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Capriles rechaza participar en las elecciones de diciembre en Venezuela si no se aplazan

“Hay una posibilidad: mover la elección”, afirma el dirigente opositor después de que la UE no hallara las condiciones suficientes para una observación electoral

Henrique Capriles, durante un acto en Caracas. En video, Capriles da un mensaje en sus redes sociales.Foto: RAFAEL BRICEÑO SIERRALTA / GETTY

El dirigente opositor venezolano Henrique Capriles supeditó este miércoles su participación en las elecciones legislativas, convocadas por el presidente Nicolás Maduro para el 6 de diciembre, a un aplazamiento de la fecha y a una observación internacional independiente. “Esta elección tiene que ser postergada y exigimos que sea postergada”, afirmó el exgobernador del Estado Miranda en una comparecencia retransmitida a través de las redes sociales. El motivo, además de la inseguridad generada por la pandemia de coronavirus, es la falta de condiciones para un control independiente del proceso electoral, como comprobó en los últimos días una misión enviada por la Unión Europea.

“Hay una posibilidad: mover la elección. ¿Por qué no hacerlo? Porque hay un cálculo político. Porque a alguien en el partido de Gobierno no le conviene”, continuó Capriles, que lleva meses buscando una salida a la grave crisis política y social que golpea al país sudamericano a partir de lo que llama un “hecho político real”. Es decir, acceder a competir en las urnas con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) con el objetivo de no perder el control de la Asamblea Nacional, dominadas por la oposición desde 2015. Este planteamiento también supone una alternativa al camino emprendido por Juan Guaidó, el líder opositor que a principios de 2019 lanzó un pulso a Maduro para tratar de desalojarlo del poder. Guaidó es reconocido como presidente interino por alrededor de 60 países y formó una estructura paralela que, sin embargo, no ha impedido que el sucesor de Hugo Chávez siga manteniendo el control del Estado.

El anuncio realizado ahora por Capriles se alinea con las demandas de la delegación de la UE presente en Caracas, que se ha reunido con diversos sectores políticos y de la sociedad civil y que ha sostenido conversaciones con Maduro para procurar persuadirlo a avenirse a una consulta electoral con suficientes garantías. En cualquier caso, esta posición sigue alejando de Guaidó y sus aliados al dirigente opositor, que evitó cerrar puertas de forma definitiva a unas elecciones o asumir que sus gestiones para mejorar las condiciones electorales de las parlamentarias venezolanas de momento no han surtido efecto.

La primera semana de septiembre, el indulto presidencial concedido por Maduro a más de 100 presos y perseguidos políticos movió de nuevo el tablero. Capriles, muy crítico con la estrategia de Guaidó, decidió entonces abrirse a acudir a las parlamentarias. Al mismo tiempo, el Gobierno de Maduro invitó a la Unión Europea y a Naciones Unidas a acudir en calidad de observadores a los comicios. Varios países europeos favorables a una salida política de la crisis, con España a la cabeza, aseguraron que harían todo lo posible para velar por que los comicios se celebraran en un marco democrático. El propio Capriles sigue apostando por el protagonismo de Europa, que a diferencia de Estados Unidos mantiene una posición más abierta al diálogo en Venezuela.

“La posición que hay enfrente quiere autoprorrogar la Asamblea, un Gobierno interino que no tiene control interno, una consulta que no es vinculante. Yo no quisiera perder esta oportunidad. ¿Quién tiene en este momento una oportunidad estelar, protagónica? Europa. Por primera vez en 14 años se ha invitado a la Unión Europea a ser observadora electoral. Eso puede abrir un espacio de negociación para que esta elección no termine siendo un cálculo de nadie”, afirmó el dirigente en una reciente entrevista con EL PAÍS. Su llamamiento a Bruselas chocó con las condiciones que la misión enviada para evaluar esa posibilidad. El equipo de la UE estableció que no se dan todavía las condiciones para unas elecciones “justas, democráticas y competitivas” el 6 de diciembre.

Stalín González, dirigente opositor cercano a Capriles y exvicepresidente de la Asamblea Nacional, quien también participó en los contactos con Europa y con el Palacio de Miraflores, comentó en su cuenta de Twitter que “el 6-D sin observación internacional creíble se hace imposible". "Si en un futuro hubiese alguna señal de garantizar las condiciones electorales necesarias, consideraría nuestra disposición a participar y luchar por que el voto soberano se respete”, manifestó.

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Esta decisión se presentó, en cualquier caso, como un mecanismo de presión en el contexto de una larga lucha para mejorar las graves condiciones sociales y económicas del país, que además podría presentar nuevas oportunidades con la elección de gobernadores en los próximos meses. Mientras tanto, Capriles y la UE se han topado con un Maduro renuente a hacer más concesiones en materia electoral y de momento rotundamente contrario a posponer los comicios legislativos que organiza su Gobierno, cuyas garantías han sido puestas en tela de juicio dentro y fuera de Venezuela. La negativa de Maduro ha decidido pasar incluso por encima de los propios efectos de la covid-19 en el país, cuya tasa de incidencia, según los pronósticos de la Academia de Ciencias, puede duplicarse en diciembre.

Únicamente los pequeños partidos moderados de la Mesa de Diálogo Nacional –conocidos en Venezuela como “la mesita”- parecen estar dispuestos a asistir a la cita del 6 de diciembre en los términos fijados por el chavismo. La intención de voto en la población en las parlamentarias ha caído de forma muy clara una vez que Guaidó y los partidos que le respaldan anunciaran que no participarían en la consulta, según la firma Delphos. En los últimos días se han recrudecido las protestas ciudadanas en al menos 17 pequeñas ciudades y pueblos del país, la gran mayoría de las veces por deficiencias de los servicios, pero también en demanda de mejoras económicas y libertades públicas.

Félix Seijas, director de Delphos, prevé un futuro poder legislativo cuestionado, dominado con claridad por el chavismo y su aparato, en el cual los pequeños partidos opositores que asistan engrosarán sus bancadas para asumir esa representación. Luego de dar un paso y asumir un camino distinto al de Guaidó, Capriles había pasado algunas semanas en silencio, buscando un marco que le permitiera tomar decisiones, a la espera de que Maduro concretara proposiciones viables que no se han dado.

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