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La disputada herencia del terrateniente Manubens

Concluye en Argentina un pleito de 39 años en el que participaron un obispo, un político y un ex dictador paraguayo

Enric González
El terrateniente argentino Juan Feliciano Manubens Calvet, fallecido en 1981.
El terrateniente argentino Juan Feliciano Manubens Calvet, fallecido en 1981.

El terrateniente argentino Juan Feliciano Manubens Calvet murió en 1981, a los 77 años, sin esposa ni hijos. La batalla legal por su herencia ha durado casi cuatro décadas. Aparecieron supuestos hijos ilegítimos. Un obispo y un político acabaron en la cárcel por fraude e incluso el exdictador paraguayo Alfredo Stroessner llegó a implicarse en la pelea. El viernes se repartió por fin lo que quedaba de la fortuna de Manubens, bienes inmuebles valorados en unos 225 millones de dólares. La mayor parte, casi cien millones, se la llevaron abogados y procuradores.

Manubens nació rico y a los 25 años ya era el prohombre de Villa Dolores, en la provincia de Córdoba. Poseía fincas inmensas. Fue dos veces intendente de su ciudad y diputado provincial, pero su poder nunca fue acompañado de popularidad. Se le acusaba de mantener a sus peones en unas condiciones cercanas a la esclavitud. Sin mujer ni hijos, se daba por supuesto que era estéril.

Pero en cuanto murió florecieron los descendientes. La más espectacular fue una mujer paraguaya llamada Dolores, que poco después del fallecimiento viajó a Argentina con un respaldo imponente: venía avalada por el dictador de Paraguay, general Alfredo Stroessner; por el obispo de Venado Tuerto, monseñor Mario Picchi; y por el presidente de Unión Popular, José Luis Cora, un político vagamente peronista que alardeaba de asesorar al Vaticano. No tardó en descubrirse que se trataba de una estafa urdida por Cora, quien bajo mano vendía pedazos de la herencia antes de haberla cobrado. El obispo acabó en la cárcel y luego en arresto domiciliario. Cora escapó y no fue detenido hasta 1999.

Para entonces había surgido otro hijo, Manuel Maidana, un correntino que presentó un documento de identidad con los apellidos Manubens Calvet. Decía que el terrateniente había embarazado a su madre, una jornalera analfabeta de los Esteros del Iberá. Un juez le condenó a tres años por fraude y falsificación de documento. Otro juez anuló la sentencia. La prueba del ADN demostró sin ninguna duda que no era hijo del millonario, pero los otros herederos potenciales, los sobrinos de Manubens Calvet, decidieron que si Maidana seguía pleiteando la cosa no terminaría nunca y llegaron a un acuerdo con él: cuando se repartiera la herencia le tocarían cinco millones de dólares.

También pactaron un futuro pago del 15% al abogado y juez bonaerense José Raúl Whittingslow, para agradecerle su trabajo en el descubrimiento y la denuncia del fraude de la mujer paraguaya. Y reconocieron derechos a Margarita Woodhouse, la mujer que convivía con el millonario y le cuidó en sus últimos años.

Los hijos de los cinco hermanos de Juan Feliciano Manubens Calvet tenían prisa. Vendieron anticipadamente el 28,6% de sus derechos sucesorios a un grupo de empresas radicadas en paraísos fiscales, cuyos propietarios nunca llegaron a conocerse.

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El pasado viernes, por fin, el juez cordobés Carlos Bustos procedió al reparto. Los descendientes de los cinco hermanos del millonario se llevaron 79 millones de dólares. Los descendientes de Margarita Woodhouse, seis millones. Los descendientes del juez Whittingslow, algo más de 30. Y Manuel Manubens Calvet (Maidana ya se llama así oficialmente), cinco millones. Manubens-Maidana tiene 77 años y asegura que destinará todo el dinero a una fundación benéfica.

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