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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Esclarecer el origen del coronavirus

Es importante comprender cómo se inició la pandemia, y China debería colaborar con transparencia

El País
Un hombre se protege con una mascarilla en la ciudad de Wuhan, en China
Un hombre se protege con una mascarilla en la ciudad de Wuhan, en China.Stringer

La historia de la covid aún no está escrita y necesitará profundas investigaciones y aclaraciones para que, sobre todo, aprendamos de los errores cometidos. La OMS emitió una primera evaluación en febrero después del viaje de una misión de investigadores a China, pero los límites que les impuso el régimen dejaron lagunas que es obligado inspeccionar. El presidente de EE UU, Joe Biden, ha dado ahora a sus servicios de inteligencia noventa días para realizar su informe y sacar sus propias conclusiones. Hay dos hipótesis: el salto de animal a humano, la versión hasta ahora más afianzada, a partir de los casos registrados en un mercado de animales vivos en Wuhan; o el posible descontrol del virus, también de origen natural, en un laboratorio virológico de la misma ciudad que lo estudiaba. Es la primera vez que esta teoría se esboza en una formulación oficial de alto nivel.

Lo que emergía de cuando en cuando como mera teoría conspiratoria —aderezada ocasionalmente con la intencionalidad de un supuesto ataque biológico— se expone así, por primera vez, como una explicación posible a partir del conocimiento de que tres científicos de ese laboratorio pudieron contraer covid en otoño de 2019, antes de la proclamación de la enfermedad. Además, en él se analizaba entre otras cosas un coronavirus que causó las muertes de algunos mineros en una excavación habitada por murciélagos en el sureste de China en 2012 con similitudes con la covid. Un millar de muestras de esa mina estaban en el Instituto de Virología de Wuhan.

La divulgación de estos datos no hace sino poner en evidencia la necesidad de una investigación en verdaderas condiciones de transparencia, que China no ha garantizado hasta la fecha. El régimen de Pekín reaccionó ayer airadamente a la decisión de Biden y atribuyó a laboratorios de EE UU parecidas sospechas, pero nada se gana con cruces de culpas. Solo la colaboración en la búsqueda de la verdad dará los frutos necesarios. La OMS descartó el accidente en el instituto, pero su misión solo pudo estar tres horas en él, y sigue investigando. La gravedad de esta pandemia, con millones de muertos en todo el mundo y una parálisis de la economía que ha sembrado de pérdidas y paro numerosos sectores, obliga a las autoridades médicas y políticas de todos los países a un chequeo a fondo de los errores cometidos, de las causas y de las formas de reaccionar. Desde el origen exacto de la enfermedad, que sigue siendo un misterio más de un año después, hasta los recursos disponibles, la movilización de personal y medios y las decisiones políticas adoptadas. La vacunación está permitiendo fluir la esperanza en un escenario pospandemia, pero ésta no puede cercenar la necesidad de aclaración de lo ocurrido. En la búsqueda de la verdad hay que llegar hasta el final.

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