Aguirre y otros barones piden a Rajoy que se querelle ya contra Bárcenas

Después del discurso de Mariano Rajoy, con apelaciones personales muy duras de escuchar para políticos que le conocen bien, como la defensa de su honradez y el argumento de que podría ganar mucho más dinero fuera de la política, era difícil para los barones regionales apuntar siquiera un matiz. Todos aplaudieron el discurso de Rajoy y alabaron las explicaciones de la tesorera, Carmen Navarro, muy respetada. Pero algunos muy importantes, y con más claridad que ninguno Esperanza Aguirre, centraron el tiro en una cuestión relevante que Rajoy no apuntó: le exigieron que se querelle contra Bárcenas.

A los dirigentes les gustó la intervención del presidente, les pareció contundente y convincente, bien expuesta. “Hemos salvado el día”, resumía uno. Pero una de las cosas que más les sorprendió a varios de los consultados es que en ningún momento criticó a su extesorero —fue él quien lo ascendió—. Se limitó a decir, sin citarlo, que esos 22 millones que tiene en Suiza “no tienen nada que ver con el PP”. Pero nada de atacarle, de decir que traicionó su confianza, ni explicar que ha avergonzado al PP o algo parecido.

Aguirre, la rival interna más conocida de Rajoy, fue clarísima. El PP, explicó, tiene que “hacer gestos” de forma rápida porque el ambiente es “tremendo”, incluso peor que tras el 11-M, dijo. “Tenemos la sede sitiada, pero el problema no son los que gritan ahí afuera. El problema son los nuestros, que están desilusionados”, clamó.

Aguirre habló casi al final. Para entonces, varios barones, en especial Juan Vicente Herrera, José Antonio Monago o el balear José Ramón Bauzá, que llegó a decir que el PP debe mostrar que no acepta “chantajes”, habían apuntado la idea de la necesidad de querellarse contra Bárcenas. “Tenemos que ir contra quien se ha reído de nosotros y nos ha hecho mucho daño”, dijo Herrera, que el día anterior había pedido “no matar al mensajero”, esto es, no atacar a la prensa.

Rajoy no contestó con claridad. Lo dejó en el aire. El extesorero sigue siendo un personaje temido en el PP y aparentemente incontrolable. Entonces Dolores de Cospedal, que alabó a Rajoy y llegó a decir “tenemos un presidente de lujo”, explicó que en esto de las querellas hay que andar con mucho cuidado, que hay un equipo de abogados estudiándolas. Y Aguirre saltó con su habitual desparpajo: “No entiendo qué tenemos que estudiar. Hay un señor que tiene 22 millones en Suiza y hay un documento con anotaciones de su puño y letra, no sé a qué abogados tenemos que esperar”. Aguirre también pidió que se publique toda la contabilidad del PP. A los dirigentes se les entregó, pero luego se la retiraron. Cospedal explicó que creen que no se puede entregar a la prensa antes que al Tribunal de Cuentas, y faltan varios años. Aguirre le pidió que se entregue a la prensa con esa prevención de que es provisional, y anunció que ella entregará la del PP de Madrid. A la prensa no se le facilitó esa contabilidad.

Ese intento de algunos barones, pero sobre todo de Aguirre, para que Rajoy abra una guerra con Bárcenas, algo siempre arriesgado, dominó el encuentro pero también la enorme preocupación que destilaban los discursos, según varios de los presentes. José Antonio Monago, el presidente extremeño, uno de los más preocupados, incluso detalló que su hijo de 11 años, con el que nunca habla de política, le preguntó quién es Bárcenas porque se comentaba en el colegio. Monago planteó que todos los presidentes autonómicos hagan pública su declaración de la renta como Rajoy. Y así se acordó, aunque Bauzá, el presidente balear, sin rechazarlo, dejó claro que este tipo de cosas suelen ser mal utilizadas para abrir “debates y comparaciones entre ricos y pobres”. “Hay mucha gente ahí fuera que cobra mucho menos que todos los que estamos sentados en esta mesa”, recordó. Cospedal llamará a todos los presidentes y la publicación se hará.

Nadie le dio credibilidad a los papeles de Bárcenas, y Pío García Escudero, que sí ha reconocido como real una de las partidas, se quejó de que eso se haya utilizado para dar veracidad a las demás. La salida de García Escudero y otros que han admitido partidas puntuales que figuran ahí, como Jaime Ignacio Del Burgo para ayudar a una víctima del terrorismo, han desarbolado la estrategia inicial del PP.