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El Gobierno socialista de Portugal saca adelante el presupuesto sin sus apoyos de izquierda

La oposición a Costa critica el mal estado de la sanidad y los transportes

A la izquierda, el primer ministro António Costa con su ministro de Finanzas, Mário Centeno.
A la izquierda, el primer ministro António Costa con su ministro de Finanzas, Mário Centeno.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP)

El Gobierno socialista portugués ha conseguido sacar adelante los presupuestos para 2020, pero sin el apoyo de sus socios habituales de la izquierda, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista (PCP). Sin embargo, la abstención de estos partidos ha permitido la aprobación de las cuentas.

“Son los mejores presupuestos desde que llegamos al Gobierno en 2015”, ha declarado en el Parlamento el primer ministro, António Costa. Pese a ello, nunca estuvo tan solo en este trance anual. El centroderecha ha votado en contra y los ecologistas, más BE, PC y Livre se han abstenido, a diferencia de la anterior legislatura, cuando funcionaba la geringonça (acuerdo de PS con Verdes, PC y Bloco para conseguir la mayoría parlamentaria). También se abstuvieron tres diputados del PSD de Madeira, donde el Gobierno ha prometido un nuevo hospital. Al final, los únicos votos favorables fueron los del partido gubernamental.

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Por primera vez en la democracia, el Gobierno prevé un superávit en 2020. La buena nueva no ha sido aplaudida por ningún grupo parlamentario. “El excedente no es una prioridad”, ha señalado Marina Mortagua (BE), “la inversión en transportes, vivienda y salud sí que es una prioridad”. Los grupos de la derecha insistieron en que hay un aumento de la carga fiscal sobre las personas y, sobre todo, un empeoramiento de los servicios de salud.

Aunque nunca reconoció el Gobierno la mala situación de la sanidad, en este presupuesto destina 800 millones de euros más a este servicio, con la contratación de más médicos y enfermeros. El aumento no ha convencido ni a la oposición ni a los profesionales de la medicina, que ya han anunciado manifestaciones y huelgas para las próximas semanas. Tampoco los presupuestos incluyen las reivindicaciones de los profesores, que han contestado con una huelga nacional para el 31 de enero.

Los socialistas ganaron las elecciones de octubre pasado, y si en la anterior legislatura les faltaban 30 diputados para la mayoría, ahora son solo ocho. Sin embargo, para este mandato Costa no ha firmado acuerdos con los partidos a su izquierda que, a la vez, mantienen entre ellos una competencia por quién arranca al Gobierno más concesiones sociales. Primero fueron los comunistas los que anunciaron su abstención; el Bloco les siguió. Solo una rebaja del IVA de la electricidad podría cambiar el sentido del voto de la izquierda cuando el presupuesto se envíe a comisión para negociar enmiendas.

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El Gobierno exhibe el logro del primer  superávit  presupuestario mientras la oposición critica el mal estado del servicio público de salud

En plena renovación de liderazgos en los históricos partidos del centroderecha, PSD y CDS critican un supuesto aumento de la carga fiscal y el mal estado de la sanidad pública y los transportes, críticas que colocan a todo el hemiciclo frente a los socialistas.

El debate parlamentario de los presupuestos generales ha permitido sacar de su ostracismo a Mário Centeno, el ministro de Finanzas y del Eurogrupo, al que Costa tenía marginado desde la formación del nuevo Gobierno. Criticado por su empeño en conseguir superávit y por paralizar partidas aprobadas, Centeno recordó que Portugal crece el doble (2%) que la media europea y que la deuda exterior ha caído 17 puntos en cinco años. “La mayor inversión que podemos hacer es reducir la deuda pública”, añadió.

Ante estos datos, el debate presupuestario acabó protagonizado por los servicios públicos de salud, la falta de hospitales, el aumento de las listas de espera y los atrasos en el pago a los proveedores. En esas condiciones, critica la oposición, a quién le importa el superávit presupuestario.

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