La brujería, un bien turístico en el pueblo excomulgado por la Iglesia
La localidad zaragozana de Trasmoz logra que su tradición hechicera sea reconocida por el Gobierno regional
Tía Casca murió despeñada por el monte sobre el que se levanta el castillo de Trasmoz. Es, que se sepa, la última bruja de un pueblo maldito y excomulgado. Sus vecinos, convencidos de que tenía poderes para envenenar las aguas y llevar el mal de ojo, la asesinaron de este modo. Los desalmados no hicieron sino agravar el problema porque desde ese momento, porque Casca se dedicó a aplicar su mismo castigo a todos los infelices que se acercaban por la parte del barranco por el que ella fue arrojada. Este pueblo zaragozano con 96 habitantes censados apela a esta leyenda negra para reclamar su singularidad. Su tradición hechicera le ha servido para obtener la distinción por parte del Gobierno aragonés como bien de interés turístico.
Gustavo Adolfo Bécquer es en gran parte el responsable de que el pasado oscuro de la localidad haya llegado hasta hoy, porque recogió algunas de sus historias en Cartas desde mi celda, que escribió cuando se hospedaba en el cercano monasterio de Veruela. Los conflictos por los recursos naturales de la zona fueron precisamente los que enfrentaron a esta localidad con los monjes y los que despertaron las iras de sus sucesivos abades. Tanto, que en el siglo XIII el pueblo entero fue excomulgado y en el XVI maldito por sendos religiosos del monasterio.
El uso que el municipio hace de su pasado es bastante más prosaico: si no puedes revocar la maldición, aprovéchate de ella. El alcalde, Jesús Andía (PP), bombero de la Diputación Provincial de Zaragoza, cree que la distinción otorgada por el Gobierno atraerá todavía a más visitantes, y eso que la feria de brujería y magia aglutina cada primer fin de semana de julio a más de 6.000 personas. El pueblo vuelve esos días a su pasado medieval y recrea una caza de brujas y hasta un aquelarre. "He hablado con otros alcaldes que tienen esta denominación. Esperamos que sirva para conseguir visitantes durante todo el año", cuenta sentado en la terraza del bar situado a la entrada del municipio.
Por si los aquelarres y hechizos no fueran suficientes capítulos en la historia de un municipio tan minúsculo, este pueblo cuenta además con otros dos hechos relevantes en su haber. Fue el hogar durante gran parte de su vida de Manuel Jalón, inventor de la fregona, que compró el castillo y consiguió restaurar la torre del homenaje. Una página algo más negra de su biografía se escribe en los 80, cuando ETA mantuvo secuestrado al doctor Iglesias Puga (padre de Julio), en una casa en la plaza Mayor.
Aunque en el padrón oficial no lleguen un centenar, los fines de semana y los veranos este número aumenta gracias a varias familias. Marta pertenece a una de ellas, y en esta mañana soleada de domingo juega con su hija en el parque: "Hará 15 años, la iniciativa vecinal decidió retomar las tradiciones. Entre ellas, las famosas calabazas del 30 de octubre, una cosa que no es de Halloween, que los abuelos del pueblo ya lo contaban". Cuenta orgullosa que gracias a la colaboración entre la asociación y el Ayuntamiento, cada mes hay al menos una actividad.
"El turismo está muy bien, pero hace falta que venga gente a vivir para reactivar esto", apunta Claire, una francesa que se mudó a Trasmoz hace una década donde su marido montó una quesería. Jessica está a punto de abrir una casa rural junto a su pareja, pero sin intención de instalarse definitivamente en el pueblo: "Con todos los turistas que vienen, siempre alguno pregunta dónde se puede hospedar, y ahora mismo no hay nada". El regidor explica que entre los próximos proyectos de su Gobierno está actuar como mediador entre posibles compradores y vendedores de viviendas a través de la página de Facebook de Trasmoz, creada hace dos años. "Con que se instalaran aquí uno o dos negocios más como la quesería o la fábrica de aceites, sería perfecto", explica Andía.
Doña Casca aguarda nuevas víctimas. El resto de las brujas y demás vecinos esperan que los turistas se acerquen a conocer su leyenda y probar su queso y aceite.
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