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El orden o el cambio: José Antonio Kast y Gabriel Boric defienden dos modelos distintos de país

Los primeros discursos de los candidatos que disputarán la presidencia de Chile en segunda vuelta buscan seducir a los independientes, pero sin abandonar a su votante más fiel

El candidato de Chile, Gabriel Boric, habla ante sus seguidores tras asegurarse un lugar en la segunda vuelta por la presidencia, el 21 de noviembre de 2021 en Santiago. Vídeo: MARTIN BERNETTI (AFP) | REUTERS-QUALITY
Federico Rivas Molina

Orden o cambio. Los ganadores de la primera vuelta electoral en Chile han ofrecido dos visiones de país totalmente opuestas e irreconciliables en sus primeros discursos como rivales en el balotaje. El ultraderechista José Antonio Kast insistió en su visión del mundo basada en el orden y la seguridad. El izquierdista Gabriel Boric pidió no tener miedo al cambio que, según su lectura, representa. Al mismo tiempo, el juego político que se ha iniciado en la misma noche del domingo exige seducir al votante ajeno, aquel que eligió a alguno de los otros cinco candidatos que participaron de la jornada de este domingo.

Kast rompió una vieja tradición de la política chilena que dice que el ganador de una elección habla el último. Cuando el resultado ya era irreversible y le daba el triunfo en la primera vuelta, con el 28% de los votos, salió al encuentro de sus seguidores. Kast fue directo en sus ideas y se concentró en los conceptos que más votos le dieron: orden y seguridad para acabar con las revueltas, lucha contra la delincuencia y el terrorismo y una defensa férrea de la policía y las Fuerzas Armadas.

“La única candidatura que va a recuperar la paz, que es la alternativa para enfrentar a los delincuentes y el narcotráfico y que pondrá fin al terrorismo es la nuestra”, dijo Kast, que nunca perdió el tono medido y evitó la euforia. El candidato apenas habló de cuestiones que no tuviesen que ver con sus propuestas de mano dura contra el delito. “Vamos a recuperar la paz, el orden, el progreso y nuestra libertad. A partir de hoy, cada mujer que no puede volver a su casa por la delincuencia y el acoso tiene esperanza de vivir en paz. Cada persona que ha vivido el horror en la Araucanía [en el sur del país, donde el Gobierno mantiene un duro pulso con comunidades mapuches por el control de la tierra] tiene la esperanza de vivir en paz”, dijo.

El candidato apuntó directamente contra su rival de izquierda, al que acusó de defender a narcotraficantes y terroristas. “Gabriel Boric y el partido comunista quieren indultar a los vándalos que destruyen. Hay que decirlo, fueron Boric y el partido comunista los que se reúnen con terroristas asesinos y nunca han estado del lado de las víctimas del terrorismo y la delincuencia”. Cuando se alejó de la agenda de la seguridad, Kast habló de economía. No innovó. Dijo que si llega a La Moneda bajará impuestos, achicará el Estado y lo limpiará “de los parientes de políticos que llegaron por ser los parientes de políticos, y no los mejores”.

Gabriel Boric será el representante de la izquierda en la segunda vuelta. Más efusivo que Kast, este joven político de 35 años, forjado al calor de las protestas estudiantiles, ratificó su compromiso con un cambio de rumbo para Chile. “Venimos a ser los voceros de la esperanza, el diálogo y la unidad. Nuestra cruzada por la cual nos vamos a desplegar es la cruzada de que la esperanza le gana al miedo”, dijo. “No será la primera vez que partimos desde atrás”, agregó, en referencia al segundo lugar que obtuvo en las elecciones. ”Es en los momentos difíciles cuando se prueba el temple de los liderazgos”. El candidato recogió además el guante de su rival y se sumó a la agenda de la seguridad ciudadana. “A quienes le temen a la delincuencia vamos a estar con ustedes y seremos implacables con el narcotráfico”, dijo Boric.

La izquierda tiene ahora una tarea compleja. Debe hablarle a una amplia franja del electorado que ve en Boric un símbolo del estallido social de 2019, un perfil que Kast ha sabido aprovechar. Boric habló este domingo directamente a ese electorado temeroso del cambio y defensor del orden que propone el candidato de la ultraderecha. “Sienten dudas legítimas ante los cambios que proponemos”, dijo. “No caigamos en el desprecio hacia quienes votaron por otras alternativas. Lo que tenemos que hacer es entender por qué eligieron alternativas distintas, y convencerlos de que somos un mejor camino para conducirlos hacia un país más justo. Para ganar en la segunda vuelta tenemos que ser humildes y receptivos y no arrogantes y altaneros”, agregó.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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