Rajoy intentará gobernar con Rivera si el PP supera el ‘caso Gürtel’
El presidente popular formará un Gobierno en minoría a la espera de la respuesta de Ciudadanos
Mariano Rajoy se apresta a gobernar en minoría, si finalmente se produce la abstención del PSOE que permitirá que siga en La Moncloa, sin posibilidad de labrar una gran coalición con los socialistas ni tampoco con Ciudadanos, que rechaza formar parte de un ejecutivo presidido por el actual líder del PP ante el cúmulo de casos de corrupción sucedidos en su mandato. En el PP dan por descontadas ambas negativas y solo esperan que Albert Rivera reconsidere en el futuro esa postura si se producen sentencias a su favor en el caso Gürtel y cuando Ciudadanos resuelva su debate sobre cómo participar en el poder.
Las instrucciones que Rajoy transmitió este lunes a los miembros del comité de dirección del PP con los que se reunió parecen muy genéricas, pero tienen un solo objetivo y muy claro: no meter la pata en este momento crucial. Por tanto, el primer mensaje va dirigido al PSOE, para que se tome el tiempo que sea necesario para resolver sin condiciones su dilema sobre la abstención de sus diputados en una sesión de investidura.
El segundo aviso de Rajoy estos días es externo, hacia PSOE y Ciudadanos, en el sentido de que mantiene sus ofertas genéricas e iniciales sobre cualquier tipo de colaboración, y también interno, hacia su partido, sobre que a partir de ahora tendrán que gobernar de otra manera. “Con paciencia y humildad”, concluyó el pasado sábado en Zaragoza en el día del afiliado del PP. Por varias razones. Porque el PP no tiene mayoría absoluta, ni asegurados pactos de gobierno o de legislatura, y porque tendrá que ganarse la gobernabilidad y estabilidad día a día en un Parlamento muy fragmentado y con una oposición en dura disputa por su propio liderazgo.
Reivindica el pacto
Rajoy repite en casi todas sus intervenciones que siguen en vigor las propuestas que realizó tras las elecciones del 20-D, después del 26-J e incluso cuando fracasó su intento de investidura a finales de agosto. La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, las reafirmó el viernes pasado cuando enfatizó que estaban vigentes esas ofertas “al PSOE y otros partidos”. Y el portavoz del PP, Pablo Casado, reivindicó este lunes tras reunirse con Rajoy que las virtudes del pacto firmado con Ciudadanos, que incluía 150 medidas que el partido de Albert Rivera había acordado en febrero con el PSOE de Pedro Sánchez: “Creo que los tres partidos tenemos muchos puntos en común”. Pero en el PP son conscientes de que esa alianza es ahora imposible con el PSOE y también con Ciudadanos.
Rajoy se prepara para gobernar en minoría si al final sale la abstención del PSOE, con ministros solo del PP aunque probablemente con un perfil diferente, porque todas las aproximaciones que se han intentado con Ciudadanos, en público y en privado, han salido mal. Rivera volvió a reiterar ayer mismo que Ciudadanos no gobernará con el PP de Rajoy, aunque piensa rentabilizar su pacto y su apoyo, y puso como ejemplo la creación de comisiones sobre la corrupción en distintos territorios donde ya han ensayado ese comportamiento, como Madrid y Andalucía.
En el PP cuentan con ello. Tomaron nota de la dura e inesperada actitud y réplica del propio Rivera en el debate de investidura de Rajoy y del apoyo en estas semanas de los 32 diputados de Ciudadanos en el Congreso a propuestas para crear comisiones para investigar actuaciones que creen irregulares del ministro del Interior, Jorge Fernández. Esperan más acciones similares de Ciudadanos en ese sentido y durante un buen trecho de la legislatura, si esta finalmente arranca. Las dan por tramitadas en el caso del PSOE y Podemos.
El PP entiende que Ciudadanos no va a querer entrar ahora en un Gobierno de Rajoy cuando están juzgándose en estos días en la Audiencia Nacional escándalos tan relevantes como la primera época de Gürtel o las tarjetas black de Caja Madrid.
Los populares esperan que esa relación cambie y sea más propicia a una mayor colaboración si al final el tribunal de Gürtel no condena también al PP en su sentencia, según fuentes del comité de dirección de esa formación que están al tanto de las negociaciones emprendidas en este periodo con Ciudadanos. En el PP también observan con atención el debate interno que les llega a través de sus interlocutores en Ciudadanos sobre cómo debe afrontar ese partido su participación en los Gobiernos y en la gestión del poder en las instituciones, tanto a nivel nacional como en autonomías donde su apoyo es determinante como Madrid y Andalucía. Esa situación tampoco está resuelta.
Preguntado ayer Pablo Casado por si Rajoy les había transmitido cómo querría que fuera su nuevo Gobierno y si mantenía la idea de invitar a ministros de Ciudadanos o independientes, el portavoz del PP contestó que el presidente no les había comunicado nada al respecto: “Es una decisión muy personal. Desde luego, no [nos lo ha dicho] a nosotros ni creo que a mucha gente”. Lo que sí les transmitió fue su satisfacción tras haber hablado un par de veces con el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández.
Ciudadanos, abierto a una coalición con otro presidente
Ciudadanos se opone a participar en un gobierno de coalición presidido por Mariano Rajoy, independientemente de que este renueve a sus ministros o de que los juicios por presunta corrupción que encara el PP acaben por limpiar su imagen.
"Si no hay renovación en el PP no entraremos en un gobierno de coalición. Rajoy es el máximo representante del continuismo", aseguró José Manuel Villegas, vicesecretario general de este partido y número dos de Albert Rivera, que habría estado dispuesto a gobernar con el PP si el presidente en funciones hubiera cedido su puesto a otro candidato de su partido. "Si no hay una renovación en el PP no entraremos en un gobierno de coalición", añadió."[Con Rajoy] No tiene sentido. No tenemos ese debate".
Desde mayo de 2015, los dirigentes de Ciudadanos afrontan periódicamente esa misma duda —¿entrar o no en el Ejecutivo?— en los casos de los gobiernos autonómicos de Madrid (PP) y Andalucía (PSOE), que Ciudadanos apuntala desde la oposición. En enero, además, sus estrategas se mostraron dispuestos a apoyar cualquier proyecto del PP y del PSOE que desplazara a Podemos de los ejecutivos de la Comunidad Valenciana, del Ayuntamiento de Valencia o del de Madrid. Finalmente, el debate alcanzó su punto álgido en abril, cuando dirigentes nacionales de peso plantearon la entrada en un gobierno del PSOE de Pedro Sánchez.
Esa opción no cristalizó porque el socialista no logró la investidura. Si Rajoy la consigue ahora, Rivera se encontrará ante la misma disyuntiva: ser uno más en la oposición, y aprovechando la debilidad del gobierno para impulsar reformas; o entrar en el ejecutivo para pilotar los cambios que recoge en su programa.
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