André Ventura, el ultraderechista portugués
El líder del partido Chega entra en el Parlamento y cuadriplica su intención de votos en un mes
Fundó un partido hace seis meses, entró en el Parlamento hace dos y el presidente de la Cámara ya le ha reprendido por utilizar la palabra vergüenza con “demasiada frecuencia”. André Ventura (Sintra, 36 años) está al frente de Chega (Basta) y con su ascenso, también se abre paso la ultraderecha en el Parlamento de Portugal.
“La etiqueta [de ultraderechista] no me gusta, pero tampoco me preocupa. Lo que somos es un partido antisistema”, sostiene Ventura. “En dos meses de sesiones hemos votado con la derecha y con el Partido Comunista y apoyaremos el presupuesto del Gobierno socialista si incluye el plus de peligrosidad para la policía y el plus de alojamiento para los profesores”. En el Europarlamento, donde no consiguió entrar el pasado mayo, se decantaría por el grupo de la democracia cristiana o por el grupo en el que se integra el español Vox, con el que tienen “buenas relaciones”.
Ventura habla corto, claro y pocas veces duda. Estudió en el seminario, fue profesor de Derecho y, sobre todas las cosas, es comentarista deportivo en la televisión amarillista CMTV, donde no falta a sus citas, aunque para ello tenga que abandonar el Parlamento y dejar con la palabra en la boca al primer ministro, António Costa.
Hasta hace unos meses, Ventura estaba en las filas del PSD (centroderecha) y fue candidato del partido al Ayuntamiento de Loures, donde no consiguió hacerse con la alcaldía, pero sí acaparó titulares. “Hemos tenido una excesiva tolerancia con algunos grupos y minorías étnicas”, dijo entonces. “No comprendo que haya personas a la espera de que rehabiliten sus casas, cuando otras, por ser de etnia gitana, las tienen siempre arregladas, por no hablar de la ocupación de espacios ilegales sin que nadie haga nada. Esto no es racismo ni xenofobia, es resolver un problema que existe porque hay minorías en nuestro país que creen que están por encima de la ley”.
Poco después de estas declaraciones, fundó Chega. “Sentí que mi partido no respondía a lo que la sociedad quiere en temas como la seguridad, la criminalidad, la justicia, la inmigración y fundé mi propio partido”.
Si en las legislativas de octubre obtuvo un diputado y el 1,3% de los votos, un mes después los sondeos ya le daban cerca del 5%. “Porque nos conocen. El pueblo está harto de los políticos de siempre, todos iguales; la izquierda grita en las calles contra el Gobierno y luego le votan en el Parlamento. Nosotros somos diferentes y eso es lo que nos hace crecer. Somos un partido de gente común, no de élites, gente que sufre con el actual sistema”, afirma.
Sí a Europa
A diferencia de otras fuerzas antisistema, Ventura está a favor de la Unión Europea. “No haremos un Portugalexit mientras no se diluya la identidad portuguesa y se respete el Estado nación. Estamos a favor de un Europa fuerte y de un Ejército común europeo muy fuerte; pero también queremos un criterio común, que no se sancione a Portugal por un déficit excesivo y se le perdone a Francia”.
En la Cámara, donde solo tiene derecho a tomar la palabra 90 segundos, sin la retórica de los políticos al uso, Ventura coloca pregunta tras pregunta hurgando en las heridas: “Si el servicio de salud es tan bueno, ¿por qué aumentan las colas de los enfermos? Si Portugal va a la vanguardia del cambio climático, ¿por qué ha descendido ocho lugares en la clasificación mundial? ¿Por qué en la calle se habla de los problemas de la sanidad y en el Parlamento de los paseos con elefantes de Camboya?”, dice, en referencia a una simbólica votación, a propuesta del Partido Animalista, sobre el fin de los paseos turísticos con elefantes en el país asiático.
Sobre la marginación de Chega en el Parlamento: "Son tácticas erróneas. Las ideas políticas se combaten con otras, no ignorándolas"
El resto de los grupos evita aludir a la formación y el Gobierno la menosprecia. “Son tácticas erróneas. Las ideas políticas se combaten con otras ideas, no ignorándolas. Ya no pueden ocultar la información, en dos horas estará en las redes sociales”, replica.
El ultraderechista consiguió escandalizar a políticos y medios de comunicación por sumarse a una manifestación de policías. “Era una cosa lógica, estoy a favor de sus reivindicaciones. Una vez más es la reacción del sistema. Si la izquierda se suma a manifestaciones de los estibadores o de profesores es algo natural, si lo hace Chega es un golpe de Estado. Dos criterios diferentes para medir situaciones similares”.
El Chega de Ventura ya ha presentado iniciativas para exigir la cadena perpetua, la castración química de los pederastas reincidentes, la reducción de escaños en el Parlamento de los 230 actuales a 180 y un tipo único para el IRPF. Su política antisistema llega hasta pretender acabar con la Constitución del 25 de abril de 1976. “Esta Constitución ya no sirve, es una barrera para el desarrollo del país. El próximo año plantearemos una profunda revisión del texto, será el primer paso”.
Sabe que todas sus propuestas parlamentarias fracasarán. “Es una cuestión de tiempo, en cuatro años habrá un presidente de Chega, en ocho años seremos el primer partido del país. La gente está harta de políticos que prometen mucho y no hacen nada”.
Lo que va de la tesis al programa electoral
Según recoge en su programa electoral, Chega defiende “una política común de defensa contra la invasión masiva de los países del sur del Mediterráneo” y el fin de la residencia por razones humanitarias, un fuerte contraste con la tesis doctoral de André Ventura que, en 2013, hablaba de la “estigmatización de las minorías” y la expansión de los poderes policiales.
“No hay contradicción ninguna”, se defiende. “La tesis era sobre las consecuencias de los ataques terroristas en Estados Unidos tras el 11 de septiembre [de 2001]. Nada que ver con la situación actual. Un día rebuscarán en mi infancia y me encontrarán un amigo gitano. ¡Qué le vamos a hacer! Pero se equivocan, la gente no espera que yo sea un santo, sino que me deje la piel por defender sus preocupaciones”.
Chega también es partidario de dar un apoyo incondicional al Estado de Israel y de trasladar la Embajada portuguesa a Jerusalén, en línea con lo que ha hecho el actual mandatario de Estados Unidos, Donald Trump.
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