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Expatriados por la crisis

“Mis compañeros me avisaron de que era un desastre y me quedé”

Carolina Merchan, de 29 años y con dos hijos, iba a a Erfurt No se marchó por la mala organización

Carolina Merchan quería irse a Erfurt y se quedó.
Carolina Merchan quería irse a Erfurt y se quedó.

Carolina Merchan ya tenía todo en cajas, había dejado su piso y vendido sus cosas para irse a Alemania en busca de su "oportunidad". Tiene 29 años, lleva cinco en paro, y tiene dos hijos a los que se iba a llevar a Erfurt (Alemania). Por eso, cuando sus compañeros la llamaron el 25 de septiembre para avisarle de que aquello era un caos, decidió quedarse en Madrid y esperar a verlo claro.

"Empecé a sospechar de que había algo raro en agosto, cuando no me decían a qué ciudad íbamos", cuenta la joven desempleada. "Yo necesitaba saberlo más que nadie porque tenía que buscar colegio para los niños. Al final pensé: 'Me voy y los dejo con mis familiares. Me los llevaré cuando haya encontrado colegio", afirma. De momento, ha perdido ya 300 euros del billete de avión, además de todo lo que ha gastado en ropa de abrigo.

Merchan llevaba desde el 2008 sin trabajo. Antes, alternaba empleos en el sector del turismo e incluso trabajó en un hotel de Ibiza durante dos veranos, pero ya hacía tiempo que estaba sin nada, viviendo con su familia (padres y tíos) y manteniendo, soltera, a sus hijos. Vio la oportunidad en Internet, en un anuncio de una página web y se apuntó. La llamaron para hacer una entrevista y superó el proceso de selección. Hizo el curso intensivo de alemán en agosto, subvencionado y "muy serio" en una escuela de idiomas de Arganda del Rey (Madrid): "Había hasta un cátering que nos traía bocadillos y zumos cada día".

El programa incluía otro curso intensivo de idioma durante todo el mes de octubre y el programa combinado de estudios y trabajo empezaría el 1 de noviembre. "Se supone que íbamos a apartamentos de 500 euros con dos habitaciones a compartir, pero me han mandado fotos y se ve todo sucio", lamenta mientras recuerda la incertidumbre de sus compañeros durante sus primeros días de estancia. "Estamos en unas chabolas. El baños está fuera", le decían.

La empresa Sphinx Consulting S.L., encargada de los procesos de selección de los candidatos, les dio credibilidad al asegurar que se trataba de un proyecto financiado por el Gobierno alemán. "Nos dijeron que había venido [la canciller alemana Angela] Merkel a reunirse con [el presidente del Gobierno] Mariano Rajoy y que nosotros íbamos a ser los primeros", explica Merchan. El sueldo que les prometían rondaba los 800 euros, en gran parte subvencionado por Berlín. "Me parecía mi oportunidad de crecer y poder trabajar", deplora.

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