_
_
_
_
_

Sánchez repensará la estrategia tras el resultado en Andalucía

Temor en el PSOE a que el resultado marque una tendencia de unión de las formaciones conservadoras en las próximas generales

Pedro Sánchez, durante una reunión con el líder chino Xi Jinping en La Moncloa. En vídeo, declaraciones de la vicepresidenta Carmen Calvo tras conocer los resultados de las elecciones.

El resultado de las elecciones andaluzas iba a ser ajeno a la decisión que adoptara el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la fecha de las elecciones generales. Este fue el mensaje que transmitió Moncloa y la dirección federal del PSOE hasta horas antes de que los andaluces acudieran a votar. De forma abrupta y traumática, por lo inesperado, el PSOE se prepara para salir del poder en Andalucía y el secretario general se ve impelido a repensar su estrategia, tras su convencimiento de que la noche electoral del 2 de diciembre no le iba a obligar a hacerlo.

Tal aseveración, nada impostada, muy rotunda y formulada con convicción, venía dada por la certidumbre de que el retroceso del PSOE andaluz nunca pondría en peligro un Gobierno socialista apoyado desde fuera por Adelante Andalucía. En los días de campaña, incluso la dirección socialista sostenía que la opción ideal sería la repetición de la fórmula de gobierno con Ciudadanos. Era una ensoñación. Lo real era empezar a pensar en gobernar con el concurso de la izquierda, con mucha dificultad, con forcejeos continuos, con advertencias constantes de la líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, pero con Susana Díaz en el palacio de San Telmo.

Más información
El PSOE se hunde, la izquierda pierde la mayoría y Vox irrumpe con 12 diputados
La extrema derecha logra su primer gran éxito electoral en democracia
Susana Díaz lleva al PSOE andaluz a su peor resultado
El PP se declara eufórico y dispuesto a pactar con Vox
Rivera: “Vamos a echar al PSOE de la Junta”

“El tren de las victorias socialistas tiene su primera parada en Andalucía y la segunda, en las municipales y autonómicas de mayo”, fue el vaticinio de Sánchez en uno de los dos actos de campaña que protagonizó con Susana Díaz. La “mayoría rotunda” a la que la presidenta de la Junta, el presidente del Gobierno y otros dirigentes socialistas han apelado durante la campaña no se dio. “Es importante que el domingo la victoria de los socialistas andaluces sea un gran mensaje para el resto de España”, incidió esta semana la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.

En plena euforia en las sedes del PP, Ciudadanos y Vox, se invocaba el cambio. Pero no solo en Andalucía, sino en el resto de España. Nada de esto detectaron las encuestas ni los líderes socialistas. Tampoco Moncloa. Acaso en las últimas horas empezó a hablarse de la subida de Vox pero nunca en la perspectiva de que Susana Díaz se quedara sin una mayoría para gobernar.

La confianza de que Andalucía sirviera de estímulo de las citas electorales de 2019 se topó con un resultado que, pese a las señales de alarma y advertencias de cierta apatía en las filas socialistas realizadas por alcaldes y secretarios de agrupaciones a lo largo de la última semana, nadie en el partido vio venir y costaba creer.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La presencia del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE en la campaña —según la portavoz del comité de acción electoral, Esther Peña, sería “intensa”— se limitó a sendos actos en Chiclana (Cádiz) y Marbella (Málaga). Susana Díaz, por su parte, hizo una campaña completamente andaluza. Todo fueron críticas a los líderes del PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, respectivamente, por recorrer Andalucía con mensajes contra Pedro Sánchez y la gestión del Gobierno de la nación.

En el PSOE y en el Gobierno quisieron ver que esa estrategia sería contraproducente porque los andaluces lo considerarían una falta de respeto. A Ciudadanos le ha ido muy bien, y no así al PP que, no obstante, hizo anoche abstracción de la pérdida de casi 300.000 votos en relación a las elecciones de 2015. Pero mucho más ha perdido el PSOE andaluz cuyo suelo se ha roto de manera estrepitosa al caer en más de 400.000 papeletas.

¿Hasta qué punto el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno puede declararse ajeno a este resultado electoral? Sánchez no pensaba involucrarse demasiado en el análisis del resultado electoral al estimar que no tendría tantas variables relevantes como para perturbar la marcha del Gobierno de la nación. La realidad ha deparado sin embargo un retroceso de gran calibre en el apoyo socialista y, además, los líderes del PP, Ciudadanos, y toda la campaña de Vox se han concentrado en ataques a la política gubernamental española. El planteamiento inicial de Sánchez puede variar ahora sustancialmente

Pedro Sánchez tiene que calibrar, lo reconozca o no, si debe extraer alguna consecuencia del resultado electoral de Andalucía. El primer examen en las urnas al proyecto socialista desde la caída de Mariano Rajoy se quedó muy lejos de cumplir las expectativas del partido en el Gobierno, el único que ha gobernado Andalucía desde la restauración de la democracia. El efecto Moncloa por la llegada al Gobierno, que diferentes líderes territoriales del PSOE traducían en un impacto positivo de dos a tres puntos en las elecciones autonómicas, no se produjo.

El gobierno andaluz está perdido pero Sánchez, a través del secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, pone las luces hacia las generales y pregunta al PP y a Ciudadanos si van a integrar como propios los votos de la extrema derecha. Pregunta retórica porque oficiosamente reconocen que sí. Ese será el meollo de la campaña electoral de los socialistas para las generales.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_