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Detenido un yihadista radicalizado en prisión que buscaba armas de guerra

La policía vincula a K. R. con una red terrorista desmantelada en febrero en la cárcel de Valdemoro que ofrecía un millón de euros a reclusos para que atentaran al salir

Óscar López-Fonseca
Centro Penitenciario de Madrid III, en Valdemoro.
Centro Penitenciario de Madrid III, en Valdemoro. Getty

La Policía Nacional detuvo este miércoles en Barcelona a un presunto integrante de la célula yihadista desmantelada el pasado febrero que operaba desde el interior de la cárcel madrileña de Valdemoro. K. R., de 34 años, llevaba oculto desde el arresto de ocho integrantes de aquel grupo y había mantenido contactos con organizaciones criminales para la adquisición en el mercado negro de fusiles, rifles, armas automáticas y munición, según detallan fuentes de la lucha antiterrorista. Excarcelado en 2017 tras cumplir condena por delitos comunes, fuentes policiales detallan que K. R. se radicalizó precisamente dentro de la cárcel, donde había mantenido una estrecha relación con el cabecilla del grupo desmantelado en febrero, Suleimán E. M. Este proponía a los reclusos que captaba cometer atentados en cuanto salieran de prisión. Para convencerlos, les ofrecían entre medio millón y un millón de euros para sus familias, la misma cifra que el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) entrega a los allegados de sus terroristas.

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El ahora detenido -con antecedentes por secuestro, tenencia de armas y tráfico de drogas- es considerado por los expertos de la lucha antiterrorista "el contacto en el exterior" del jefe de la célula yihadista de la cárcel de Valdemoro. Considerado "extremadamente peligroso y violento", K. R. había conseguido eludir la acción de la policía ocultándose en una red de pisos repartida entre Barcelona, la Costa del Sol y Marsella (Francia), donde mantenía relaciones con organizaciones criminales de ambos países. Los agentes han comprobado que para moverse utilizaba documentación italiana falsificada de alta calidad -"muy difícil de detectar", recalcan las fuentes consultadas- y que en los últimos meses había vuelto a sentirse atraído por la versión más rigorista del islam radical. Finalmente, fue localizado por la policía en una calle de Barcelona y arrestado por los agentes de la Brigada Provincial de Información de Madrid que habían realizado la Operación Kafig cuando se encontraba junto a otra persona. Esta quedó en libertad al considerar los investigadores que tenían ninguna relación con las actividades de K. R.

Imagen policial del detenido
Imagen policial del detenido

La Policía Nacional pone así punto final a la Operación Kafig que permitió desmantelar la célula de la cárcel de Valdemoro en febrero. Entonces, los agentes arrestaron a ocho personas, entre ellas un funcionario de Prisiones que, a cambio de dinero, supuestamente introducía teléfonos móviles y dispositivos de memoria con propaganda del ISIS en prisión. A Suleimán, el cabecilla del grupo, la Policía intervino durante el registro de su celda más de 20 vídeos yihadistas en diversos dispositivos de memoria que iban camuflados entre vídeos pornográficos, también prohibidos dentro de la cárcel. El recluso supuestamente obligaba a presos musulmanes a cumplir con los preceptos del islam más rigorista y a visionar los vídeos radicales. Posteriormente, elegía a presos concretos y les proponía cometer atentados en cuanto salieran de prisión.

El principal objetivo de su labor de adoctrinamiento eran reclusos musulmanes que mostraban un marcado desarraigo, una personalidad extremadamente influenciable o pasaban por apuros económicos tanto ellos como sus familias. Para acercarse a ellos y convencerlos, contaba con la colaboración de otros cuatro reclusos: Omar B., Charik A., Kamla A y Mohamed E.K. Este último, que había trasladado desde la prisión de Valdemoro al Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas (León), era utilizado por Suleimán para dar palizas a los que que se alejaban de la disciplina de la célula o que no cumplían estrictamente con los preceptos de la religión musulmana en su interpretación más rigorista. También fue detenida Fátima L., una mujer residente en Alcorcón (Madrid) que ejercía presuntamente de enlace entre la cabecilla del grupo y el funcionario de prisiones. 

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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