Por qué ha fracasado la derecha
Ocho politólogos, consultores y profesores analizan la crisis de la derecha tras los resultados de este domingo, que dan como vencedor al PSOE
Ocho analistas, cuatro mujeres y cuatro hombres, del grupo de expertos de Agenda Pública, analizan la crisis de la derecha, que en las elecciones de este domingo ha sumado 149 escaños con el 99,99% escrutado frente a los socialistas y Unidas Podemos, que suman 165. Los populares, que tenían 137 escaños, se quedan por debajo de los 70, con 66; Ciudadanos suma 25 escaños a los 32 que obtuvo en 2016, llegando hasta los 57, y Vox logra apenas 24 escaños frente a los que les daban los sondeos más optimistas para el partido ultranacionalista.
1.- Elena García-Guereta
¿Por qué ha fracasado la derecha? Al menos por tres razones. La primera, por concurrir a las elecciones dividida en tres partidos de ámbito nacional. La segunda, por abandonar el centro. La tercera, por olvidar la moderación y sensatez que, políticamente, caracteriza a la mayoría de los españoles. El PP nunca ha ganado unas elecciones generales sin atraer a la mayoría de los electores de centro y también a la mayoría de los que dicen no tener ideología, los moderados. El surgimiento de Ciudadanos y su éxito electoral entre 2014 y 2016 alejó al PP del centro. El éxito de Vox en las autonómicas andaluzas y el intento de evitar la pérdida de votos por ese flanco hicieron el resto para escorar al PP a la derecha. Y Ciudadanos, el partido que había logrado ubicarse en la posición más central, entre PSOE y PP, no solo se escoró también hacia la derecha, sino que en las semanas previas a las elecciones renunció a competir por buena parte de los votantes de centro al asegurar que no pactaría con el PSOE de Pedro Sánchez. En todo caso, no todas las derechas han fracasado por igual, como es evidente. El PP ha sufrido un durísimo revés, pero si reacciona adecuadamente se podrá recuperar, como lo hizo el PSOE tras los 85 escaños de 2016. Mucho trabajo por delante.
2.- Guillem Vidal
El declive de la suma de las fuerzas de derecha está estrechamente relacionado con las transformaciones de las dinámicas de competición política que ha generado la irrupción de Vox. Tanto el PP como Ciudadanos han radicalizado su discurso por miedo a perder el voto más extremo. Esta espiral de competición hacia la derecha ha tenido dos consecuencias importantes. La primera es la polarización entre los dos grandes bloques sobre el tradicional eje izquierda-derecha. La segunda ha sido la pérdida del espacio de centro por parte de la derecha moderada, un espacio que ha capitalizado el PSOE. La derecha española ha caído en una trampa vista antes en otros países europeos: radicalizar el discurso para competir con la extrema derecha no solo fertiliza el terreno para esta, sino que además deja huérfanos los votos del centro, donde se halla el grueso de la población.
3.- Luis Cornago
En casi todas las democracias avanzadas observamos, elección tras elección, el aumento de la fragmentación política y el declive, en mayor o menor medida, de los partidos tradicionales. Durante algún tiempo se pensó que este fenómeno tenía menos recorrido en España, debido a nuestro sistema electoral, y que se limitaba estrictamente al terreno ideológico de la izquierda. Pero nada más lejos de la realidad. La derecha, beneficiada durante décadas por el sistema electoral y la lealtad de los votantes del PP, es ahora la principal damnificada tras la emergencia (moderada) de la extrema derecha en España. Es probable que la lectura en Ciudadanos sea la de seguir luchando por ser el principal partido del centroderecha en España. Por otro lado, el efecto arrastre de estas elecciones podría perjudicar a Vox en el triple combate del 26 de mayo y favorecer la coordinación del voto en torno al PP y Ciudadanos.
4.- Argelia Queralt
La estrategia destructiva de las derechas en España no ha funcionado. El PP únicamente ha conseguido desgajarse y dejar que sus extremos, esos que creíamos inexistentes y que nos hacían diferentes del resto de Europa, hayan florecido finalmente. Son distintos los motivos que han provocado que sus electores hayan optado por otros partidos políticos: corrupción, mala gestión de la cuestión catalana e incluso una excesiva derechización del discurso de su líder, Pablo Casado. Por otra parte, Ciudadanos ha obtenido un buen resultado que le permitiría ser clave en la gobernabilidad del Estado, tanto si decidiera pactar con el PSOE como ayudando a que un Gobierno de Sánchez saliera adelante con apoyo de Podemos. Son necesarias reformas de calado en el sistema político-constitucional español que necesitan del compromiso de la mayor parte de los grupos parlamentarios. Su discurso anti-Sánchez, su apoyo a Casado, correa de transmisión con Vox, y su falta de liderazgo constructivo en Cataluña no indican que quiera desempeñar un papel determinante en evolución política española. Abandonar el centro político no ha resultado tan productivo.
5.- Juan Rodríguez
PP y Ciudadanos plantearon su larga campaña, desde junio de 2018, como una enmienda a la totalidad contra la moción de censura y la dirección política que entonces emprendió el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. Su culminación fue el veto al PSOE con el que Ciudadanos inició su sprint electoral. La enmienda ha sido rechazada rotundamente por buena parte del electorado. Se desmiente que la división de las derechas favorezca que estas lleguen a la mayoría absoluta, ni siquiera que mantengan el nivel de representación obtenido en 2015 y 2016. Las consecuencias pueden ser tremendas porque el nuevo escenario es esencialmente peor. Por un lado, estos resultados cuestionan sus liderazgos nacionales y los discursos con los que se han presentado ante el electorado. Además, poseen un nuevo competidor, crecido —aunque no tanto— y que aspira a cuestionar algunos consensos básicos de la política española. Y, por último, apenas tendrán tiempo para reflexionar y recuperar oxígeno: en cuatro semanas, el PP deberá defender el poder institucional que aún conserva, de la mano de Ciudadanos en la mayoría de casos. Contra ellos, Vox ya ha lanzado el órdago: para derrotar a la izquierda hay que tensionar más. ¿Aceptarán PP y Ciudadanos ese pulso o emprenderán la rectificación a la estrategia de polarización contra el PSOE?
6.- Marga León
La foto de Colón no hace historia. Fracaso de la estrategia de Casado en estas elecciones. El escenario andaluz le llevó a un baile equivocado. Abandonó el centro por competir con la caballería de la extrema derecha. El centro se lo ha arrebatado Ciudadanos, próximo al sorpasso. Abascal se quedó esperando ese “algo grande” que pensaba que llegaría (un 10% de los votos es mucho, pero el festejo es bastante menor). El mayor logro de Vox es dejar arrasado al Partido Popular, aunque no sabremos cuánto han cargado los hombros de Casado de la herencia de la trama Gürtel. De aquí hacia adelante, a Rivera le va a resultar difícil mantener y justificar su cordón sanitario a Sánchez. Empiezan las conversaciones a múltiples bandas, pero la noche ha dejado un claro vencedor.
7.- Cristina Ares
Los españoles, mayoritariamente de centroizquierda y preocupados por el empleo y las políticas sociales, prefieren otorgar a Sánchez una mayor capacidad para desarrollar su programa en lugar de que les gobiernen las tres derechas, estas últimas enredadas en su peculiar disputa acerca de quién puede resultar más ofensivo a la mitad de la sociedad catalana o a los hombres y mujeres que hacen todos los días cosas para lograr ser un poco más iguales a la hora de generar riqueza y enriquecer la conversación y las decisiones públicas en este país. El estudio preelectoral del CIS diagnosticaba fobia a Vox en siete de cada 10 votantes. No nos escucharon. El PP cometió el error fatal de querer parecerse a la fuerza radical emergente en temas sensibles de su programa, así como en la falta de preocupación por los datos y el respeto debido al adversario político. En España, desde 2015, hay espacios políticos para dos fuerzas de derecha: una europeísta y de centro y otra nacionalista española más a la derecha. Tres son multitud.
8.- Alberto López
El fracaso de los partidos del arco derecho tiene dos componentes principales. El primero es la baja participación. PP, Ciudadanos y Vox apenas superan el 40% del total de votos emitidos, un resultado muy bajo, si se tienen en cuenta las últimas encuestas, el mercado de predicción Predi y las expectativas de estas formaciones. El segundo elemento esencial es el nivel de fragmentación en este bloque, ya que el reparto de escaños entre las formaciones de derechas ha quedado mucho más igualado de lo que se esperaba. Esto representa, curiosamente, un resultado moderadamente dulce para Ciudadanos, que roza la segunda plaza y tiene margen de negociación de un potencial, aunque improbable, Gobierno con el PSOE.
Este artículo ha sido elaborado por Agenda Pública para EL PAÍS
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