llamada Declaración de Praga, un programa de 10 puntos en los que se reclama, entre otras medidas, un mayor control de la inmigración, más poder para los Estados en detrimento de la UE y situar el concepto de familia como piedra angular de la sociedad. El documento ha de ser aceptado por todos sus integrantes, también los nacionalistas flamencos, e incluye además un apartado donde se pide respeto a la "soberanía del Estado nación", lo que para Vox es garantía suficiente de que el ECR no hará concesiones a las tesis independentistas.

Ambos partidos contarán a partir de la sesión inaugural del 2 de julio en Estrasburgo con tres eurodiputados en la Cámara, con lo que el factor numérico no tendrá relevancia llegado el caso de que los mandos del ECR tengan que tomar partido por uno u otro bando, una circunstancia que sí influyó en el choque de Ciudadanos con el PDeCAT en ALDE (Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa), que se saldó con la expulsión de los nacionalistas catalanes del grupo liberal europeo por su historial de corrupción.

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Durante la pasada legislatura, los eurodiputados de la N-VA portaron recurrentemente el lazo amarillo para denunciar el encarcelamiento de los políticos independentistas catalanes. Y el eurodiputado Geert Bourgeois, hasta ahora presidente de Flandes, mantiene una buena sintonía con Puigdemont, con el que compartió acto hace solo dos meses. El vicesecretario de Relaciones Internacionales de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, aseguró la semana pasada a la cadena SER que no dejarán sin respuesta ese tipo de gestos. "Si a algún diputado europeo se le ocurriera aparecer con un lazo amarillo nosotros apareceríamos con una foto del Duque de Alba en la solapa".

Los Verdes tendrán la última palabra sobre una eventual adhesión de Puigdemont

El europarlamentario alemán del grupo de Los Verdes Reinhard Bütikofe afirmó este miércoles que si el expresidente catalán Carles Puigdemont quiere unirse al grupo europeo de Los Verdes, como ha manifestado, deberán debatir su ingreso. Dado que no está claro que pueda sentarse en el Europarlamento al no haber recogido su acta de eurodiputado, Bütifoke recordó que "aún no puede solicitarlo al no haber completado todas las formalidades bajo la ley española".

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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