El autor hispanoargentino trenza un vigoroso rosario de reflexiones sarcásticas en torno a las relaciones humanas en tiempo de redes virtuales, sostenido por un trío de intérpretes formidables
Carlos Marquerie traduce escénicamente la atmósfera y el dolor de los personajes de la obra maestra del pintor flamenco Rogier van der Weyden a través de un poemario de Ada Salas y de la música de Niño de Elche
Tras dos meses de cierre y, pese a sus escasos recursos, la sala reinicia su andadura con nuevos gestores que defienden la reflexión artística alternativa