Renfe admite que los sistemas de seguridad son mejorables
El presidente de la empresa ferroviaria dice que el tren fue inspeccionado correctamente "No correremos el riesgo de caer en la inacción", ha apuntado al final de su intervención

El presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, ha asegurado esta mañana en la comisión de Fomento del Congreso que trata de aclarar las causas del trágico accidente que "la seguridad en el sector ferroviario es una asignatura continua". Ha admitido que la empresa pública está revisando todos los protocolos de seguridad: "Quiero trasladar el compromiso de Renfe para conocer las causas del accidente", una investigación que, ha dicho, ayudará a tomar medidas que impidan este tipo de sucesos.
Gómez-Pomar ha desgranado todos los sistemas de seguridad, los protocolos activados y las inspecciones que se habían realizado al tren Alvia en la mañana del suceso, pero ha aportado pocas novedades sobre lo que ya se conocía. Las primeras instrucciones adicionales fruto de la investigación las ha dejado para el anuncio que este viernes realizará la ministra de Fomento, Ana Pastor, en la Cámara. "Contribuirán a prevenir accidentes y continuar mejorando la seguridad del sistema ferroviario español. El sistema mueve cada día 4.700 trenes que utilizan 1,6 millones de personas. Por la respuesta la semana siguiente al suceso no creo aventurado asegurar que los españoles continúan confiando en el ferrocarril. No correremos el riesgo de caer en la autocomplacencia o inacción", ha apuntado al final de su intervención.
La última baliza, situada en el kilómetro 80, era importante porque es la que señala que hay que comenzar a reducir la velocidad" JULIO GÓMEZ-POMAR
Igual que ha hecho el presidente de Adif, Gonzalo Ferre, Gómez-Pomar se ha extendido explicando paso a paso cómo discurrió en la cabina del maquinista el trayecto entre Madrid y la entrada a Santiago del Compostela. Ha detallado las balizas, los procedimientos, las instrucciones y las limitaciones que tenía que haber respetado el operador en los últimos kilómetros del trayecto: "La última baliza, situada en el kilómetro 80, es importante porque es la que señala que hay que comenzar a reducir la velocidad para llegar al tramo curvo. Es una señal luminosa, se ubica a la entrada de un túnel".
Según los datos de la caja negra que ha trasladado el presidente de Renfe a los miembros de la Cámara, las señales que encontró el maquinista en su trayecto siempre estuvieron en verde, ya que indicaban que delante no tenía ningún obstáculo para avanzar. También ha mencionado la llamada del teléfono móvil que el revisor Antonio Martín realizó al maquinista, Francisco José Garzón, a las 20.39 horas. Fue poco más de un minuto de conversación hasta que se escuchó el descarrilamiento del tren. El teléfono profesional, ha detallado el presidente de Renfe, solo se puede utilizar para comunicarse de forma excepcional cuando la comunicación del "tren tierra" de la máquina, no está operativa. El maquinista también tenía prohibido el uso de su móvil particular.
Tras describir los hechos, Gómez-Pomar ha explicado que en la mañana del mismo día del accidente el tren fue inspeccionado en sus rodaduras, amortiguadores, frenos, cabina de conducción, elementos eléctricos del techo, equipos eléctricos, convertidores de las cabezas motrices, baterías, sistemas de comunicaciones y otros indicadores de seguridad, como el sistema antibloqueo de ruedas. Posteriormente ha asegurado que todas las revisiones se habían realizado con éxito.
En su intervención leída en el Congreso, el presidente de Renfe ha desgranado cómo a las 20.45 horas de la fatídica noche del 24 de julio se activaron "todos los protocolos de emergencia" tras el descarrilamiento en Angrois, -el accidente fue a las 20.41 horas-. "A las nueve de la noche, se traslada a personal médico, se designa un responsable para la atención al viajero, se refuerzan los servicios de información y atención al cliente. Renfe habilitó un número de teléfono para proporcionar información y asistencia a los afectados. Ese servicio se activó con cuatro puestos y se incrementó a siete personas, incluido un equipo de psicólogos". Se habían vendido 221 billetes para ese trayecto.
Renfe consignó 2,7 millones de euros para pagar a los familiares las indemnizaciones, que van desde 25.000 euros para los fallecidos a los 5.000 para los heridos graves y 1.500 de los leves. Hasta el momento la compañía ha recibido 23 solicitudes de anticipos de abono de cantidades.
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