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Biden advierte a Johnson de que el Brexit no debe poner en peligro la paz en Irlanda

El presidente electo de EE UU incluye al primer ministro británico en su primera ronda de llamadas, pero indica que no será tan condescendiente como Trump

El primer ministro británico, Boris Johnson.
El primer ministro británico, Boris Johnson.AP
Rafa de Miguel

Boris Johnson ha evitado esta semana el peor de sus temores: que el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, quien llegó a definir al primer ministro británico como un “un clon físico y emocional” de Trump, relegara al Reino Unido en su lista de prioridades internacionales. Los dos políticos conversaron por teléfono durante 25 minutos este lunes, y a tenor de la versión del intercambio ofrecida por el equipo del estadounidense, el principal mensaje enviado desde Washington a Londres tuvo que ver con el Brexit. Biden pidió a Johnson que evitara que la inminente salida de la Unión Europea fuera un factor desestabilizador de la paz alcanzada en Irlanda del Norte con los Acuerdos de Viernes Santo, que pusieron fin a décadas de terrorismo.

La decisión reciente de Downing Street de aprobar la Ley del Mercado Interno del Reino Unido, que viola algunos de los compromisos suscritos con Bruselas el pasado enero en el Acuerdo de Retirada -en concreto, los relativos al control aduanero de los bienes intercambiados entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, así como las ayudas públicas a empresas norirlandesas-, ha irritado al político demócrata. Sus orígenes irlandeses, y su firme compromiso con la paz en esa isla, llevaron a Biden a advertir, antes de su elección como presidente, de que no habría un futuro acuerdo comercial con Londres si el Gobierno de Johnson no retiraba las cláusulas polémicas del texto legal. La principal apuesta de los conservadores británicos para contrarrestar el daño seguro que la salida de la UE va a suponer era cerrar cuanto antes una nueva relación comercial con su principal socio al otro lado del Atlántico.

Cuando comenzó a vislumbrarse la posibilidad de una victoria de Biden, el entorno de Johnson puso en marcha una tarea frenética de reconstrucción de puentes. Había una larga lista de agravios que reparar. Desde los comentarios racistas del que todavía era alcalde de Londres en 2016, cuando sugirió que el origen keniano de Barack Obama y su odio al colonialismo le habían llevado a retirar un busto de Winston Churchill del Despacho Oval de la Casa Blanca, a la explícita complicidad con Donald Trump durante los últimos años.

“Acabo de hablar con Joe Biden para felicitarle por su elección. Estoy deseando reforzar la alianza entre nuestros dos países y trabajar con él en nuestras prioridades compartidas, desde la lucha contra el cambio climático a la promoción de la democracia en el mundo, pasando por la reconstrucción posterior a la pandemia”, se apresuró ayer a escribir en Twitter el primer ministro británico. Un primer golpe de efecto que se interpretó de inmediato como un gran éxito diplomático, hasta llegar a sugerir que había sido la primera llamada a un dignatario extranjero del presidente electo.

Prioridad franco-alemana

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Los matices llegaron poco después. El primer interlocutor de Biden había sido, como es tradicional en Estados Unidos, el primer ministro de la vecina Canadá. Y la lista de políticos al otro lado del Atlántico había incluido al presidente de Francia, Emmanuel Macron; a la canciller alemana, Angela Merkel; al primer ministro de Irlanda, Micheál Martin; y al propio Johnson. La oficina de Biden comunicó públicamente la lista de países por orden alfabético en inglés (Francia, Alemania, Irlanda y el Reino Unido), y dejó en el aire una certeza y una duda. La certeza, al señalar la prioridad que el presidente electo concede al núcleo franco-germano en su interlocución con el continente. La duda, al no aclarar quién fue antes, si el irlandés o el británico, aunque todo sugiere que Biden mantuvo la tradición de comenzar la ronda europea con Londres. A Micheál Martin, Biden le transmitió “un enorme conocimiento de su nuevo puesto político y un gran amor por sus raíces irlandesas”, según explicó en las redes sociales el dignatario irlandés. “Y remarcó su compromiso con los Acuerdos de Viernes Santo así como la importancia del multilateralismo”, añadió.

La situación se ha complicado aún más para Johnson esta semana. La Cámara de los Lores ha anulado este lunes, con una mayoría abrumadora (433 frente a 165), la cláusula de la Ley del Mercado Interno que violaba los compromisos del Acuerdo de Retirada de la UE. Downing Street ya ha prometido que reincorporará esas medidas al texto legal cuando sea devuelto a la Cámara de los Comunes. No ocurrirá hasta diciembre, y el Gobierno británico aún confía en poder cerrar un acuerdo comercial con Bruselas que convierta en innecesarias esas previsiones legales y, de facto, las anule.

Biden no ocupará la Casa Blanca hasta el próximo 20 de enero. Londres ha decidido estirar al máximo su apuesta con una doble jugada: mantener la presión sobre la UE hasta el final y confiar en que todo se recomponga con Washington a medio plazo. El entorno de Biden, según ha explicado al diario Financial Times, defiende que el presidente electo “cree firmemente en la relación especial con el Reino Unido y espera incluso reforzarla”, y que considera a su aliado británico “un socio indispensable en una gran variedad de ámbitos”.

Johnson confía en enmendar poco a poco la tensión con la posible visita de Biden a Londres en junio para la reunión del G-7, y sobre todo a Edimburgo en octubre para la COP26, la próxima cumbre del cambio climático, un claro objetivo común de ambos políticos que puede contribuir a enfriar los ánimos.

19 de noviembre, nueva fecha límite para un acuerdo

A medida que el tiempo para negociar un acuerdo comercial entre Londres y Bruselas que evite un Brexit salvaje, la fecha límite para seguir hablando se retrasa. El nuevo horizonte fijado es el próximo 19 de noviembre, cuando se celebrará un nuevo Consejo Europeo. Ambas partes confían aún en alcanzar para entonces un texto común que obtenga el visto bueno de los 27, y dar comienzo así a la ratificación parlamentaria. Boris Johnson habló con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, el pasado domingo, y aseguró que “el acuerdo estaba al alcance de la mano”, pero los principales escollos, pesca y ayudas públicas a empresas, siguen sin contar con una solución definitiva.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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