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Más de la mitad de los niños argentinos son pobres

En 2018 la escasez en edad infantil infantil subió al 51,7% y el 13% de los menores pasó hambre, según la Universidad Católica. Son los peores datos de la década

Reparto de alimentos y ropa a personas sin techo en las calles de Buenos Aires.
Reparto de alimentos y ropa a personas sin techo en las calles de Buenos Aires.AFP

Uno de cada dos argentinos menores de edad es pobre y uno de cada diez pasa hambre en un país que exporta alimentos para 400 millones de personas. Los datos de 2018 del último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) son demoledores para el Gobierno de Mauricio Macri, que pidió ser juzgado por su capacidad para reducir la pobreza. El 51,7% de carestía infantil —6,1 millones de menores— registrado el año pasado es la peor cifra de la década: supone un aumento de casi ocho puntos respecto a un año antes y casi 12 puntos más que el mejor registro, en 2011. La crisis económica, y especialmente, la brutal subida del precio de los alimentos —51,2%, por encima de la inflación general, del 47,6% el año pasado— agravó la situación de muchos hogares, que vieron mermados sus ingresos por la pérdida de pequeños trabajos informales, popularmente conocidos como changas.

"La actual situación de crisis golpea una vez más a la infancia. El conocimiento debe ser transferido a los agentes que diseñan las políticas públicas. Estos puentes son urgentes", advirtió este jueves la investigadora Ianina Tuñón al presentar el documento Infancias. Progresos y retrocesos en clave de desigualdad. "En este contexto, gran parte de las infancias son las principales víctimas de este fracaso político, un fracaso del cual las dirigencias deben hacerse cargo", destacó el director del Observatorio, Agustín Salvia.

El informe da cuenta del aumento de la inseguridad alimentaria en los últimos doce meses: en 2018 el 29,1% de los menores en Argentina vio como en su casa se reducía la cantidad de alimentos disponibles por problemas económicos. El 13% padecieron inseguridad alimentaria severa: es decir, pasaron hambre. La falta de recursos para comprar comida ha disparado la afluencia a los comedores y merenderos populares, incluso entre familias que no habían necesitado esa ayuda en la última década.

Los investigadores reconocen el aporte de los subsidios sociales, en especial la asignación universal por hijo, como un atenuante importante frente a las privaciones más urgentes de la población vulnerable. Aún así, son insuficientes. Desde que comenzó a elaborarse el Barómetro de la deuda social de la infancia, en 2010, la pobreza infantil nunca ha estado por debajo del 40%, lo que revela un gran núcleo estructural al que ningún gobierno ha sabido dar respuesta.

Entre 2007 y 2015, el Observatorio se convirtió en la fuente más fiable de medición de pobreza debido a la manipulación y eliminación de los datos oficiales del kirchnerismo. Macri restituyó las estadísticas, que registraron un 46,5% de pobreza infantil en 2018, pero contemplan sólo chicos de hasta 14 años, mientras que la UCA lo extiende hasta los 17, por lo que no son comparables. 

En el informe recién presentado se tiene en cuenta también la pobreza multidimensional, basada en la privación de derechos básicos como alimentación, salud, hábitat, educación, socialización e información. Cuatro de cada diez menores en Argentina residen en viviendas con déficits en saneamiento y dos de cada diez duerme en una cama o colchón compartidos. El 20% no acudieron al médico en 2018 y la cifra se duplica respecto a los que no visitaron un odontólogo. El 41% no cuenta con libros infantiles en su casa y al 21% no le festejaron su cumpleaños.

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Otro dato preocupante es el auge del trabajo infantil. Entre 2017 y 2018 subió del 12% al 15,5% el porcentaje de los chicos entre 5 y 17 años que trabaja. Según Tuñón, la crisis cambió el patrón de los últimos años, con un retroceso del trabajo infantil en las clases bajas y un aumento en las medias: "Cuando los adultos no tienen trabajo, los chicos tampoco. Ante la falta de trabajo informal y changas, en los sectores más pobres el trabajo infantil bajó. La clase media, en cambio, sale a defender sus recursos con su propia fuente, o sea, su familia, en lugar de tomar empleados", dijo la investigadora ante periodistas.

La continuidad de la crisis en este 2019 dibuja un horizonte sombrío. Macri cambió hace tiempo la ambiciosa meta de pobreza cero que se marcó al asumir por la de reducirla. Ni siquiera esta parece cercana.

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