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COLOMBIA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El reencauche del exvicepresidente Vargas Lleras

Es uno de los políticos más curtidos de Colombia y parecía enterrado después de su derrota en 2018. De cara a las elecciones presidenciales, parece que las cosas se le comienzan a dar

Ariel Ávila
Germán Vargas Lleras
Germán Vargas Lleras, en 2018, cuando fue candidato a la presidencia de Colombia.Leonardo Muñoz

Germán Vargas Lleras es uno de los políticos más curtidos en Colombia. Para la población menor de 30 años es sinónimo de clientelismo y vieja política, mientras que para un sector de la élite es un buen técnico. Pero casi todos coinciden en que por sus manos pasa gran parte de la política colombiana. Pertenece a una de esas familias que siempre ha gobernado Colombia. Fue concejal, ministro, senador y su cargo más reciente fue el de vicepresidente durante la administración de Juan Manuel Santos. Integra una de las 54 familias que gobiernan Colombia, un país con cerca de 50 millones de habitantes.

Hace cuatro años se creía presidente, y no era para menos. Había logrado hacer de su vicepresidencia su trampolín político: controlaba los ministerios claves para la inversión en infraestructura, era el encargado de regalar casas en la administración Santos y manejaba a los ministros de infraestructura como sus subalternos. Además, es el dueño del partido Cambio Radical, y para hacerse elegir presidente pactó con todo tipo de políticos. Algunos de ellos, muy pocos, eran prominentes, pero la gran mayoría estaban cuestionados por clientelismo, corrupción y hasta por tener relaciones con organizaciones criminales. Al final, nada de esto le sirvió. Fue traicionado por la vieja clase política. Hizo un muy mal cálculo electoral al correrse demasiado a la derecha, un espacio que tenía dueño con Álvaro Uribe, y, sobre todo, tantas alianzas le hicieron ganar la imagen de político clientelista para la mayoría de la población. Las nuevas generaciones no estaban para aguantar tanto.

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Para muchos, la tremenda derrota en Vargas Lleras en 2018 era su entierro político. Sin embargo, esta vez, parece que las cosas se le comienzan a dar. Cuatro son las razones para que muchos sectores políticos tradicionales lo estén buscando. Por un lado, la crisis de la derecha es increíble, sobre todo, la crisis del uribismo. Cualquier candidato podría ganar en 2022, incluso uno de derecha, pero no del uribismo. Por ello, Vargas Lleras ve una oportunidad para aglutinar las fuerzas dispersas ante la ausencia de candidatos. La derecha sabe que para ganar debe alejarse del uribismo. En segundo lugar, la vieja clase política clientelista y corrupta está llena de pánico de que los cambien en 2022 ante el aumento de la protesta social y el rechazo a los políticos tradicionales por parte de la ciudadanía colombiana. Este miedo los va a llevar a superar sus diferencias y disputas y, seguramente, a unirse con un solo candidato.

En tercer lugar, la mala gestión del actual presidente Iván Duque. Vargas Lleras, además de tener fama de político tradicional y clientelista también goza, en un sector político, de la fama de ser buen ejecutor y administrador. Por ende, ante la mala gestión del actual presidente, muchos lo ven a él como el hombre para salir de la crisis de gobernabilidad que atraviesa Colombia. La mayoría de los colombianos siente con Iván Duque una sensación de ingobernalidad o desgobierno. Vargas Lleras aprovechará su pasado para venderse como el mejor administrador. Por último, Vargas Lleras podría aglutinar a partidos políticos tradicionales como Cambio Radical, el Partido de la U, y un sector Liberal, que en las próximas elecciones podrían estar interesados en agruparse para evitar desaparecer.

Por el momento, Vargas Lleras tiene la estrategia de decir que no participará en la próxima campaña electoral. Se hará cotizar y promoverá por debajo de la mesa el rechazo de sus competencias. Se dice que hacia el mes de enero anunciaría su campaña, la cual será maratónica, corta y llena de dinero.

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