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Los Ruiz-Mateos culpan a su padre de la operación que les sienta en el banquillo

Álvaro Ruiz-Mateos dice que tenía "confianza ciega" en su padre y que las empresas del grupo eran solventes

Rueda de prensa del patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz Mateos, acompañado por alguno de sus hijos y parte del personal de sus empresas, para anunciar que diez empresas de Nueva Rumasa se han acogido al procedimiento especial de la Ley Concursal que le otorga un plazo de hasta cuatro meses para negociar con sus acreedores un plan de pagos y evitar ser declarado en suspensión de pagos.(DVD 483)
Rueda de prensa del patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz Mateos, acompañado por alguno de sus hijos y parte del personal de sus empresas, para anunciar que diez empresas de Nueva Rumasa se han acogido al procedimiento especial de la Ley Concursal que le otorga un plazo de hasta cuatro meses para negociar con sus acreedores un plan de pagos y evitar ser declarado en suspensión de pagos.(DVD 483)Álvaro García (EL PAÍS)

"Yo no tuve ninguna intervención, el que compra es mi padre que negocia la operación". Esta ha sido la línea argumental defendida por Álvaro Ruiz-Mateos durante las más de dos horas que ha durado el interrogatorio que el fiscal anticorrupción Juan Carrau le ha practicado en la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Palma contra los seis hijos varones del empresario. Los seis están acusados de delitos de estafa e insolvencia punible por la compra de dos hoteles -uno en Mallorca y otro en Gran Canaria- por 11,6 millones de euros aparentando "una solvencia inexistente" que les llevó a hipotecar ambos establecimientos en numerosas ocasiones para luego desviar el dinero, según la fiscalía.

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Álvaro Ruiz-Mateos ha explicado durante un largo y atropellado discurso ante el fiscal, que pide siete años de cárcel para él, que se limitó a acudir a una notaría de Palma para avalar "una operación que ya había sido negociada" por su padre como administrador solidario de las empresas Clesa y Dhul. "Los vendedores habían pedido que Clesa y Dhul avalaran la operación, por eso fui", ha señalado Álvaro, que se ha autorretratado como un simple "asesor comercial" de las empresas Trapa y Elgorriaga en las que ha dicho que cobraba un salario mensual de 1.800 euros en la primera y 1.500 en la segunda.

A pesar de ser administrador solidario de dos de las empresas del grupo Nueva Rumasa ha insistido en que no tenía capacidad ejecutiva y tampoco sabía "los beneficios que las sociedades tenían". "Yo no tengo ni idea, pintaba cero como administrador de derecho, tenía confianza ciega en mi padre" ha señalado el acusado, que también ha rechazado haber tenido relación con los vendedores de los dos hoteles, a quienes no les advirtió de que no tenía patrimonio "porque nunca hablé con ellos".

Otra de las patas de la responsabilidad que ha repartido Álvaro ha recaído en los asesores técnicos y jurídicos de las empresas de Nueva Rumasa. "Mi padre tomó la decisión de que Dhul y Clesa avalaran la operación" ha relatado el hijo del empresario, que ha espetado al fiscal que "yo no firmo a lo loco, hay asesores jurídicos detrás". El acusado también ha dicho que los vendedores de los establecimientos sabían que éstos iban a ser hipotecados nada más cerrarse la operación, aunque no ha aclarado las razones por las que se utilizó una empresa pantalla para comprarlos y cuál fue el destino final de los fondos de las hipotecas sobre los establecimientos, por cuya venta los propietarios iniciales recibieron solo una pequeña parte.

"¿Por quién nos toma?"

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Muchas de las preguntas formuladas por el fiscal Juan Carrau han quedado sin respuesta, ya que Álvaro ha tirado balones fuera afirmando que el único que podría dar explicaciones sobre ciertos asuntos es su padre, fallecido en 2015. "El propietario de las empresas era él, que hubiera sociedades en España que luego tuvieran otro administrador habría que preguntárselo a él" ha sido uno de los argumentos del acusado, que ha negado rotundamente que su padre les pidiera que dejaran de pagar a los vendedores los plazos a resarcir por la compra de los hoteles.

"¿Pero usted por quién nos toma, señor fiscal? Me está diciendo en la cara que mi padre me dijo que esto es un cachondeo, que no paguéis, que sois unos delincuentes. Le pido que tenga respeto por mí" ha reprochado Álvaro al fiscal, que le ha recordado que "yo no tomo a nadie por nada, yo estoy aquí para hacer preguntas".

La sala ha admitido como nueva prueba a petición de la fiscalía varios correos electrónicos que fueron intervenidos en diversos registros en las empresas de Nueva Rumasa. La acusación considera que de ellos se deduce que los hermanos estaban al corriente de la situación "cercana a la insolvencia" de las empresas del grupo antes de que se cerrase la compra de los dos hoteles.

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