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Seis claves sobre la reforma de las pensiones de Macron

La propuesta es una pieza clave del programa con el que el presidente francés fue elegido presidente en 2017

Manifestantes participan en una marcha contra la reforma de las pensiones del Gobierno este jueves francés en Marsella.Vídeo: AFP | EPV
Marc Bassets

La reforma de las pensiones es una promesa electoral, una pieza clave del programa reformista con el que Emmanuel Macron fue elegido presidente en 2017. Estas son algunas claves del plan.

¿Por qué Emmanuel Macron quiere reformar el sistema de pensiones francés?

La idea es establecer un “sistema universal con reglas comunes en el cálculo de las pensiones”. Se trataba de garantizar “el derecho de igualdad”, cuestionado por la existencia de hasta 42 sistemas distintos, que incluyen los llamados “regímenes especiales”.

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¿Qué son los “regímenes especiales”?

Los “regímenes especiales” —sistemas con condiciones específicas y a menudo ventajosas, como una edad de jubilación más temprana— son el núcleo de la reforma. En rigor, son una decena, aunque a menudo se citan junto a lo que Jean-Paul Delevoye, autor del informe que en verano puso en marcha la reforma, denomina los “42 regímenes organizados por profesión y por estatuto”. Al tener cada régimen sus propias reglas, “los franceses no tiene los mismos derechos una vez que se jubilan”.

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La existencia de estos regímenes especiales se justifica en muchos casos porque se trataba de profesiones con un desgaste físico o unos riesgos particulares. La posibilidad de una jubilación anticipada y de una pensión más beneficiosa era un atractivo a la hora de contratar a trabajadores para estas profesiones.

Existen regímenes especiales para la compañía de ferrocarriles públicos (SNCF) y para los transportes públicos de la región parisina (RATP), núcleo duro de las movilizaciones. Pero también para los trabajadores de las industrias energéticas, del Banco de Francia, la Ópera de París, los notarios y los marinos. El diario Le Echos recuerda que el de estos últimos es el más antiguo: se remonta a 1673, cuando, bajo Luis XIV, se creó el Fondo de los Inválidos de la Marina. El de los ferroviarios data de 1909.

¿Qué propone Macron?

Se desconocen los detalles de la reforma, pues todavía no hay un texto legislativo. Pero sí las líneas generales, desglosadas en el informe Delevoye. El sistema mantiene el actual sistema público por repartición: es decir, los trabajadores actuales pagan por los jubilados actuales.

Además de fusionar los 42 regímenes actuales en uno solo, la reforma contempla un sistema por puntos. Según este sistema, los trabajadores acumularán en una cuenta individual puntos a lo largo de la vida laboral. Una vez alcanzada la jubilación, esto permitirán calcular la pensión de forma que “cada euro cotizado otorgue los mismos derechos, sea cual sea el estatuto”, según el informe Delevoye. Se prevén “mecanismos de solidaridad”. Por ejemplo, en forma puntos por cada hijo o para compensar las interrupciones de la actividad.

¿Por qué despierta tanta oposición la reforma?

Las pensiones son uno de los pilares del sistema de un protección social que está inscrito en la identidad nacional francesa. La idea de reformarlas —y esto, en un momento en que, pese al déficit que puede superar los 10.000 millones de euros en la próxima década, no parece haber una urgencia especial— se percibe como una amenaza a algo que, a ojos de muchos franceses, funciona y es motivo de orgullo.

La tasa de pobreza de las personas mayores de 65 años es del 3,4%, una de las más bajas de los países de la OCDE (en Alemania es del 9,6% y en España, del 9,4%). Los ingresos de los jubilados franceses se sitúan en 103% de los ingresos medios de la población francesa en general. Gracias a la jubilación precoz y a la elevada esperanza de vida, los franceses encabezan los ránkings de años jubilados: 22,7 años para los hombres y 26,9 para las mujeres. El gasto en pensiones representa un 14% del PIB (Alemania, 10,1% y España, un 11%; la media de la OCDE es del 7,5%).

¿Quién perderá con la reforma?

Como explica Najat El Mekkaoui, especialista en programas de seguridad social y cambio demográfico de la Universidad Paris-Dauphine PSL, “una de las propuestas importantes de la reforma, y que modificará el nivel de las pensiones, afecta al modo de cálculo de la pensión de jubilación”. “Se tomará en cuenta toda la carrera en el cálculo de la pensión y ya no, como es el caso para los asalariados del sector privado, los 25 mejores años, o los últimos seis meses para los funcionarios”.

La consecuencia de este nuevo modo de cálculo, añade El Mekkaoui, es una posible bajada de los niveles de pensiones. “Los salarios en la función pública progresan a final de la carrera, al contrario que los del sector privado. Tomar en cuenta toda la carrera conduce mecánicamente a una bajada del nivel de las pensiones”, explica. “Los empleados con interrupciones de carreras también verán disminuido el montante de la pensión. Quienes tienen una esperanza de vida más baja, en razón del tipo de trabajo que han ejercido, quedarán penalizados si no es tienen en cuenta las especificidades de su empleo en el nuevo dispositivo”.

¿Cómo saldrá Macron de la crisis?

La paradoja del movimiento contra la reforma de las pensiones es que todo el debate se basa en propuestas por ahora vagas. El Gobierno, al contrario de lo que hizo con la reforma laboral en 2017, ha abierto un diálogo con los agentes sociales. Según las últimas filtraciones, la semana del 9 de diciembre Delevoye primero y el primer ministro Édouard Philippe, después, ofrecerán más detalles. A principios de 2020 podría presentarse el texto al Parlamento para que estuviese aprobado a final de año. Una de las incógnitas es cuándo entrará en vigor la reforma: debía ser a partir de 2025, pero podría ser progresivo con fases transitorias para los “regímenes especiales”. Otra incógnita a qué generación empezaría a aplicarse. Se ha hablado de la nacida en 1963, en 1975 o incluso de que solo rija para quienes entren a partir de ahora al mercado laboral.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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