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pueblos singulares

Oñati, capital del empleo

El municipio vasco solo tiene 315 parados gracias a las cooperativas y a la educación

Fachada de la Universidad, en Oñati.
Fachada de la Universidad, en Oñati.LUIS ALBERTO GARCÍA

Oñati (Gipuzkoa) es uno de los municipios con más de 10.000 habitantes (tiene 10.756) que menos desempleados tiene de España. Entre montañas, y en pleno corazón de Euskadi, la localidad y su comarca son una especie de oasis que se extiende por toda la comarca del Alto Deba guipuzcoano y que combina empresariado comprometido y volcado con el desarrollo del modelo de cooperativas, trabajadores implicados en sus empresas, una universidad —la Mondragon Unibertsitatea— ligada directamente a las propias compañías y Ayuntamientos que facilitan esta labor.

Todo ello en un entorno tocado por la crisis, pero que está logrando esquivar sus efectos más devastadores gracias a unas sólidas bases que se han forjado durante años y de los esfuerzos de todos los actores de las cooperativas.

El resultado es que por sus tranquilas calles pasean abuelos con sus nietos y mujeres con bebés. Ni un parado. En más de una hora de búsqueda, este periódico logró encontrar hasta un profesor brasileño de intercambio en Euskadi. Pero ni rastro de los 315 desempleados, el 5,4%, que tiene en la actualidad.

Resistencia ante la crisis

  • Oñati cuenta con 315 desempleados, el 5,4%, según el Servicio vasco de Empleo, Lanbide. Euskadi tiene una tasa de paro del 10,6%.
  • El mayor número de desempleados en esta localidad durante la crisis se registró en mayo de 2009, con 482 personas, el 9,03%. En septiembre de 2008 era del 4,27%.
  • Los datos de renta per cápita de 2005 sitúan a Oñati en 44.037 euros, frente a los 27.153 de Euskadi.
  • Localidades más pequeñas, como Orexa (Gipuzkoa) no tienen a ningún habitante en paro.

Cuenta con grandes empresas a su alrededor, como Ulma, Fagor o la chocolatera Zahor y con una universidad que ha ubicado dos grados en estrechísimo contacto con las compañías y el Grupo Mondragon (MCC) en la localidad. De este modo, los estudiantes tienen una salida directa al mercado laboral que saborean desde el primer año en las empresas en las que años después trabajarán.

“El nivel más alto de parados se registró en 2009, con 485 personas”, explica el nuevo alcalde de Oñati, Mikel Biain, de Bildu. Que Oñati resista a la crisis mejor que el resto de España no es una casualidad: “La fórmula del cooperativismo funciona, es una forma de repartir la riqueza de forma más equitativa con un sistema que se ha forjado durante años”, contextualiza. Los parados son generalmente personas sin cualificación —los menos en una localidad en la que la tasa de titulados superiores es de las más elevadas del país— e inmigrantes (Oñati tiene 536).

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“Dos tercios de los puestos de trabajo se encuentran en las cooperativas, donde no existe el despido, solo la recolocación en otra empresa del mismo grupo”, añade la exalcaldesa, Lourdes Idoiaga, del PNV. Pero la crisis toca. En épocas de bonanza, los trabajadores participaban de los beneficios y ahora se están haciendo esfuerzos, como las bajadas de sueldo, que en algunos casos han sido acusadas. Además, abundan los trabajadores eventuales.

El decano de la Facultad de Empresariales de Mondragon Unibertsitatea (MU), Lander Beloki, explica que, aunque la crisis persiste, “la presencia en países pujantes permite resistir mejor”. Y es que muchas empresas han abierto delegaciones en el extranjero, aunque mantienen su sede en Oñati a menudo por una apuesta personal.

El reto es ahora “volver a las raíces del valle”, señala Aitor Lizartza, uno de los entrenadores del grado de emprendimiento e innovación que MU imparte en Oñati; “hay que volver a transformar la sociedad a través de la transformación económica”. Por el momento, ellos lo hacen acompañando a los estudiantes a crear empresas en primero de carrera que, con clientes, inversores y dinero real, harán crecer durante cuatro años.

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