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Rajoy deja caer al ministro Gallardón en busca del centro político

El titular de Justicia renuncia también a su escaño en el Congreso y a sus cargos en el partido. "No soy la persona para poder llevar adelante con convicción la nueva regulación anunciada por el presidente"

La historia de un fracaso, el del proyecto de ley del aborto del PP, acabó ayer con la vida política de un veterano de la política. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció su dimisión a media tarde en rueda de prensa, apenas cuatro horas después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confirmara la retirada de la reforma de ley del aborto y aparcara así uno de los asuntos que en este momento le creaban más problemas a la hora de mantener a su electorado de centro. Gallardón afirmó que se va porque no ha sido capaz de llevar adelante el “encargo” que le hizo el presidente al inicio del mandato, y anunció que en los próximos días renunciará también a su escaño de diputado y a los cargos de dirección en el partido. “Dejo la política”, concluyó. Será sustituido por Rafael Catalá, actual secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, cuyo nombramiento fue comunicado oficialmente ayer mismo.

El movimiento de Rajoy coincide con el momento más delicado para las perspectivas electorales del Partido Popular. Sin adversario político a su derecha, el PP busca mensajes que le vuelvan a aproximar al centro. Y una de las iniciativas más claras para conseguir ese objetivo es la retirada de la reforma de la ley del aborto, rechazada por la mayor parte de la sociedad (según las encuestas) y por un sector del PP, que se prepara para afrontar el año electoral clave de 2015 (municipales, autonómicas y generales). Los cálculos de Pedro Arriola, el primer asesor de Rajoy en estrategias electorales, han terminado por enterrar la iniciativa, sacrificando por el camino al ministro con más peso político del Gobierno.

Gallardón explicó que la semana pasada comunicó a Rajoy su intención de dejar el cargo y ayer se lo ratificó, una vez que el presidente hizo público lo que el ministro ya sabía: la decisión de retirar la ley. “Dimito como consecuencia de la decisión adoptada por el Gobierno de retirar el proyecto de Ley (...) Más que desautorizado, siento que no he sido capaz de cumplir el encargo que se me hizo (...) Yo no soy la persona para poder llevar adelante con convicción la nueva forma de regulación del aborto que ha sido anunciada por el presidente”, afirmó Gallardón.

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La nueva regulación que Rajoy había anunciado horas antes se reduce a esto: olvidarse por el momento de una nueva ley y abordar una mínima modificación de la actual, introduciendo únicamente la obligatoriedad de contar con permiso de los padres para las embarazadas de 16 y 17 años que decidan abortar. El PP renuncia, por tanto, a la vuelta atrás de tres décadas que suponía el proyecto de ley aprobado el pasado diciembre, que derogaba el sistema de plazos (el derecho de la mujer a abortar sin alegar motivo en las primeras 14 semanas) y retornaba al sistema de supuestos que rigió entre 1985 y 2010, pero endureciéndolo. “Creo que he tomado la decisión más sensata”, dijo el presidente, que comunicó este giro clave de su mandato en unas declaraciones ante los periodistas después de un acto público en Madrid.

La consecuencia inmediata de esa decisión es la dimisión de Gallardón. El ministro se va sin dar un portazo. En su comparecencia evitó cualquier reproche o crítica a Rajoy, le manifestó varias veces su “gratitud y lealtad” e insistió: “Las responsabilidades [del fracaso de la ley] las asumo yo”. Pero también deslizó que ese anteproyecto de ley fue un proyecto colectivo: “Yo asumí el compromiso de reformar la ley como consecuencia del encargo de responsabilidades que se hizo en el Gobierno a comienzos de legislatura”, dijo. Y también: “Lo hice de acuerdo con lo que había sido la doctrina de nuestro partido y con el criterio establecido [por el PP] en el recurso de inconstitucionalidad contra la ley de 2010”. Y por último: “Reconozco que no he sido capaz de convertir en proyecto de ley el anteproyecto que aprobamos en Consejo de Ministros”.

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Subrayó, además, que nunca “ningún compañero de partido” le pidió que cambiara “ningún aspecto del anteproyecto”. Añadió que de este asunto solo despachó “con el presidente del Gobierno”. Y cuando se le preguntó si el anteproyecto de ley del aborto que ahora se retira era suyo o de Rajoy, contestó: “Era del Gobierno de España”.

Cuando hace unos días Gallardón le planteó a Rajoy su intención de dimitir, el presidente intentó convencerle para que permaneciese en su puesto, pero siempre bajo la premisa de que la reforma de la ley del aborto no saldría adelante, según varias fuentes gubernamentales. Esa situación abocaba a Ruiz-Gallardón a ser, aún más, la diana perfecta de la oposición, que le bombardeaba casi cada semana con preguntas sobre la reforma y que ahora había quedado, además, desautorizado. El ministro afirmó ayer que aplazó la dimisión unos días, hasta tener preparados los recursos de Justicia contra la ley de consultas catalana y el futuro decreto de convocatoria del referéndum del 9-N.

Gallardón es el primer ministro que abandona por voluntad propia el gabinete de Rajoy. Desde el ministerio se insistía ayer en que no solo se ha dedicado a la ley del aborto, y daban la cifra de 36 normas aprobadas y 12 en tramitación. Pero todas las grandes iniciativas que anunció para “revolucionar y modernizar” la administración de Justicia, como la reforma del Código Penal, la Ley del Poder Judicial o la Ley de Enjuiciamiento Criminal, están empantanadas en el Congreso o no han logrado salir de su departamento.

El ministro había amagado más de una vez con abandonar la política. Ayer lo hizo. "Debo dar por agotada mi vida política, y la doy por agotada". En su discurso de despedida mencionó a los dos dirigentes de la mano de los cuales entró en el PP —su padre, José María Ruiz-Gallardón, y Manuel Fraga— y subrayó que seguirá militando en el partido pero que no volverá a ejercer “ningún puesto de responsabilidad política”. La voz se le quebró cuando recordó las cinco mayorías absolutas consecutivas que le dieron los madrileños, como presidente autonómico y alcalde, antes de convertirse en ministro. “No me voy con dolor. La política a veces te da satisfacciones y a veces te las quita”, dijo, antes de fundirse en un abrazo con su hijo Ignacio y con su cada uno de los miembros de su equipo.

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