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Casado reprocha a Saénz de Santamaría la gestión de la crisis catalana por el Gobierno de Rajoy

"No aplicamos el 155 como teníamos que aplicarlo", espeta el vicesecretario del PP a la exvicepresidenta

Ángeles Pedraza, expresidenta de la AVT, y Pablo Casado. En vídeo: Santamaría acepta el debate de Casado pero prefiere "dialogo abierto para el acuerdo”.Foto: atlas | Vídeo: EUROPA PRESS | ATLAS
Juan José Mateo

La estrategia con la que el Gobierno de Mariano Rajoy se enfrentó al independentismo en Cataluña provocó ayer una duro reproche de Pablo Casado a Soraya Sáenz de Santamaría. “No aplicamos el 155 como había que aplicarlo; la operación diálogo fue un fracaso; y lo que no puede ser es que Pedro Sánchez esté fiando todo a una estrategia judicial, como hicimos nosotros”, dijo el vicesecretario, en una crítica frontal a la exvicepresidenta, con la que se disputa el poder en el PP.

Las criticas a la forma en la que el PP aplicó el artículo 155 en Cataluña han marcado desde el primer día la campaña interna para suceder a Rajoy. María Dolores de Cospedal la arrancó en Barcelona, anunciando que le habría gustado una intervención más dura, y revelando que, siendo ministra de Defensa se desplazó hasta la capital catalana para vivir junto a los afiliados del partido la jornada del referéndum ilegal del 1 de octubre. José Manuel García Margallo fue el primero en señalar sus discrepancias con la gestión de Sáenz de Santamaría, que encabezó la estrategia del Ejecutivo en Cataluña. Y ayer Casado incrementó esas críticas a la vicepresidenta, con la que se disputa el liderazgo.

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“Me da tanta pena que después de lo que hemos visto en el Parlament, o con la economía, estemos hablando de censos, segundas vueltas…”, se quejó Casado sobre la polémica que ha generado la posibilidad de que los compromisarios populares alteren el resultado de las primarias y le den en el Congreso la victoria que no tuvo en las primarias.“Si queremos volver al Gobierno, tenemos que volver a ser el partido de los 11 millones de votos. Y para sacar 11 millones de votos, lo de menos son las normas de un congreso, que están para cumplirse”, argumentó, intentando zanjar el debate. “Lo de más es decir a los españoles que vamos a cambiar algunas cosas, que si ha pasado lo que ha pasado es porque no aplicamos el 155 como había que aplicarlo; que la operación diálogo es un fracaso, la de Sánchez y la que hicimos nosotros [en alusión a la que dirigió Saenz de Santamaría], que lo que no puede ser es que Sánchez esté fiando todo a una estrategia judicial, como hicimos nosotros”, apuntó, en alusión al recurso del Gobierno contra la resolución del Parlamento del pasado jueves que ratifica los objetivos secesionistas. Y remató: "El ADN del PP es no negociar con independentistas".

Sáenz de Santamaría llegó a abrir despacho en Barcelona para protagonizar la operación diálogo con el entonces vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. Pilotó la estrategia del Ejecutivo, incluido el recurso ante el Constitucional que impidió la investidura telemática de Carles Puigdemont. Y encomendó a uno de sus hombres de confianza, Roberto Bermúdez de Castro, el día a día de la administración intervenida.

“Hemos defendido la unidad de España con todas las consecuencias. Yo me he ido del Gobierno con una querella criminal del señor Torra y del señor Puigdemont por impedir que los independentistas presos volvieran al Gobierno”, contestó Santamaría a las críticas durante la campaña de las primarias. “Lo demás pueden ser discursos, esto es un hecho y no muy grato”.

“Nuestra campaña ha sido y será en positivo. Nuestro adversario es Pedro Sánchez, no Casado”, dijeron ayer fuentes de su candidatura.

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Casado, que ingresó en 2003 en las nuevas generaciones del PP, pasó a ser diputado autonómico en Madrid, llegó luego al Congreso y todavía es vicesecretario, busca presentarse como el candidato de las bases frente al aparato. Sáenz de Santamaría, vicepresidenta siete años con Rajoy, defiende la gestión de aquel Ejecutivo, pero en campaña pasa de puntillas por su labor en Cataluña.

En esa comunidad, precisamente, el PP libra ahora una batalla interna que transcurre en paralelo a la nacional. Xavier García Albiol, que solo logró cuatro diputados en las últimas autonómicas, el peor resultado de la historia del PP, quiere volver a la política municipal. Alejandro Fernández, que aspira a sustituirle y es presidente del partido en Tarragona, apoya a Casado, como sus homólogos de Lleida y Barcelona. Sáenz de Santamaría solo cuenta con la complicidad de Enric Millo, líder del PP de Girona y exdelegado del Gobierno en Cataluña.

En las elecciones internas, Casado tuvo más apoyo de los afiliados en tres de la cuatro provincias. Sáenz de Santamaría solo se impuso en Girona. “Pero los militantes del PPC votaron en función de lo que querían para el presente y el futuro”, intervino Albiol en Rac1. “No haría la interpretación de que ha habido un voto de castigo a la Operación Cataluña”.

El vicesecretario corteja el apoyo de María Dolores de Cospedal

Pablo Casado rechazó ayer aceptar la secretaría general del PP a cambio de intergrarse en el equipo de Soraya Sáenz de Santamaría. De hecho, el vicesecretario insistió en negociar con los candidatos derrotados tras la votación de los afiliados, con la intención de lograr el apoyo de sus compromisarios. Y avisó: “Con Cospedal me unen unos principios, unos valores y una estructura de partido con la que me siento identificado”.

Como informó este diario, Sáenz de Santamaría no descarta ofrecer a Casado la secretaría general para que así se fusionen sus dos equipos y el PP llegue al Congreso del 20 y el 21 de julio con una única candidatura. Esa posibilidad, explicó ayer Sáenz de Santamaría en una entrevista en la Cope, queda pendiente de una conversación entre ambos.

“He dejado muy claro que en esa definición de equipos estoy dispuesta a hablar con generosidad y que el secretario general no tiene por qué ser una persona de mi equipo”, dijo la exvicepresidenta del Gobierno.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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