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Seis mujeres de Kenia

Una rapera, una bailarina, un terapeuta, una entrenadora de fútbol, una activista feminista y una locutora de radio. No son famosas, pero tienen una historia que contar, la suya. Con ellas, desde el Sur, celebramos el Día Internacional de la Mujer

Seis mujeres de Kenia cuentan sus sueños y aspiraciones para celebrar el Día de la Mujer.
Seis mujeres de Kenia cuentan sus sueños y aspiraciones para celebrar el Día de la Mujer.Roberto Bonet Negrete

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En el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo, seis mujeres de Kenia nos han relatado quiénes son, sus sueños, su cotidianeidad, sus actividades, su vida. Ellas forman parte de la comunidad local, no son famosas, pero aportan mucho y tienen mucho que contar: de dónde proceden, cuál es su recorrido personal y profesional, y sus luchas, que no son pocas, en la sociedad del país africano. Esta es una invitación a conocerlas y conocer su realidad y sus historias. Les hemos preguntado sobre ellas y esta es una recopilación de sus respuestas. Su mundo en primera persona.

Rachael Mwikali

Rachel Mwikali
Roberto Bonet Negrete

“Mi nombre es Rachael Mwikali, tengo 28 años y nací y crecí en Mathare [barrio chabolista o slum], en la capital, Nairobi.

Soy una activista feminista de base, organizadora comunitaria y defensora de los derechos humanos, y formo parte de un movimiento social llamado Coalition for Grassroots Human Rights Defenders Kenya (CGHRD Kenya).

Organizamos nuestras comunidades de base en todo el país, en términos de interseccionalidad. Lideramos muchos proyectos. Uno se llama Economía feminista, con el que tratamos de mover la economía para las mujeres. También educación en derechos humanos, donde enseñamos a adultos y niños sobre el tema. Contamos con un programa de apoyo psicosocial y de solidaridad no solo para tratar problemas, sino también para celebrar acontecimientos y logros. También con un programa de artivismo en el que usamos el arte para hablar sobre las violaciones de derechos humanos, creando espacios de sanación y expresión.

En estos tiempos, nosotras, las mujeres, activistas y feministas, hemos estado manteniendo la comunidad en marcha

Otro es el espacio de cocreación feminista, en el que intentamos buscar ideas diferentes. En Mathare, estamos inmersos en una interesante conversación sobre sexo, sexualidad y placer. Hablamos de cosas como por qué éste solo está destinado a que lo disfruten los hombres, por qué se criminaliza a las mujeres cuando hablan de sexo, por qué es un tabú cuando una mujer se acerca a un hombre o por qué la sociedad está en contra de que las personas del mismo sexo tengan relaciones. Se deben respetar los derechos de las personas LGTBQI. Otro ámbito en el que trabajamos es el de las microfinanzas para mujeres. Las empresas multinacionales solo nos atienden porque para el patriarcado somos un blanco fácil de explotar, cobrando muchos intereses que hacen que vivamos endeudadas.

Acabamos de organizar una exposición sobre las historias de mujeres resilientes durante la crisis de la covid-19. En estos tiempos nosotras, las activistas y feministas, hemos estado manteniendo la comunidad en marcha. Así que decidimos hablar de resiliencia, esperanza y poder”.

Jackeline Akoth Juma

Jackeline Akoth Juma
Roberto Bonet Negrete

“Mi nombre es Jackeline Akoth Juma. Tengo 34 años, soy de Kariobangi, Nairobi.

Soy la entrenadora del equipo de chicas menores de 18 años en Acakoro Football Academy. También soy la directora de finanzas de Acakoro y la entrenadora asistente de la selección femenina de fútbol de Kenia. Ser entrenadora es mi pasión. Me encanta porque jugué al fútbol y ahora me toca a mí darles esperanza a las jóvenes; el fútbol puede cambiar la vida. Empecé a jugar a los nueve años. A mi madre no le gustaba porque pensaba que era solo para niños. Le dije: ‘mamá, las niñas pueden jugar al fútbol’. Y ella dijo: ‘muéstrame a una que lo haga’. Y en ese momento, honestamente, no conocía a ninguna.

Con 16 recibí mi primera llamada para la selección nacional. Fue un sueño hecho realidad y, desde ese día, mis padres finalmente apoyaron mi carrera como futbolista

Cuando tenía 13, e iba a inscribirme en la escuela secundaria, me uní al equipo Mathare United y obtuve una beca. Regresé a casa y le dije a mi madre lo que había conseguido. ‘¿Cómo, de dónde?’, me preguntó. Y le dije: ‘De este mismo fútbol que no quieres que juegue’.

Con 16 recibí mi primera llamada para la selección nacional. Fue un sueño hecho realidad y, desde ese día, mis padres finalmente apoyaron mi carrera. Mi primer partido fue contra Camerún y nos ganaron 4-0. Nos dieron una paliza. Mi segundo fue contra Nigeria, otra paliza: 5-0. En 2011 fuimos a París para el Street Football World. Yo era la capitana y ganamos. Ese fue mi mejor momento en este deporte. También nos clasificamos para la Africa Women Cup of Nations 2016 por primera vez desde que comenzó el fútbol femenino en Kenia, lo que animó a más niñas a jugar. Hoy, el fútbol femenino en Kenia está creciendo enormemente. Las selecciones femeninas son tratadas de manera justa como las masculinas. Eso les da a las jóvenes una motivación”.

Marion Munga

Marion Munga
Roberto Bonet Negrete

“Mi nombre es Marion Munga, pero prefiero que me llamen Awino. Nací en Homa Bay, Kenia. Mi familia y yo vinimos a Nairobi cuando yo tenía tres o cuatro años. Ahora tengo 34.

Me considero una creadora. De profesión soy bailarina y maestra de danza, y también soy dueña y dirijo una compañía llamada The Dance Factory Kenya. Empecé la empresa en 2016 porque bailar es mi pasión. Desde que empecé a bailar soy más consciente de quién soy y de lo que quiero. A través de la danza me encontré a mi misma. Bailar es una manera hermosa de que las personas se encuentren a sí mismas, se pongan en forma, conozcan a otras personas y también desarrollen un sentido de comunidad y pertenencia. La gente siempre está buscando algo, ya sea dentro de ellos mismos o dentro de la comunidad, y la danza llena ese vaso.

Bailar es terapéutico. La mayoría de las personas después de clase dicen que se sienten más felices, más ligeras y menos estresadas.

Bailar es terapéutico. La mayoría de los alumnos dicen después de clase que se sienten más felices, más ligeros y menos estresados. Rejuvenece su espíritu, mente y cuerpo. Tu cuerpo libera esas hormonas de la felicidad llamadas endorfinas y eso cambia la forma en que te sientes. Hay una persona que perdió a su esposa y se unió a una de nuestras clases grupales de baile. Compartió esto con nosotros al final, cuando les pedí que contaran cómo había sido la experiencia: él fue muy abierto al abordar cómo había fallecido su mujer. Dijo que solía beber y que eso no le ayudó. Entonces uno de sus amigos le sugirió bailar. Dijo que danzar le ayudó a curarse y encontrarse a sí mismo de nuevo. Creo que incluso tener interacción social en clase lo ayudó a sanar y seguir adelante. Ese relato fue duro, pero muy hermoso. Cuando no bailo me gusta pasar tiempo con mi familia y amigos cercanos. Me encanta dormir y descansar, porque bailar puede ser muy agotador. En unos años, solo quiero elevar todas las cosas que hago actualmente a un nivel superior.

¿Que amo? Amo a Awi, Awino… A mí”.

Murasta

Murasta OK
Roberto Bonet Negrete

“Mi nombre es Susan Wanjiru, pero mi nombre artístico es Murasta. Tengo 21 años y soy de Dagoretti, Nairobi.

Soy una artista de hip-hop. También canto y hago reggae. Estos otros géneros son fáciles, pero para el que yo practico tienes que poner tu mente en ello y pensar mucho para poder crear contenido.

Antes de comenzar con el hip-hop, quería escribir música y cantar, pero nunca supe cómo componer. Solía decirles a mis amigos: “Tal vez algún día encuentre a alguien que escriba para mí”. Pero el año pasado, en agosto, decidí intentar hacerlo yo. Simplemente se me ocurrió y pensé: “Sí, puedo rapear tan bien como los buenos raperos”.

También canto sobre el gueto y su belleza. El gueto tiene defectos, pero produce mucha gente buena, creativa, buenos raperos, gente que se defiende por sí misma.

Me siento bien compitiendo con hombres, la industria del hip-hop es difícil y a mi me gustan los retos. Puedo escribir sobre cualquier cosa, depende de lo que sienta. Suele provenir de diferentes sentimientos. Puedo empezar a escribir una canción cuando me siento feliz y luego, en el proceso, empiezo a escribir sobre cosas tristes.

Mi música viene del corazón. Se trata de sentirte a ti misma. Cuando escuches mi música, querrás levantar el ánimo y sentirte como una persona guay. También canto sobre el gueto y su belleza. El gueto tiene defectos, pero produce mucha gente buena, creativa, buenos raperos, gente que se defiende por sí misma. Cuando no estoy haciendo música me gusta relajarme, pasar un buen rato conmigo misma. Disfruto estando sola. Vivo en el presente, pero en los próximos años me gustaría crecer como artista escénica, hacer conciertos, actuar, tener mi propia base de seguidores y ganar dinero.

¿Qué amo? La música. No puedo vivir sin ella. Lo es todo. Tiene todo tipo de sentimientos. Cuando me siento feliz tengo una canción para eso. Cuando me siento deprimida, graciosa o cuando quiero estar activa y bailar, también tengo una canción para eso”.

Lowry Achieng

Lowry Achieng ok
Roberto Bonet Negrete

“Mi nombre es Lowry Achieng y soy de Kibera [asentamiento chabolista], Nairobi.

Kibera es mi hogar. Me siento como en casa y segura, y la gente es muy amable. La semana pasada fui a saludar a la vecina de mi tío, mamá Jennifer. Me recibió con un abrazo enorme y me preparó una buena comida. Eso es Kibera. No importa a quién visite o con quién pase tiempo, todo el mundo se siente en familia.

Soy psicóloga terapeuta y defensora de la salud mental. Empecé a hacerlo en 2017 porque estaba viendo cuánta gente sufría problemas de salud mental en Kibera. Me pregunté: ‘¿Qué puedo hacer por ellos?’ Y decidí utilizar mis conocimientos de terapia psicológica para mejorar sus vidas de alguna manera. Inicié una organización llamada Mental Illness Initiative Kenya y formé un gran grupo de psicólogos y trabajadores sociales de la Kenyatta University para brindar servicios de asesoramiento gratuitos a los niños de la barriada.

Para la mayoría de las personas queer es difícil encontrar una terapeuta que simplemente los entienda y a la que no tengan que dar explicaciones

Actualmente trabajo con personas jóvenes queer, la mayoría de ellas lidiando con problemas como la depresión porque sus familias los rechazaron debido a su orientación sexual. Así que les ayudo a encontrar la autoaceptación y el amor propio. Para la mayoría de las personas queer es difícil encontrar una terapeuta que simplemente los entienda y a la que no tengan que dar explicaciones. Como terapeuta, vi la importancia de hacerlo lo mejor posible.

Con mi tiempo libre me encanta hacer arte. Amo pintar y dibujar. Es lo que hago para equilibrarme.

Durante los próximos años, quiero seguir usando mi talento y recursos para empoderar a mi comunidad de alguna manera. Quiero trabajar con la comunidad queer en Kenia. Y también me gustaría hacer algo por la industria creativa. Tengo una idea relacionada con organizar pequeños conciertos de salón, ese es un proyecto que tengo en mi cabeza.

¿Qué amo? Descansar, cuidarme”.

Elishifa Wangechi

Elishifa Wangechi
Roberto Bonet Negrete

“Mi nombre es Elishifa Wangechi, tengo 30 años y nací y crecí en las laderas del Monte Kenia.

La educación me arrastró a Nairobi, donde obtuve un diploma en producción de programas de radio. Ahora estoy trabajando con Ghetto Radio 89.5.

Como parte de mi formación, debía realizar prácticas. Dejé mi carta de solicitud en la emisora de Ghetto Radio buscando una oportunidad, y parece que el universo escuchó mi oración. Me aceptaron para unirme como becaria. Y después de un tiempo fui contratada como productora.

Ghetto Radio es una estación urbana con sede en Nairobi, dirigida principalmente a los jóvenes, y la audiencia más alta son las personas que viven en asentamientos informales. Actualmente trabajo como productora, y lo que hago básicamente es planificar el contenido de los programas.

En los próximos 10 años me encantaría tener mi propia estación de radio comunitaria y quiero hacerlo en mi pueblo

En Ghetto Radio usamos sheng (una jerga que ha crecido muy rápidamente, y que es muy común en Nairobi) como medio de comunicación. ¿Por qué sheng? Es un lenguaje que los jóvenes, e incluso los mayores, ahora están usando en su día a día y eso es lo que necesitábamos: un idioma que la gente entienda y con el que pueda expresarse libremente.

Además de ser productora, presento un programa los sábados entre las 11.00 y las 13.00 horas. Se llama Sare Madree, una palabra que se usa para decirle a la gente que se mantenga alejada de las drogas. Es un espacio que se centra principalmente en este tema. Aboga principalmente por el cambio de comportamiento y también desafía a los legisladores a que incluyan a personas en recuperación en puestos importantes; y también a que hagan leyes que respeten a los consumidores.

Cuando no estoy trabajando, me encanta viajar, conectarme con la naturaleza, salir con amigos e ir a conciertos.

En los próximos 10 años me encantaría tener mi propia estación de radio comunitaria y quiero hacerlo en mi pueblo. Un medio que iluminaría a las personas de mi propia comunidad, donde crecí”.

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