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El reparto de empleos públicos incendia Melilla

Un grupo de descontentos se enfrenta a tiros con la policía

Un grupo de personas  levanta una barricada en la entrada del barrio melillense de la Cañada.
Un grupo de personas levanta una barricada en la entrada del barrio melillense de la Cañada.

Disparos de armas de fuego, lanzamiento de cócteles molotov, barricadas... Los barrios de Reina Regente, Monte María Cristina y La Cañada, los más marginales de Melilla, han vivido esta noche, durante cuatro horas, escenas de violencia que acabaron con un número indeterminado de heridos. La causa de los disturbios, que se repiten cada año, es la publicación por la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento de la lista de vecinos que han sido seleccionados para ocupar un puesto a través de los planes de empleo. Estos planes dan trabajo —en mantenimiento de jardines, limpieza de solares, del cauce del río...— a los elegidos, durante seis meses, con un sueldo que ronda los mil euros.

Los disturbios comenzaron cuando un grupo de personas levantó una gran barricada formada por neumáticos usados y contenedores, a los que pretendían prender fuego. Un grupo de 25 hombres de las Unidades de Intervención Policial (UIP) acudió al lugar y procedió a su retirada.

Los manifestantes utilizaron escopetas de perdigones y de postas, según la policía. En un momento determinado se escucharon varias detonaciones, que en principio los agentes creyeron realizadas con pistolas de fogueo. “Entonces un compañero nos alertó de que una bala había impactado en su escudo”, declaró uno de los policías. Según las fuerzas de orden público, el orificio podría corresponder a una bala del calibre 22.

Los manifestantes fueron retrocediendo y metiéndose cada vez más en el barrio, donde fueron acorralados por los agentes, que utilizaron munición de fogueo, pelotas de goma y gases lacrimógenos. Atrincherados en un edificio, los manifestantes combinaban el lanzamiento de piedras con el de cócteles molotov. Para entorpecer la labor de la policía, cortaron el alumbrado público, dejando a oscuras la zona.

Un perímetro policial con policía nacional y local, rodeaba la zona para evitar la llegada de más personas que pudieran sumarse a los altercados y para salvaguardar la seguridad de los que viven en la zona y que estaban encerrados en sus viviendas. Al final de la tarde, el grupo se disolvió y solo quedaron una docena de menores que seguía lanzando piedras a la Policía.

La mayoría de los vecinos de La Cañada no están de acuerdo con los disturbios, pero entienden sus motivos: “Mientras se juegue con los puestos de trabajo y con los votos de la gente de este barrio, siempre van a existir estos problemas”, comenta Hamed Mimún. La gente siente que es parte “del juego electoral: me votas y te doy o te tengo contento, a eso juegan todos los partidos políticos”.

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