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Mas reivindica el pacto fiscal para rebelarse contra los recortes de Rajoy

El presidente catalán pide el apoyo de los socialistas para mejorar la financiación de Cataluña y esquivar como Euskadi los ajustes sanitarios

Artur Mas, durante su intervención de ayer en el Parlamento de Cataluña.
Artur Mas, durante su intervención de ayer en el Parlamento de Cataluña. TONI ALBIR (EFE)

La crisis económica se está convirtiendo en la perfecta aliada del discurso más soberanista del Gobierno catalán. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, está utilizando todas las tribunas posibles para convencer a los catalanes de que buena parte de los recortes que está aplicando la Generalitat no serían necesarios si Cataluña contara con un sistema de financiación equiparable al del País Vasco o Navarra. Mas dio ayer un nuevo paso en esta línea para dejar claro en sede parlamentaria que si consigue el concierto económico —o pacto fiscal, como lo llama Convergència i Unió—, Cataluña tendrá más herramientas para negarse a aplicar las medidas que dicte el Gobierno central, ya sean recortes o cambios normativos. Además, pidió a los socialistas catalanes que le apoyen en esa causa, como hacen tanto los socialistas como los populares navarros y vascos con el concierto económico.

Mas se encuentra doblemente atenazado. Por una parte, debe responder a las demandas del Gobierno central para que aplique nuevos recortes, y por la otra debe afrontar el creciente malestar de la opinión pública catalana por los recortes que la Generalitat ha aplicado en Cataluña y que no se están extendiendo al resto de España. El cobro de un euro por cada receta médica es el ejemplo más claro. Las farmacias catalanas lo cobran desde el pasado 23 de junio y, con la entrada en vigor del copago dictado por el Gobierno central, los catalanes han visto considerablemente aumentado su gasto en medicamentos. La oposición en pleno pidió ayer a Mas que retire el euro por receta. Los socialistas le reclamaron que, si no quiere hacerlo, siga el ejemplo de comunidades como el País Vasco y se niegue a aplicar el copago dictado por el Gobierno central.

El presidente de la Generalitat aprovechó la petición para lanzarle un reto al PSC. “Voten ustedes, igual que los socialistas vascos, a favor del concierto económico y no tendremos que aplicar nada de todo esto”, le pidió al jefe de filas de los socialistas catalanes, Joaquim Nadal. “Cuando ustedes se refieren a no aplicar el copago hablan del País Vasco, y lo que ellos tienen que nosotros no tenemos es el concierto económico”, añadió. “No es lo mismo hablar de los recortes desde una óptica vasca con el concierto económico, y todos los dineritos en la caja, y habiendo pagado ellos al Estado y no al revés, que no en la situación catalana”, remachó Mas.

El presidente de la Generalitat reveló con esta petición que, de conseguir el pacto fiscal, lo utilizaría para hacerse fuerte ante las imposiciones que le llegan desde el Gobierno central. Los últimos meses el Gobierno de CiU ha tenido que tragar con exigencias del Ejecutivo de Mariano Rajoy que los nacionalistas nunca habrían aceptado en caso de que las finanzas catalanas estuvieran medianamente saneadas. La dependencia de las transferencias y anticipos del Gobierno central han obligado a la Generalitat a aplicar no solo los decretos de sanidad y educación, sino también a apoyar la reforma laboral y la ley de Estabilidad Presupuestaria, que permite la intervención de las comunidades autónomas.

La oposición critica a Mas que lo fíe todo al pacto fiscal y le pide que tome medidas para evitar recortes sociales como la reducción de subvenciones. “Para las escuelas de élite y la prensa amiga sí hay dinero”, le reprochó el ecosocialista Joan Herrera.

Mas ha convocado a los partidos políticos para el 12 de julio a una segunda reunión para perfilar la propuesta de pacto fiscal que votará el Parlamento catalán, seguramente el próximo día 25. La incógnita que falta por despejar hasta entonces es si los socialistas se suman a esa propuesta, como les viene reclamando CiU, y qué hace finalmente el PP. En las últimas semanas, nacionalistas y socialistas han acercado posiciones, pero el PSC todavía no ha dicho sí. En sus filas, además, hay dirigentes como el primer secretario de la federación del PSC de Barcelona, el senador Carles Martí, que han abogado claramente por desmarcarse de la estrategia de los nacionalistas, que han fiado toda la legislatura a esa apuesta.

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Los socialistas catalanes, además, tienen otro frente con el PSOE, al que intentan convencer de que la propuesta de pacto fiscal que negocian con CiU tiene encaje en la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA) y no es equiparable al concierto vasco. Sea cual sea el nuevo modelo de financiación que se apruebe cuando venza el actual a finales de 2013, deberá votarse en las Cortes.

El PSC reclama que en la Agencia Tributaria catalana esté representado el Estado y la Generalitat y que esta tenga voto de calidad, lo que le permitiría tener la “llave de la caja” sobre los impuestos cedidos que recauda. El 25% de ese dinero va ahora directamente a las arcas propias y el 75% restante a la llamada bolsa común, para su redistribución entre el resto de las comunidades. Los socialistas proponen que esa aportación se reduzca al 50%.

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