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Macri y Bolsonaro apuestan por un rápido acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea

Manifestaciones de protesta contra la primera visita oficial del presidente brasileño a Argentina

En vídeo, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, con su homólogo argentino, Mauricio Macri, este jueves en Buenos Aires.Vídeo: AP
Enric González
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Argentina y Brasil creen que en pocas semanas podría alcanzarse por fin, tras décadas de negociaciones y fracasos, un acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea. "Necesitamos integrar nuestros mercados e insertarnos en el desarrollo global", dijo Mauricio Macri junto a Jair Bolsonaro, durante la primera visita oficial del presidente brasileño a Buenos Aires. Macri aseguró que los argentinos estaban "contentos de recibirle", pese a las manifestaciones convocadas para rechazar la presencia de Bolsonaro.

Macri y Bolsonaro se mostraron de acuerdo en temas como la cooperación comercial y energética, el combate contra el narcotráfico y la corrupción y la crisis de Venezuela. La conexión personal e ideológica pareció evidente. Quizá demasiado para un Macri que intenta proyectar una imagen de liberalismo moderado. Bolsonaro, jefe de filas de la ultraderecha latinoamericana, le llamó "hermano" y le deseó éxito en las elecciones generales de octubre: "El pueblo argentino debe votar con responsabilidad y sin dejarse llevar por la emoción", dijo el mandatario brasileño. "No queremos nuevas Venezuelas". Fue una forma de asimilar a los grandes rivales de Mauricio Macri, los peronistas Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, con el régimen bolivariano de Caracas.

Jair Bolsonaro infligió una pequeña herida en el orgullo argentino cuando, tras asumir la presidencia el pasado 1 de enero, eligió Chile como destino de su primera visita oficial, rompiendo la tradición de anteriores presidentes que habían acudido a Buenos Aires en el arranque de su mandato. Fue Macri quien tuvo que viajar a Brasilia el 15 de enero. Las relaciones resultaban bastante tibias en ese momento, porque Bolsonaro había proclamado durante su campaña electoral que ni Argentina ni el Mercosur estaban entre sus prioridades.

Cuando por fin se ha organizado una visita, ha sido de forma poco fastuosa: menos de 24 horas con una agenda muy comprimida, en parte para evitar en lo posible las protestas populares. El presidente de Brasil aterrizó en Buenos Aires sobre las 10 de la mañana, depositó una ofrenda floral ante el monumento al general San Martín, acudió a la Casa Rosada para reunirse con Macri durante 45 minutos, compareció con él ante la prensa (sin aceptar preguntas) y después ambos celebraron un almuerzo. Por la tarde, Bolsonaro tenía previsto acudir a un seminario sobre defensa en la embajada brasileña y reunirse con empresarios argentinos en su hotel, el Alvear, para luego mantener un encuentro protocolario con los presidentes de las cámaras parlamentarias y con el presidente de la Corte Suprema. Su vuelo de regreso a Brasil estaba fijado para las 6,40 de la mañana del viernes.

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Bolsonaro se muestra ahora más interesado que hace unos meses en la reforma de Mercosur y en la firma de un acuerdo con la UE. Tanto Argentina como Brasil están en recesión y sus gobiernos aplican políticas de ajuste. Ambos necesitan oxígeno. En la Comisión Europea y en la Casa Rosada se cree que el acuerdo con el bloque europeo podría alcanzarse al fin antes de agosto. Pero hay aún dificultades. El presidente francés, Emmanuel Macron, teme una avalancha de productos agrarios brasileños y sobre todo argentinos, sometidos a menos regulaciones sanitarias que los europeos y más baratos. Los industriales de Brasil y Argentina temen, por su parte, que una rebaja del arancel externo de Mercosur (del 35% actualmente) les enfrente a la competencia de productos europeos con buena imagen de marca y alta calidad.

Tampoco aparece sencilla la aprobación parlamentaria de un acuerdo. El peronismo, tanto moderado como kirchnerista, dispone de mayoría relativa en las cámaras argentinas y siempre ha tendido hacia el proteccionismo. Las perspectivas sobre un hipotético acuerdo entre UE y Mercosur se verán más claramente a partir del 14 de julio, cuando Brasil y Argentina, las dos potencias del bloque, se reúnan en Santa Fe con los dos socios menores, Uruguay y Paraguay, para tratar de adoptar una postura conjunta.

Macri y Bolsonaro hablaron también en la Casa Rosada de las conexiones físicas entre sus dos países, bastante deficientes, y sobre cooperación energética. Argentina dispone de tecnología nuclear y del prometedor yacimiento de gas y petróleo en Vaca Muerta (Patagonia).

Sobre Venezuela se mostraron completamente de acuerdo. Los dos presidentes dijeron estar dispuestos a "hacer todo lo posible para que se restablezca la democracia" en el país. El problema, como de costumbre, fue qué hacer ante una situación bloqueada: Nicolás Maduro se mantiene en el poder, Juan Guaidó, reconocido como presidente legítimo por parte de la comunidad internacional, no consigue por el momento hacer valer ese reconocimiento y la ciudadanía venezolana sigue sufriendo un interminable desastre de represión, inflación y carencia de productos básicos. Al menos públicamente, Macri y Bolsonaro no propusieron ninguna idea nueva.

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