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La UE reforzará la ayuda a los países vecinos de Afganistán para intentar que el flujo de refugiados se quede en la zona

Alemania advierte que no se pueden repetir los flujos que provocó la guerra siria en 2015

La canciller alemana, Angela Merkel, comparece este lunes ante los medios en Berlín. En vídeo, declaraciones de Merkel sobre la necesidad de ayudar a los países vecinos de Afganistán.Vídeo: OMER MESSINGER / POOL / EFE | REUTERS-QUALITY

La Unión Europea celebrará este martes una reunión de emergencia del Consejo de ministros de Asuntos Exteriores para analizar la situación en Afganistán y sus posibles consecuencias para la seguridad del club comunitario. La prioridad de Bruselas en estos momentos es reforzar el apoyo a los países de la zona donde se teme que se produzca una llegada masiva de refugiados tras una lucha por el poder que ha provocado el desplazamiento interno de más de 400.000 personas. Alemania, el país que en 2020 concedió asilo a un mayor número de afganos, ya ha dejado claro que la UE no puede ser el destino de unos flujos migratorios que, al menos al principio, afectará a los países fronterizos con Afganistán.

La reunión de ministros de Exteriores europeos llega después de que 25 de los 27 socios de la Unión (todos salvo Hungría y Bulgaria) hayan suscrito una declaración junto a otros países (EE UU, entre ellos) en la que señalan que “los ciudadanos afganos e internacionales que deseen marcharse [de Afganistán] deben ser autorizados a hacerlo” y piden que se mantengan abiertos los aeropuertos y los cruces fronterizos con terceros países. El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, también ha pedido este lunes que “debe ofrecerse silo a aquellos que corran peligro de persecución”.

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La UE, sin embargo, no parece dispuesta a asumir el coste una crisis migratoria que ha sido provocada por la decisión de EE UU de retirarse de la misión en Afganistán. La consigna en Berlín es que no se puede repetir la crisis migratoria que sufrió la UE en 2015, cuando la llegada de más de un millón de refugiados huyendo de la guerra de Siria provocó el cierre de fronteras entre numerosos países de la zona Schengen y estuvo a punto de costarle el puesto a la canciller alemana, Angela Merkel, por mantener abiertas las fronteras de su país.

Campaña electoral alemana

A solo seis semanas de las elecciones en Alemania que marcarán el final de la era Merkel, el aspirante conservador a sustituirla, Amin Laschet, ha dejado claro este lunes que la UE debe mantenerse a resguardo de la crisis migratoria en ciernes. Laschet admitió que la cuestión afgana se convertirá en un tema de la campaña de las elecciones parlamentarias alemanas para la votación del 26 de septiembre, pero no aclaró cuáles serían las consecuencias para el Gobierno. “Después de la evacuación será necesario un análisis crudo de los errores en Alemania con los socios de la Alianza y dentro de la comunidad internacional”, dijo Laschet. El también presidente de la CDU calificó la retirada de las tropas occidentales de Afganistán como “la mayor debacle para la OTAN desde su creación”.

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Más explícito fue Paul Ziemiak, secretario general de la CDU, al advertir que Alemania no podía arreglar la situación en Afganistán con la repetición de la política de puertas abiertas a los migrantes que llevó a cabo en 2015, cuando el país abrió sus fronteras a más de un millón de migrantes, en su mayoría sirios que huían de la guerra y la pobreza. No podremos resolver la cuestión de Afganistán a través de la migración a Alemania”, dijo. “Para nosotros, está claro que 2015 no debe repetirse”, declaró a la emisora N-TV.

La canciller informó este lunes de que Alemania se prepara para evacuar a unas 10.000 personas de Afganistán, incluidos unos 2.500 colaboradores locales y otras 2.000 personas que trabajaban como abogados y activistas de derechos humanos. “En total, contando sus familias, son unas 10.000 personas. Ahora estamos evacuando en colaboración con Estados Unidos, sin la ayuda estadounidense, no podríamos hacer una operación de este tipo”, dijo.

Bruselas se ha hecho eco de la consigna de Berlín y la prioridad de la Comisión Europea, en vísperas de que se celebre una reunión extraordinaria del Consejo de la UE, es la de reforzar la ayuda humanitaria a los países de la zona y, a ser posible, a la población afgana si el nuevo régimen talibán lo permite. Según los datos de la Comisión Europea, más de 12 millones de personas (el 35% de la población afgana) padecía dificultades para alimentarse incluso antes del relevo en el poder en Kabul. La sequía de la pasada primavera, el azote de la covid-19 y el deterioro político y económico tras la retirada del país de las tropas internacionales amenaza con elevar a 18 millones el número de personas que necesitaría ayuda alimentaria, según los cálculos de la Comisión.

A ello se añade el desplazamiento forzado dentro del país, que durante la batalla por el poder entre el depuesto Gobierno prooccidental y los insurgentes talibanes afectó a más de 400.000 personas. Bruselas teme que el éxodo se doble y se desborde hacia los países fronterizos, en particular, hacia Pakistán e Irán.

Bruselas intentará que el flujo se quede en esos países y no recorra los más de 4.500 kilómetros que separan Kabul de las primeras fronteras europeas en Bulgaria o Grecia.

La UE ya concedió este año 15 millones de euros de ayuda humanitaria a Irán, el país que acoge unos 3,5 millones de refugiados afganos. Pakistán también recibió 20 millones de euros en 2020 y otros siete millones de euros este año para contribuir a la atención de personas vulnerables, entre ellas, más de tres millones de refugiados afganos. Fuentes de la Comisión reconocen, sin embargo, que la ayuda será insuficiente para la situación actual, “sobre todo, porque los planes de asistencia de Naciones Unidas están infrafinanciados”.

Bruselas no quiere una escalada en las llegadas a territorio comunitario como en 2015, con 1,2 millones de refugiados, y 2016, con 1,1 millones. En 2020 se había bajado hasta 416.600 solicitudes de asilo, con Afganistán como el tercer país de procedencia (el 11%). Los socios de la UE concedieron protección a 281.000 solicitantes, el 80% de ellos en Alemania, España, Grecia, Francia e Italia.

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