Juez progresista, impulsor del carné por puntos y ministro con Zapatero

El que fuera ministro de Interior y Defensa y portavoz parlamentario en los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, ha muerto este jueves en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, con 56 años, como consecuencia de un cáncer de pulmón.

Con 34 años se convirtió en portavoz de la asociación progresista de Jueces para la Democracia. En una entrevistra con EL PAÍS, publicada el 13 de noviembre de 1995, se mostró autocrítico con su profesión. "Hay que fomentar los controles sobre el poder de los jueces", señaló.

José Luis Rodríguez Zapatero eligió a Alonso, amigo suyo desde la juventud y compañero de carrera en la Facultad de Derecho de León, como ministro del Interior. Tenía entonces 44 años. José María Michavila, ministro de Justicia con Aznar, le había vaticinado que dirigiría este departamento. Pero Zapatero tenía otros planes.

José Antonio Alonso puso en marcha el carné de conducir por puntos, una medida que dio un vuelco a la política de seguridad vial y supuso el inicio de la espectacular reducción de muertos en accidente de tráfico que experimentó España desde 2004. "Es la mejor manera para estimular un buen ejercicio de la responsabilidad de los conductores hacia la sociedad", dijo el ministro sobre el carné.

Alonso dejó el Ministerio del Interior por el de Defensa tras dos años de gestión cargada de hechos positivos. Durante su mandato no se produjo ninguna muerte a manos de terroristas -algo que no había ocurrido antes-, se incrementaron las operaciones contra el crimen organizado y el blanqueo de dinero y cayeron espectacularmente las cifras de fallecidos en accidentes de circulación.

Dos horas bastaron a José Luis Rodríguez Zapatero para vencer la resistencia de su amigo José Antonio Alonso. Carecía de experiencia en el regate parlamentario. En palabras de José Blanco, Alonso no se veía como portavoz del Grupo Socialista en el Congreso. Pero tampoco se veía como ministro del Interior ni como ministro de Defensa. Y en ambos casos acabó aceptando.

El 20 de diciembre de 2012, comunicó su decisión de abandonar totalmente la actividad política "por razones personales y familiares", según anunció el Grupo Socialista en el Congreso. En 2011 había sido ingresado en el hospital Ramón y Cajal por un ictus, aunque finalmente los médicos aseguraron que había sufrido una cefálea con síntomas similares al ictus.