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“Nos mueve el corazón, no el dinero”

Joseph Zárate ha sido galardonado con el premio Ortega y Gasset al mejor trabajo periodístico

Joseph Zárate en la ceremonia de los Ortega y Gasset, este jueves.
Joseph Zárate en la ceremonia de los Ortega y Gasset, este jueves.ULY MARTIN

La revista peruana Etiqueta Verde nació hace tres años, pero carece de periodicidad definida. Por lo general, edita cuatro números anuales. “Dinero casi no tenemos, pero es una revista en la que nos mueve el corazón y no el dinero”, dice Joseph Zárate, galardonado con el premio Ortega y Gasset al mejor trabajo periodístico, por “La dama de la Laguna Azul versus la laguna negra”, un reportaje que narra la tenaz lucha de una campesina de la sierra peruana por defender sus tierras, las 25 hectáreas en la que ha labrado toda su vida.

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“Es la historia de Máxima Acuña, una mujer humilde que se ha hecho a sí misma, y que lo único a lo que aspira es a que no le quiten su trozo de tierra. La relación con la tierra es lo que define su cultura y, al intentar arrebatársela, de alguna manera le arrebatan su vida. Es una historia que refleja también el choque de visiones entre el mundo rural y el urbano”, asegura Zárate, un joven de 29 años nacido en Lima de una familia indígena.

Preguntas que perturben

Estudió el oficio en la Universidad San Marcos, empujado por su madre, quien no quería que se dedicara al arte por considerarla una profesión sin futuro. Las enciclopedias y fascículos que ella compraba en los quioscos, embuchados en los periódicos, despertaron en Zárate la pasión por la lectura. Pero fueron los cuentos de Julio Ramón Ribeyro lo que le hizo interesarse por las personas sencillas e indefensas. “Lo que me mueve es, sobre todo, entender la condición humana. En Latinoamérica hay muchas Máximas, personas a las que se les acusa de detener el progreso o de estar manipuladas. Mi intención es huir de tales coros y retratar la verdad de esos personajes como seres humanos y no como caricaturas”.

Con Máxima convivió dos semanas en su humilde vivienda y lo que allí aprendió es que lo importante del periodismo es “generar un puente de empatía entre la historia y el lector”. “Me siento un reportero que intenta entender el mundo, que tiene una mirada sobre las cosas. Más que la investigación, me atrae la función de narrar para convertir la información en conocimiento”, añade.

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Está preparando un libro de relatos, entre ellos, la historia de su abuela, una indígena que nació hace 80 años en una canoa en la selva amazónica, que se trasladó a vivir a Lima a los 14 años y que ahora aspirar a regresar a su tierra.

Confía en que el Ortega suponga la vitrina necesaria para que historias como las de Máxima dejen de ser invisibles entre la actual indiferencia. “No aspiro a cambiar el mundo, sino a lanzar preguntas que perturben”.

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