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El Banco del Bienestar capta más recursos públicos pese a su alto índice de morosidad

El banco de desarrollo recibirá este año más de 5.000 millones de pesos por parte de Hacienda para avanzar en la construcción de 2.700 sucursales

Karina Suárez
Sucursal del Banco del Bienestar en el Estado de Chiapas
Una sucursal del Banco del Bienestar en el Estado de Chiapas.Isabel Mateos (cuartoscuro)

2.700 sucursales en dos años. Este es el ambicioso plan de expansión del Banco del Bienestar que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, prometió a principios de 2020. En ese entonces, el mandatario declaró que la inversión total para extender la red de sucursales de este banco de desarrollo, calculada en unos 10.000 millones de pesos, estaba garantizada y encomendó al Ejército la edificación de los inmuebles. A poco más de un año del anuncio, el Banco del Bienestar cuenta apenas con 433 sucursales en operación, reporta un alarmante índice de morosidad del 19,17% y una pérdida neta de 63,4 millones de pesos al primer trimestre de 2021.

Aunque la morosidad del Banco del Bienestar, antes Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), se elevó el año pasado a niveles inéditos, el Gobierno mexicano sigue apuntalando la entrega de recursos públicos para una de las instituciones emblema de esta Administración. Victoria Rodríguez Ceja, subsecretaria de Egresos de Hacienda, informó en abril pasado de que durante el primer trimestre del año este ministerio reportó un gasto de 4.400 millones debido a la entrega de mayores recursos para el financiamiento de la construcción de más sucursales del Banco del Bienestar.

Al ser uno de los programas prioritarios del Ejecutivo, como Jóvenes Construyendo el Futuro o la construcción del Tren Maya, el Banco del Bienestar seguirá disponiendo de los recursos de Hacienda y de las manos de los militares para materializar la ansiada red de sucursales. De acuerdo con la información de Hacienda “en diciembre de 2020 y enero de 2021 se realizaron adicionalmente dos aportaciones al Banco del Bienestar por montos de 5.500 millones de pesos y 5.000 millones de pesos, respectivamente”.

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La inyección de recursos públicos contrasta con los débiles indicadores del Banco del Bienestar. A marzo de este año, la entidad registró un índice de morosidad de 19,17% y una cartera vencida equivalente a 531 millones de pesos. Las cifras oficiales desvelan que la morosidad del banco ha ido en ascenso: en 2018 se ubicó en 9,01%, mientras que en 2019 y 2020 el indicador se situó en 15% y 18,7%, respectivamente.

Además de las funciones de banca de primer y segundo piso, el Banco del Bienestar es el principal dispersor de recursos de programas sociales del Gobierno federal. Durante 2020, atendió a más de ocho millones de personas y entregó más de 91.000 millones de pesos de los distintos programas del Gobierno, como Sembrando Vida, becas para estudiantes y pensiones. La dependencia asegura que tiene presencia en 1.612 municipios del país a través de su red de sucursales propias y corresponsales bancarios

Raymundo Tenorio Aguilar, profesor emérito del Tecnológico de Monterrey, advirtió de que a partir de este Gobierno la cartera del Banco del Bienestar cayó en un desorden porque no cuentan con el equipo técnico, con suficiente personal ni con sistemas electrónicos para supervisar la ejecución del crédito. “Antes de llegar a dos dígitos ya encendió las alarmas. Cuando un Imor (Índice de morosidad) alcanza el 10% se encienden las alarmas. No puedes seguir arriesgando el dinero de los ahorradores”, expresó.

En el informe sobre las finanzas públicas elaborado por Hacienda al primer trimestre del año, se reporta que durante el año pasado la falta de liquidez en el mercado económico ocasionado por la pandemia afectó la recuperación de crédito otorgado por las intermediarias financieras, por lo que varias de estas entidades cayeron en cartera vencida. La cartera vencida del Banco del Bienestar al cierre del 2020 fue de 515 millones de pesos, mientras que su cartera vigente ese año ascendió a más de 2.245 millones de pesos.

Aunque Tenorio Aguilar reconoce que el elevado índice de morosidad de la institución es un reflejo de la crisis económica detonada por el coronavirus, también atribuye como otro factor relevante el relajamiento de políticas de supervisión y de otorgamiento de crédito de los últimos meses. “Ese indicador tan alto me está diciendo que no se están sentando a renegociar con la clientela”, añadió.

De acuerdo con los datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el del Bienestar fue el único banco de desarrollo en el país que cerró el año pasado con un índice de morosidad de doble dígito. Toda la banca de desarrollo, integrada además por Banobras, Bancomext, Nafin, Banjército y Sociedad Hipotecaria Federal, registró un índice de morosidad de 1,4% en 2020.

Enrique Díaz-Infante, director especialista del sector financiero del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), señaló que el balance de esta institución es “bastante malo”. El experto apuntó que la institución tiene un problema de vocación al hacer las funciones de dispersor de recursos para el Gobierno, a la par de banca de desarrollo y finalmente, aunque en menor medida, banca de primer piso, compitiendo directamente con otros intermediarios financieros a los que, a su vez, fondea. “Tiene otro problema, que además lo han querido ver como un instrumento político para atender a las clientelas electorales rurales”, añadió.

A pesar de las pérdidas netas y el elevado grado de morosidad, el Gobierno insiste en convertir al Banco del Bienestar en un modelo de inclusión financiera para las comunidades rurales y en una bandera más contra la narrativa de la corrupción al intentar sustituir a los intermediarios con la entrega directa de los recursos emanados de programas gubernamentales.

“La inclusión financiera que este Gobierno ha ido avanzando es un tanto insostenible porque depende de que los apoyos de recursos fiscales sigan llegando a través de estos programas. Como CEEY nos preocupa que sea una mala inclusión financiera que no genere movilidad social”, comentó sobre ese propósito Díaz Infante.

Un plan de expansión que no ha estado exento de turbulencias en los últimos meses. El planteamiento inicial de la Administración era concluir el año pasado con 1.350 sucursales, pero el Ejército solo logró concluir la construcción de 427 bancos del Bienestar. Este año, la falta de cajeros automáticos y de terrenos disponibles ha rezagado la meta de llegar a la entrega de 1.000 sucursales antes del primer semestre. “Este banco, ¿con qué se está fortaleciendo? Con dinero de impuestos, no con dinero de capital social, el Banco del Bienestar no tiene capital social para invertir en esa expansión tan grande”, concluyó Tenorio Aguilar.

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Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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