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El PP deja solo a Catalá en el frente con jueces y fiscales

El partido guarda silencio tras las críticas del ministro al juez del caso de La Manada

Rafael Catalá, en una imagen de archivo.Foto: atlas
Juan José Mateo

El PP ha respondido con silencio a la polémica abierta por el ministro de Justicia, Rafael Catalá, al afirmar que el magistrado que firma el voto particular de la sentencia de La Manada —en el que pide la absolución de los cinco acusados— “tiene algún problema singular”. El Gobierno tampoco quiso apoyar ayer explícitamente un comentario que ha provocado que las cuatro asociaciones de jueces y las tres de fiscales pidan la dimisión de este integrante del Consejo de Ministros.

“Me desmarco”, reconoció sobre la opinión de Catalá una fuente de la dirección nacional del PP, que señaló que ningún portavoz de la formación que sostiene al Gobierno ha apoyado aún explícitamente la afirmación del ministro. “Sin comentarios”, reaccionó otro integrante del grupo que aconseja semanalmente al presidente del partido y del Gobierno, Mariano Rajoy. A esa falta de apoyos se unieron también algunas críticas.

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“Mi estupefacción alcanzó máximos por lo dicho por Catalá, pero también por todos los que vienen diciendo lo mismo y ahora se escandalizan, por la utilización partidista de la sentencia y por el daño que entre todos se está haciendo al estado de derecho y a la separación de poderes, en el que están participando partidos, medios y sociedad”, reconoció Borja Sémper, miembro del Comité Ejecutivo del PP, presidente del partido en Guipúzcoa y su portavoz en el Parlamento vasco. “El único sensato es Rajoy”, afirmó con rotundidad.

“Socialmente, [Catalá] acertó; institucionalmente, no”, apuntó un líder territorial con importantes responsabilidades orgánicas, que así puso el acento en que es responsabilidad del Ejecutivo ser exquisito en la observación de la separación de poderes.

Tras cerrar la primera parte del caso Cristina Cifuentes con la dimisión de la ya expresidenta de Madrid, la formación que sostiene al Ejecutivo se vio inmediatamente sorprendida por una nueva polémica. Aturdidos por la sucesión de noticias negativas, los portavoces del partido guardaron silencio sobre las palabras de Catalá escudándose en la falta de información o en que ayer era día festivo. Aunque el paso de las horas llevará a los principales dirigentes del PP a pronunciarse sobre las palabras del ministro, lo harán para subrayar su respeto a la seperación de poderes y su confianza en que el titular de Justicia maneja más información que ellos.

Tampoco el Gobierno quiso dar ayer su opinión sobre los comentarios de Catalá. Al igual que el PP, optó por el silencio. Desde el ministerio se avanzó incluso la intención de cerrar la polémica lo más rápida y discretamente posible.

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Una intromisión

Jueces y fiscales consideran que la opinión de Catalá —que argumentó que el Consejo General del Poder Judicial debería haber actuado antes contra el juez por ese “problema singular”— es una “intromisión” en su labor. Sin embargo, el titular de Justicia se reafirmó en su opinión el mismo lunes y a través de unas declaraciones a EL PAÍS.

“He advertido de que este juez tenía un problema porque así me lo han explicado compañeros suyos y lo saben muy bien en Navarra”, señaló el ministro. “Es mi obligación pedir al Consejo que actúe porque yo no voy a participar en juegos de hipocresía y los datos sobre ese magistrado los tienen ellos; yo no tengo detalles pero sí sé lo que lo me han contado con mucha preocupación sus compañeros”, razonó. “¿Por qué no puedo participar en este debate que se ha producido tras la sentencia por la agresión a una joven cuando yo formo parte de este sector? Yo no debo ser ciego, sordo y mudo”, prosiguió el ministro. “¿Por qué los jueces de las asociaciones pueden opinar sobre esa y otras sentencias y se me niega a mí ese derecho?”, añadió. Y remató: “El respeto absoluto que tengo a la independencia judicial no quiere decir que yo no pueda hablar sobre el funcionamiento de la Justicia”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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