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Termina la ronda de declaraciones del caso Julen con el propietario como principal investigado

El ingeniero jefe del equipo de rescate y cuatro agentes de la Guardia Civil han sido los últimos en responder las preguntas de la jueza que instruye el caso

Labores de rescate en la finca de Totalán donde Julen se precipitó a un pozo de más de 100 metros de profundidad.
Labores de rescate en la finca de Totalán donde Julen se precipitó a un pozo de más de 100 metros de profundidad.JON NAZCA (REUTERS)

La jueza Elena Sancho Mallorquín, titular del juzgado de instrucción número 9 de Málaga, ya ha escuchado a todos los testigos que había citado para esclarecer las circunstancias en la que Julen murió en un pozo en Totalán (Málaga). Este miércoles, justo cuando se cumplen dos meses del accidente, ha terminado la ronda de declaraciones con la comparecencia de cuatro agentes de la Guardia Civil y el ingeniero que dirigió el operativo de rescate, Ángel García Vidal.

Un proceso que ha despejado algunas incógnitas y en el que se ha mantenido a David Serrano, dueño de la finca donde estaba el agujero por el que cayó el niño de dos años, como único

investigado por homicidio imprudente. Agentes de la Guardia Civil, los senderistas que ayudaron a la familia, operarios y los principales implicados han respondido desde el pasado 22 de enero a las

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preguntas de la jueza. "Con el contenido de las declaraciones que ya se han practicado hay elementos suficientes como para poder hacernos una idea de cómo estaba aquello y de qué ha sido lo que ocurrió", ha subrayado este miércoles por la mañana la abogada de los padres de Julen, Antonia Barba, que dice que sus clientes quieren conocer “exactamente qué ha pasado” y, por tanto, si a partir de ahora se decretaran nuevas diligencias que ayuden a cumplir ese objetivo, “será algo satisfactorio”.

David Serrano fue la primera persona en declarar en los juzgados. En su versión siempre ha defendido que advirtió del peligro que representaba el agujero en el suelo a su pareja y a los padres de Julen, las tres personas con las que el domingo 13 celebraba una paella en el terreno. También que el sondeo estaba tapado con dos bloques de hormigón y que jamás pensó que una persona pudiera caber por un orificio de apenas 25 centímetros de ancho. Sin embargo, las otras personas que lo acompañaban aquel día han relatado una versión diferente: dijeron que no fueron advertidos del riesgo que representaba y tampoco pudieron confirmar si el pozo estaba tapado.

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Tan solo José Roselló, padre del menor, dijo que Serrano le había comentado algo, pero señalando otro pozo bien sellado y, por tanto, creyó que no existía mayor peligrosidad. También afirmó que en el momento de esa pequeña advertencia, tanto Victoria García -madre del pequeño- y su prima estaban lejos, por lo que no escucharon las palabras. “Si llego a saber que hay pozos abiertos, cojo a mi niño y me voy”, dijo García ante la jueza.

Esta semana también ha dado su versión de los hechos Antonio Sánchez, profesional que ejecutó el pozo, quien ratificó la declaración que ofreció en enero a la Guardia Civil. Es decir, que realizó la prospección y que, tras no encontrar agua, extrajo la boquilla del pozo –herramienta que ayuda a repartir alrededor del agujero la tierra que se va extrayendo del suelo- y, en ese momento, una parte de los 6.000 kilos de arena sacados del interior de la tierra cayeron al interior del pozo. “La zona quedó entonces con forma de volcán”, contó Sánchez, quien relató que, tras acabar su misión, tapó el agujero con una gran piedra.

Sin embargo, aseguró que cuando visitó de nuevo el terreno acompañado de los agentes tras el accidente, la zona había sido modificada: los trabajos para hacer una zanja en forma de ele en el lugar habían rebajado en casi medio metro el orificio, que ya no estaba rodeado de tierra ni con la piedra taponando, como él la había dejado. “No tengo otra historia que contar”, insistió Sánchez ante los medios de comunicación. Uno de los operarios que movió esa tierra ha asegurado que no vio la roca sobre el orificio.

Las primeras semanas de instrucción del caso han estado marcadas por las distintas estrategias de la defensa de David Serrano. Primero, culparon a la persona que realizó el pozo, Antonio Sánchez, por no disponer de los permisos oportunos para ese trabajo. Y, más tarde, sembraron la duda sobre el operativo de rescate, planteando la hipótesis de que había sido una piqueta la que había causado la muerte de Julen y no la caída, como reflejaba la autopsia preliminar. Para demostrarlo los abogados de Serrano presentaron un informe firmado por el arquitecto Jesús María Flores, donde también se pedía la apertura de nuevas diligencias.

Éstas fueron rechazadas días más tarde por la jueza, que igualmente explicó que el documento presentado por la defensa no tiene “consideración de informe pericial”, aunque lo incorporó a la causa. “Tiempo al tiempo”, ha vaticinado hoy Juan Martínez, uno de los abogados del propietario de la finca. Ángel García Vidal, ingeniero que dirigió el operativo de rescate, no ha querido hoy valorar ese documento que pone en duda la labor de los técnicos. Ha denunciado que es “demasiado habitual” encontrar pozos sin su correspondiente sellado y ha vuelto a ensalzar el trabajo realizado por el equipo técnico durante los 13 días que duró el rescate de Julen. Ante la pregunta de cómo se debe actuar en el caso de que durante un sondeo no se encuentre agua, ha respondido claro: “Pues muy fácil, tapándolo”.

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