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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Inaceptables señalamientos por parte de Vox

El mensaje contra el editor de la revista ‘El jueves’ representa una grave escalada en una praxis peligrosa

El País
Vox Jorge Buxadé
El eurodiputado de Vox Jorge Buxadé, durante una rueda de prensa.OSCAR DEL POZO (Europa Press)
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Vox señala al editor de ‘El Jueves’ en Barcelona por unas viñetas contra sus dirigentes

El señalamiento por parte de Vox del editor de la revista El jueves constituye un paso inaceptable en la escalada del partido ultraderechista de marcar, estigmatizar e incluso amenazar a quienes considera objetivos o enemigos. Desde su cuenta oficial en Twitter, Vox puso nombre, apellidos y hasta dirección a quien considera responsable de difundir odio contra su formación desde las páginas de la revista y le llegó a advertir de las consecuencias: “Es posible que muchos le empiecen a exigir responsabilidades cuando le vean salir de su despacho en la Diagonal de Barcelona”, asegura Vox en su tuit tras la publicación de unas viñetas críticas en la revista satírica.

El nuevo episodio se enmarca en una tendencia generalizada a fomentar los peores instintos entre los votantes por parte de quien constituye la tercera fuerza parlamentaria en el Congreso, que está presente en numerosas asambleas regionales y ayuntamientos y que ha tenido como objetivos especialmente a los menores extranjeros no acompañados y a los inmigrantes sin papeles. En este contexto, la Audiencia Provincial de Madrid desestimó el lunes un recurso de la Fiscalía contra el cartel en el que Vox señala a estos menores —con datos tergiversados y con una representación burdamente negativa— como un riesgo y una amenaza a las cuentas públicas. La decisión tiene argumentos de peso y, como es evidente en un Estado de derecho, debe ser respetada. Ello no impide que causen perplejidad algunos razonamientos de la misma, como cuando el tribunal decide considerar en su escrito que, “con independencia de si las cifras [del cartel] que se ofrecen son o no veraces”, esos menores —menos de 300 en toda la Comunidad de Madrid— “representan un evidente problema social y político”. Pero, sobre todo, no impide ver que la intención de Vox es señalar, en este caso a un colectivo, con datos manipulados y usando la imagen de un encapuchado.

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Estas actuaciones no son neutras en la sociedad. Tienden a tener consecuencias. La democracia garantiza derechos y libertades. Obviamente estos tienen límites que deben ser respetados. La andadura de Vox exhibe un creciente señalamiento de colectivos por cuestiones de nacimiento, por la identidad sexual y, en este último episodio, por su opinión. Una retórica demasiadas veces vista en Europa con un resultado polarizador, crispador y divisorio, cuando no directamente relacionado con la violencia vinculada a la intolerancia. Al igual que han hecho las fuerzas políticas del centro y la derecha en países europeos, toda la sociedad democrática debe cerrar filas contra las amenazas, contra los turbios instintos y el peligro que se encierra bajo estos episodios crecientes de señalamiento.

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