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Abbas rechaza el plan de Trump en la ONU y llama a una solución internacional del conflicto palestino-israelí

Miles de manifestantes protestan en Gaza y Cisjordania contra el proyecto del presidente de EE UU

Manfiestantes palestinos con carteles del presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas. En vídeo, declaraciones de Mahmud Abbas en el Consejo de Seguridad de la ONU.Vídeo: AFP | REUTERS
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Esgrimiendo ante el mundo los menguantes mapas de Palestina, el rais Mahmud Abbas rechazó el martes con firmeza ante el Consejo de Seguridad el plan de paz presentado hace dos semanas por Donald Trump. El denominado acuerdo del siglo por el propio presidente norteamericano “es un trato entre Estados Unidos e Israel para liquidar la causa palestina”, afirmó el veterano líder en su intervención en el órgano de la ONU. “Nos ofrecen un queso suizo agujereado, un Estado fragmentado que nadie aceptaría”, remachó su veto a la iniciativa de la Casa Blanca.

Con el peso de sus 84 años sobre las espaldas, Abbas garantizó que la paz “todavía es posible”. Pero como uno de los arquitectos de los Acuerdos de Oslo de 1993, alertó de que para alcanzarla no se puede aprobar un “plan injusto” que “legitima lo que es ilegal: los asentamientos y la anexión de tierras palestinas”, denunció en referencia al valle del Jordán. “Primero tiene que haber una solución política”, precisó, “y luego la ayuda económica”.

El plan de Trump que iría acompañado de un diluvio de 50.000 millones de dólares en inversiones internacionales durante una década, gira en torno a la reconstrucción de la depauperada economía palestina. Sin embargo, privaría también a los palestinos de la tercera parte de la superficie de Cisjordania, a cambio de la compensación de zonas desérticas y de una comarca árabe limítrofe de Israel. “Es una recompensa para la ocupación, que exime de toda responsabilidad por los crímenes que han perpetrado los israelíes contra nuestro pueblo y nuestra tierra”, enfatizó Abbas.

El presidente de la Autoridad Palestina reclamó en contrapartida una solución negociada arbitrada por la comunidad internacional, mediante una conferencia de paz encabezada por el Cuarteto para Oriente Próximo (ONU, Unión Europea, EE UU y Rusia). “Estados Unidos no puede ser ya el único mediador”, advirtió el rais. “Necesitamos una paz justa para 13 millones de palestinos”. Para Abbas, un Estado sin capital en Jerusalén y en un suburbio periférico como ofrece la propuesta de la Casa Blanca, “es razón más que suficiente para que el plan sea inaceptable”. Además, dijo, establece un “régimen de apartheid”.

En una inusual confesión ante el Consejo de Seguridad, Abbas reveló que cuando se reunió por primera vez con Trump en la Casa Blanca, en 2017, el presidente republicano le prometió que respaldaría una serie de posiciones clave para los palestinos, como las fronteras anteriores a la guerra de 1967 y la capitalidad en Jerusalén Este. Pero “algo sucedió” que le llevó a cambiar de opinión, relató, y pasó a “apoyar plenamente los deseos israelíes”. “No sé quién le dio este consejo inaceptable”, reveló ante el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien reconoció estar “profundamente preocupado” por la creciente tensión en Oriente Próximo.

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La Autoridad Palestina tenía previsto solicitar una votación en el Consejo de Seguridad de la ONU para sustanciar la condena internacional al plan de paz presentado por Trump, pero finalmente decidió aplazar la propuesta. La resolución, presentada formalmente por Indonesia y Túnez, fue retirada porque no se contaba con los votos garantizados de al menos 9 de los 15 países miembros del Consejo para ser aprobada, según informaron fuentes palestinas en Ramala, sede administrativa de la Autoridad Palestina situada a una veintena de kilómetros al norte de Jerusalén.

Un diplomático citado por France Presse en Nueva York desveló que Estados Unidos había ejercido “una presión muy fuerte”, incluidas amenazas de represalias económicas, para impedir que el acuerdo del siglo recibiera un voto de castigo, a pesar de contar de antemano con el derecho de veto que Washington suele ejercer en favor del Estado judío.

En su turno de réplica, el embajador de Israel ante Naciones Unidas, Danny Danon, negó toda posibilidad de alcanzar la paz entre palestinos e israelíes mientras Abbas siga siendo presidente. “Solo cuando renuncie, se podrá avanzar”, aseguró en una intervención deslegitimadora del líder de la Autoridad Palestina. “Si realmente quisiera negociar la paz, debería estar en Jerusalén o Washington, y no en la ONU, como en otras ocasiones”, apostilló.

Israel se ha alineado por completo con las tesis de Jared Kushner, artífice del plan de paz desde hace tres años. El asesor principal y yerno del presidente ha sido el impulsor de una diplomacia disruptiva frente al consenso internacional de décadas sobre la solución de los dos Estados. “Abbas se niega a aceptar que esa fórmula ha fracasado desde hace 70 años”, concluyó el embajador israelí. La representante de EE UU en el Consejo, Kelly Kraft, pareció menos tajante que sus aliados hebreos al puntualizar que el plan de paz solo es una base de partida para las negociaciones que aún “puede experimentar cambios”. El enviado de la ONU para Oriente Próximo, Nickolay Mladenov, había alertado poco antes de que la anexión de territorios palestinos puede tener “consecuencias devastadoras” para las perspectivas de solución del conflicto.

Protestas en Palestina

Mientras su presidente clamaba contra el plan de Trump en Nueva York, miles de manifestantes se echaron a las calles de Gaza y Cisjordania en contra del que calificaron de “robo del siglo”. La marcha más numerosa se desarrolló en Ramala, mientras unas 2.000 personas se concentraron en la capital del enclave mediterráneo palestino controlado por el movimiento islamista Hamás.

Salvo choques aislados en puestos de control del Ejército israelí en Cisjordania, apenas se registraron incidentes reseñables en las marchas de protesta contra el denominado acuerdo del siglo. “La situación puede estallar en cualquier momento”, advertía Abbas casi a la misma hora en el Consejo de Seguridad. La presentación del plan de Trump ha desencadenado una escalada de violencia que se agudizó el pasado fin de semana con ataques con arma de fuego a miembros de las fuerzas de seguridad israelíes. “Necesitamos esperanza. Por favor, no nos quiten esta esperanza”, suplicó finalmente el rais ante el sanedrín de la ONU, después de haber exhibido los mapas de un bantustán palestino en el ya no tiene cabida el sueño de un Estado propio.

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