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Una oleada de ataques contra la red energética en Ucrania deja a cientos de miles de personas sin luz

El 30% de las centrales eléctricas han sido destruidas por Rusia, según Zelenski

Los bomberos trabajan para apagar un incendio en una central térmica, dañada por un ataque de misiles rusos este martes en Kiev.
Los bomberos trabajan para apagar un incendio en una central térmica, dañada por un ataque de misiles rusos este martes en Kiev.State Emergency Service of Ukraine (via REUTERS)
Cristian Segura (Enviado especial)

El octavo día de ofensiva rusa contra la red energética ucrania dejó este martes a cientos de miles de ciudadanos sin luz. Distritos de Kiev sufrieron apagones y cortes de agua por primera vez desde el inicio de la guerra, en febrero, por el ataque contra una central eléctrica. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha afirmado que el 30% de las centrales de producción de electricidad del país han sido destruidas. Con el invierno a la vuelta de la esquina, la situación es alarmante para millones de personas.

El 10 de octubre empezó el plan de asalto masivo contra la red energética de Ucrania, una operación que el Gobierno de Zelenski tilda de crimen de guerra, porque tiene como principales víctimas a la población civil. Cientos de miles de vecinos de las ciudades de Kiev, Yitómir y Dnipró (esta última, en el este del país) pasaron la jornada sin suministro eléctrico. En los días anteriores ya se habían producido cortes de electricidad generalizados en Dnipró, Járkov (cerca de la frontera con Rusia) e incluso en Lviv, en el oeste, a 700 kilómetros del frente.

El presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró el viernes que, tras cinco días de intensos bombardeos, habían finalizado los ataques a gran escala. La realidad vuelve a desmentir sus palabras. Tres misiles impactaron en la central del distrito de Desnianskii, en el noreste de Kiev, provocando el apagón en los barrios de la orilla izquierda del río Dniéper. Tres personas murieron en el ataque. El lunes fue bombardeada con drones bomba una de las sedes en Kiev de Ukrenergo, la operadora de la red eléctrica ucrania. Un edificio de viviendas colindante sufrió el impacto de un vehículo no tripulado explosivo, causando la muerte de cinco personas, entre ellas, una mujer embarazada.

Hospitales sin suministro de energía

En la ciudad de Dnipró, más al sur —con una población de casi un millón de habitantes—, una central térmica quedó inoperativa por el bombardeo ruso, causando nuevos apagones generalizados en la provincia. Igual suerte corrió la ciudad de Yitómir, en el centro del país, que perdió el suministro eléctrico por la destrucción de instalaciones de distribución de electricidad. El alcalde del municipio, Serhii Zukhomlin, añadió que durante un breve tiempo incluso se quedaron sin suministro de energía los hospitales del municipio.

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Yitómir es una ciudad de 270.000 habitantes ubicada a dos horas en coche de Kiev. En un comunicado del lunes, durante una jornada especialmente cruenta en la que Rusia disparó más de 40 drones bomba contra infraestructuras en toda Ucrania, Zukhomlin anunció que se introducían nuevas normas de obligado cumplimiento para el ahorro energético: los comercios deben apagar el iluminado exterior y la población debe disminuir el consumo al mínimo los sábados. Las líneas de trolebús también se han visto reducidas drásticamente. “Kiev está al borde de sufrir cortes de luz generalizados y todos sabemos que no es posible que la capital se detenga, por eso, las regiones próximas a la capital debemos ayudar ahorrando electricidad”, dijo Zukhomlin. La capital, y también ciudades próximas como Yitómir, han visto crecer su población por la llegada masiva de refugiados de las provincias del este, más castigadas por la guerra.

La consultora DiXi, una de las empresas de análisis de referencia del sector energético en Ucrania, advirtió la semana pasada de que un 40% de la red energética había quedado dañada por los bombardeos. Los daños afectan no solo el suministro eléctrico, sino también a la red gasística y a importantes centros de extracción y procesamiento de carbón, mineral fundamental para continuar operando centrales térmicas. Todas las refinerías y principales depósitos de combustible del país han quedado destruidas. La exportación de electricidad hacia países vecinos de la Unión Europea ha quedado suspendida desde la semana pasada.

Ucrania ya sufrió al inicio del conflicto importantes pérdidas en su capacidad de generación energética. A principios de marzo fue ocupada la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, que suministraba el 20% de la electricidad del país. También ha perdido el control de centrales hidroeléctricas en las zonas ocupadas del río Dniéper, como la de Nova Kajovka. Esta ciudad es uno de los principales objetivos en la contraofensiva ucrania para reconquistar la provincia de Jersón. Su toma es estratégica porque cuenta con uno de los canales de agua más importantes de Ucrania, el que actualmente suministra recursos hídricos a Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia.

El servicio de gas para los sistemas de calefacción de los hogares y oficinas de Ucrania está centralizado en cada Ayuntamiento. En Kiev, el suministro de calefacción todavía no ha entrado en funcionamiento pese a que estaba previsto que lo hiciera el sábado. DiXi subrayó en un informe de la semana pasada que era prioritario la llegada de equipos térmicos de emergencia, potabilización de agua y generadores de electricidad para afrontar un invierno de penurias.

Medidas para el invierno

Varios ciudadanos de Kiev entrevistados por EL PAÍS aseguraban que ya habían preparado alternativas para el caso de pasar el invierno sin suministro energético. Anton Guliy, empleado de una compañía cervecera, también confirmaba que había preparado su dacha (casa de campo) al norte de la capital para instalarse allí, con suficiente madera almacenada, un generador eléctrico y combustible. El pueblo donde se ubica esta segunda residencia tiene un depósito de suministro de agua propio. Anton Solyark, de 24 años, vio en la mañana del martes cómo caían los misiles sobre la central eléctrica del barrio de Troyeshchina. El servicio eléctrico y el agua fueron cortados en su edificio. Solyark ya vio llegar a las tropas rusas en su intento de asedio de Kiev, a finales de febrero, por lo que esta vez no quiere que la guerra le sorprenda: él y sus padres han habilitado su pequeña casa de fin de semana con lo necesario para pasar el invierno: “Hemos comprado una nueva estufa de carbón y yo estoy instalando un panel de energía solar para dar energía durante 20 horas a una bomba para el agua potable. Además, compraremos un generador más grande y mi padre instalará placas de aislamiento térmico para las ventanas”.

El mejor aislamiento térmico es una de las recomendaciones que el Ministerio de Política Territorial de Ucrania publicó este martes para la población en caso de emergencias energéticas en los meses de frío. El Gobierno pide a las comunidades de vecinos que adquieran generadores y depósitos de combustible, pide a la ciudadanía que almacene leña y cuente con suficiente ropa de abrigo, y sugiere que se hagan con hornos para cocinar y depósitos de agua alternativos. Todas las administraciones públicas ucranias reiteran cada día a la población que deben ahorrar energía para evitar cortes en el suministro.

Los ataques contra la red energética ucrania son una constante desde el inicio de la guerra, pero desde este octubre se han convertido en una prioridad del invasor. En su informe diario sobre la contienda, los servicios de inteligencia del Ministerio de Defensa del Reino Unido advirtieron este martes de que la ofensiva rusa generalizada contra infraestructuras civiles alejadas del frente continuaría mientras el ejército ucranio prosiga en su lenta pero constante contraofensiva.

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Sobre la firma

Cristian Segura (Enviado especial)
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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